América jugó su peor partido en la Era ‘Polilla’, perdió de manera humillante en el Pascual y le dijo adiós la Copa.
La ‘Mecha’ es mucho más que esto
Quizá tantos años sin competiciones internacionales hicieron que el América se olvidara de lo que es el fútbol suramericano. Solo así es posible explicar lo que se vio en el Pascual.
Porque más allá del gol tempranero en contra, del planteamiento errado del técnico y de la terrible puesta en escena de los jugadores, si el América hoy está eliminado es por falta de amor propio. Todos los males de este equipos se explican desde la actitud.
Desde el pitazo inicial hasta el fatídico minuto 65, cuando Defensa y Justicia hizo el 0-2, los jugadores se vieron indiferentes, como si no tuvieran ni idea de que se estaban jugando la vida. Como si con el gol que se encontraron de chiripa en Argentina ya hubiera asegurado el paso.
Y la Copa lo cobró caro. Siempre lo hace. Mientras América caminaba, mientras Dájome y Ramírez miraban desde lejos como su equipo sufría, DYF justicia metió, luchó y, sin mucho fútbol, pero sudando hasta la última gota, hizo tres goles.
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¿Y el fútbol?
Luego de la actitud, viene el fútbol. Que también fue penoso. El planteamiento del entrenador fue errado y los jugadores no le ayudaron.
Todavía no se entiende qué pretendía el ‘Polilla’ cuando decidió poner a Micolta a jugar de enganche en un 4-2-3-1. Ni Blanco ni Avimiled, los volantes de marca, tienen el pie para manejar los hilos del partido y entonces, con Micolta obsoleto por el medio y Ramírez tirado a la banda, el equipo nunca encontró un conductor. Por eso el balón nunca le llegó a Martínez Borja y este, para intentar entrar en el juego, tuvo que tirarse atrás. En el primer tiempo no pasó nada en el área de los argentinos.
Y si en ataque el planteamiento fue torpe, en defensa fue un desastre. Kevin Ramírez y Dájome no se comprometieron nunca con el retroceso y DYF, con sus carrileros —en un 3-4-3—, logró siempre hacer superioridad numérica en el mediocampo y ganarle el 2-vs-1 a los laterales.
En el segundo tiempo, el técnico metió a Bottinelli para intentar llevar el balón hacia delante, pero sin socios para hacerlo le fue imposible. A Dájome y Micolta les faltó rebeldía, brillaron por su ausencia; y Borja, solito, no siempre es suficiente. Jugadas de asociación hubo pocas y nunca llegaron a buen puerto.
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No crucifiquen al ‘Polilla’
El técnico estuvo mal. La verdad es difícil entender el propósito de su planteamiento y desde el banco no supo cómo solucionar. Pero cuidado con culparlo solo a él.
El nivel individual de todos los jugadores fue bajísimo. Los de arriba y los de abajo fueron un papelón. En el segundo gol, la falta de actitud de los volantes y el movimiento de los centrales son cosas que uno ve en un partido aficionado, no en uno de Copa Suramericana. En el tercero, ni hablar. Todo eso se le escapa al entrenador.
Esta vez, hasta Bejarano pudo hacer más. Y eso es mucho decir.
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El País