El potro de Gales

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Desde hace mucho tiempo merecía nuestra especial atención este pedazo de jugador. Desde sus inicios como lateral izquierdo, pasando como extremo imparable y llegando a la versión más madura de su juego, la carrera de Gareth Bale ha ido en continuo ascenso. Gareth Bale, es hoy en día, una fracción de la bandera de su país, el principal orgullo de su selección. Y por el otro lado, está llamado a ser el jugador franquicia del club más mediático del mundo.

 

Su origen

 

Nacido en Cardiff un 16 de julio de 1989, Gareth es un hombre sencillo, que ha decidido dejar todo el vértigo y la agitación de su vida en los campos de fútbol. Porque si en la cancha es un trueno, fuera de ella, es un británico sosegado, entregado a su familia y a una vida tranquila. Alejado de las bebidas que tanto gustan a sus compatriotas, el modus de vida de Bale es una buena explicación de su extraordinario rendimiento a lo largo de su carrera.

 

A sus once años, en el Wintchurch High School de Cardiff, conoció a Emma Rhys-Jones, el amor y ancla de su vida. Algo así como el “5” que necesita todo extremo para que le hagan los relevos y le cubran la espalda. El equilibrio que todo fútbol de ataque necesita. Desde entonces, llevan quince años juntos.

 

Desde muy joven, sus aptitudes físicas eran sobresalientes. En las pruebas de atletismo en aquel instituto donde estudiaba, conseguía los 100 metros en 11,4 segundos. Aparte de atletismo, practicaba Rugby y Hockey. Era un deportista integral. Su portento físico que despliega en la cancha no es casualidad. Fue captado por la cantera del Southampton donde hizo todas las divisiones inferiores. Debutó en abril del 2006, siendo el segundo jugador más joven en debutar profesionalmente en el Southampton.

 

Desde muy joven, sus aptitudes físicas eran sobresalientes. En las pruebas de Atletismo en aquel instituto donde estudiaba, conseguía los 100 metros en 11,4 segundos.

 

Para la temporada 2006-2007, se ganó prontamente un puesto en el once titular. El Southhampton competía en la Championship (segunda división). Esa temporada fue suficiente para llamar la atención de la crítica y los medios. La BBC de Gales lo premió como mejor jugador joven. Era imposible que Bale no diera el salto a la Premier League la siguiente temporada.

 

La zurda de White Hart Lane

 

Bale pasó al Tottenham en el verano del 2007 en un traspaso de 7 millones de libras. Nadie sospechaba que iba a ser el mejor negocio en la historia del club. Sus inicios en los “Spurs” fueron como lateral. Desde el comienzo sus extraordinarias condiciones eran evidentes y nadie dudaba que su zurda, combinada con su potencia, atesoraban un jugador único en su biotipo.

 

Sin embargo, tuvo unas temporadas difíciles, más por culpa del entorno que por su rendimiento, y fue catalogado injustamente como un jugador “maldito”. Pues en los primeros 24 partidos que Bale jugó como titular, el Tottenham no ganó ningún partido. El mito, y el rumor de una estadística tan perniciosa y tan típica de la prensa inglesa, se difundió a lo largo de Inglaterra. Era un fantasma que amenazaba con frenar la progresión de esta joya. Fueron dos temporadas y tres entrenadores con los que Bale tuvo que luchar contra ese estigma. Hasta que una victoria por 5-0 frente al Burnley en la que Bale ayudó con el último gol, acabó con el rotulo de jugador “maldito”.

 

La temporada 2010-2011 fue la de la explosión. Gareth Bale terminó demostrando lo que se sospechaba de él: que era un jugador distinto. El entorno y la respuesta colectiva del equipo fueron fundamentales en la explosión del galés. De la mano de Harry Redknapp, se vio un Tottenham atractivo y ofensivamente poderoso que se fue consolidando en las siguientes temporadas. Con William Gallas liderando la defensa, Luka Modric como cerebro del equipo y Lennon y Bale como factores desequilibrantes.

 

(Partidazo de Bale contra el Inter)

 

Gareth había abandonado el lateral izquierdo, pasó a jugar 25 metros más adelante, como volante-extremo por la misma banda. El día que se presentó ante el mundo como un señor jugador, fue en un partido contra el Inter de Milán por Liga de Campeones. Bale anotó un Hat-trick, y en una exhibición de conducción en velocidad, potencia y precisión, sobrepasó a Maicon, a Zanetti  y Samuel como si se tratara de  benjamines. Esa noche al planeta fútbol le quedó bien claro quién era Gareth Bale.

 

La ratificación

 

Si en sus tres primeras temporadas marcó seis goles y dio 15 asistencias en 76 partidos, en su cuarta temporada marcó 11 goles y dio 11 asistencias en 41 partidos. Su madurez y el rendimiento de un equipo que lo acompañaba, permitieron ver lo que antes sólo era la “punta del iceberg”. Al final de la temporada, fue premiado por el gremio de jugadores de la Premier League como el mejor jugador de la 2010-2011.

 

Después de migrar de lateral a extremo, Gareth también jugó como interior. Desde varias posiciones y distintos esquemas, su desempeño en el Tottenham hasta el verano del 2013 fue espectacular. Sus características y el brío de su actitud cuando se dispone a encarar o desbordar, parecen haber sido diseñadas científicamente para el fútbol ingles. Sin desconocer su papel sobresaliente en el Real Madrid, el Bale de la Premier League era la imagen de un potro salvaje en su hábitat natural. Un potro desbocado al que el vértigo y el ida y vuelta de la Premier le sirvieron de inmejorable  contexto para potenciar sus condiciones. Ninguna liga del mundo le daría tanta vitamina al galés.

 

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Foto: independent.co.uk En el Tottenham, Bale fue premiado dos veces como el mejor jugador de la Premier League.

 

En la 2011-2012 anotaría 12 goles y daría 17 asistencias en 42 partidos. Su influencia en el equipo iba en aumento. Aunque su mejor temporada sería la última en White Hart Lane: 26 goles, 15 asistencias en 44 partidos. André Villas-Boas, entrenador del equipo en esa temporada, le  probaría como media punta suelto por detrás del punta que era Adebayor. Aquella versión le permitió a Bale incorporar a su repertorio una mayor riqueza en la comprensión del juego y mayor solvencia en la toma de desiciones. Al terminar su etapa en el Tottenham, Bale había rendido a gran nivel en cuatro posiciones distintas y volvía a ser premiado como el mejor jugador de la Premier League. Su potencial y credenciales, justifican largamente los 100 millones de euros que el Real Madrid pagó por él.

 

El reto de su vida: la casa blanca.

 

Describir y analizar juiciosamente las tres temporadas y media de Bale en el madrid es un ejercicio complejo, el cual, tiene muchos matices. Sería equivocado ser categórico. Lesiones musculares recurrentes en el sóleo, algunas dificultades de adaptación conceptual a una liga muy distinta a la inglesa, y críticas exageradas de la prensa española han sido obstáculos que se han presentado en su paso por el Real Madrid. La inestabilidad táctica de un club que cambia permanentemente de entrenador y de estilo también han influido en su regularidad.

 

Ha habido momentos excepcionales y también meses de lagunas. Pero nadie duda que esos 100 millones se han justificado. En su primera temporada, la 2013-2014, con Ancelotti en el banco, Bale tuvo dos momentos con los que sueña cualquier futbolista: el primero, marcar el 2-1 en la prórroga en la final de la Champions League. Y en otra final, contra el Barcelona, un día en el que Cristiano Ronaldo no pudo jugar por lesión y la mochila de la responsabilidad recayó sobre él. En una jugada para la historia, se comió toda la banda en el tiempo extra, y en un recorrido de 60 metros batió a Pinto y le dio otro título a su equipo.

 

(Gol en la final de la Copa del Rey contra el Barcelona)

 

Su segunda temporada, la 2014-2015, coincidió con un terrible año del Real Madrid. Una deficiente preparación física, una plaga de lesiones musculares difícil de explicar y un año redondo del máximo rival –triplete del Barcelona- enturbiaron todo el entorno y expusieron a Bale a una fuerte presión. Cristiano seguía en su tónica de 60 goles por temporada, y las explicaciones recayeron en el entrenador y en un jugador que siempre tendrá que luchar contra el precio de su fichaje. La prensa no le perdonó nada. En honor a la verdad, es justo decir que su temporada no fue mala en números. Pero en las noches más importantes, no apareció.

 

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El último año y medio de Bale en el madrid, ha sido francamente espectacular. Se ha destapado como un especialista en el cabeceo (fue el jugador que metió más goles de cabeza la temporada pasada). Su capacidad goleadora, su golpeo de tres dedos para buscar a Cristiano y Benzema, su compromiso táctico para defender, son algunos de los principales argumentos que le han ayudado a ganarse al Bernabeu. El templo del madrid ya no tiene dudas. Discutirle es una insensatez.

Se ha destapado como un especialista en el cabeceo (fue el jugador que metió más goles de cabeza la temporada pasada)

La  temporada del equipo fue muy irregular. Empezó en el banquillo Rafa Benitez y terminó Zinedine Zidane. Si bien el equipo fue campeón de Europa, el año no fue brillante y perdió la mayoría de partidos contra los principales rivales. Rafa Benítez, lo probó como Villas-Boas, de mediapunta por detrás de Benzema. El experimento no funcionó.

 

Con Zidane en el banquillo, Bale ha ocupado el extremo derecho, en un esquema 4-3-3 innegociable. Es claro que el proyecto deportivo del Real Madrid hoy en día, pasa por un equipo con un mediocentro defensivo, dos interiores con alta capacidad creativa, un nueve con alma de “10”, la capacidad goleadora de Cristiano y Gareth Bale.

 

Cristiano-Bale: el dilema del futuro del Real Madrid

 

Quien haya sido un observador atento del pasado reciente y del presente del Real Madrid, habrá notado que Cristiano Ronaldo es cada día, un jugador con menor explosión, menor recorrido y menor capacidad de desequilibrio en el uno contra uno. Si bien su profesionalismo y su capacidad goleadora son garantías de seguir viendo por al menos tres años, a un jugador del máximo nivel, es difícil pensar que Cristiano será un jugador que influya tanto en el juego y en el resultado como lo ha hecho toda su carrera.

 

Por el otro lado, la edad y el creciente nivel de Gareth Bale, han hecho que tenga cada día una mayor influencia en el peso ofensivo del equipo y un puesto más protagónico en el proyecto deportivo del club. Este escenario abre dos dilemas: uno deportivo y otro político. El deportivo, pasa por la posición de Cristiano en el campo. Está cerca el día en que Cristiano pase a ser un jugador eminentemente de área. Y está cerca el día, en que algún entrenador pruebe a Bale en la banda donde se hizo crack; la banda izquierda, lugar que hoy ocupa Cristiano.

 

Por el lado político, se habla que Cristiano renovará prontamente y por su merecido lugar en el club y su sueldo, seguirá siendo el jugador franquicia del club. Pero, si en una o dos temporadas, la influencia deportiva de Bale es mucho mayor que la de Cristiano. Tendrá Florentino Pérez, un dilema y un problema político entre dos titanes. Por ahora, sigamos disfrutando del “potro de Gales”. Un jugador más que excepcional.

 

 

Foto: skysports.com


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