A Nacional se le está cayendo la corona

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Nacional perdió su segundo partido consecutivo en Copa y la cosa se le está poniendo fea. Estas son las tres grandes conclusiones de la derrota contra Botafogo:

 

Nacional mereció perder

¡Sí! Mereció perder porque, aunque tuvo el balón y jugó siempre en campo contrario, en ningún tramo del partido mostró una idea clara. No supo nunca qué hacer con la pelota.

 

Macnelly sigue sin mostrar su mejor cara y sin su lucidez Nacional es un equipo ciego que no sabe para dónde ir. Ibargüen, aunque es picante por la banda, aún no logra ser determinante. A Luis Carlos Ruiz le faltan quilates para marcar diferencia en Suramérica. Y Dayro Moreno fue un fantasma solitario en la banda derecha.

 

¡Sí! Mereció perder, sobre todo, porque no es digno del campeón de América defenderse como se defendió Nacional. Claro que hay mérito en la forma en que los brasileños administraron sus contragolpes, pero la desidia y la falta de amor propio con la que Nacional reaccionó en el primer gol de Botafogo es inadmisible:

 

Primero, la pérdida de Bernal en la mitad; segundo, la lentitud con la que se hizo el retroceso; tercero, la displicencia con la que Faryd Díaz intentó impedir el centro de costado; y finalmente, la inocencia para dejar cabecear en el área a un jugador tan bajito.

 

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Botafogo solo se defendió

Haber marcado dos goles fue algo así como un accidente. Desde el primer minuto hasta el último, los brasileños se defendieron. Los goles fueron resultado de dos pérdidas groseras de Nacional –la primera de Bernal y la segunda de Mosquera–.

 

En el primer tiempo el técnico Ventura paró un 4-4-2 férreo y organizado, le entregó el balón a Nacional y le apostó al juego de contraataque. Después, en el segundo, con sus cambios, fue dándole forma a un plan ultradefensivo. Del 4-4-2 pasó a un 4-5-1 completamente atrincherado en su campo.

 

Los centrales verdes jugaron todo el segundo tiempo en la línea de la mitad. Nacional terminó atacando con nueve hombres, pero ni así lo logró. La maraña de piernas y la falta de claridad y cabeza fría hizo imposible el empate.

 

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Dayro no rinde en la banda

A Dayro lo trajeron para jugar partidos grandes como este. Pero contra Botafogo, otra vez, quedó debiendo.

 

En el primer tiempo jugó de extremo derecho y escasamente tocó el balón. Dayro sufre en la banda. No solo porque lo alejan del área, sino porque referenciar al lateral rival es una tarea ingrata para él. Después, en el segundo tiempo, Rueda metió a Dájome para meterlo (a Dayro) al área. Sin embargo, la falta de claridad del equipo impidió que el balón le llegara limpio: no influyó.

 

Rueda todavía no ha logrado dar en la tecla y eso ya comienza a preocupar.

 

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Foto:

as.com


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