Hoy el fútbol le sonríe, pero hace hace menos de un año todo apuntaba al fracaso. Así fue su camino, este es Miguel Ángel Borja…
En la pasada edición de la Liga Águila rompió el récord histórico de goles en torneos cortos con un equipo más que modesto. Para este semestre fichó por Atlético Nacional. Con cuatro goles, dos en la ida y dos en la vuelta, puso a su nuevo equipo en la final de la Copa Libertadores. Esta noche, como si se tratara todo de un sueño, tendrá la oportunidad de levantarla. Miguel Ángel Borja es, sin duda, el hombre del momento.
Pero no siempre fue así. De hecho, hasta hace muy poco, el halo de éxito y gloria que hoy lo rodea no se veía por ningún lado. Antes de llegar a Nacional, Borja tuvo una relación turbulenta con el gol. De altibajos. De amores y odios.
Nacido en Tierralta, Córdoba, aterrizó en el América de Cali a sus 17 años. Por ese entonces el club caleño se hundía en la crisis eterna que lo sigue agobiando y retener a Borja fue imposible. Fue el Deportivo Cali quien lo vistió de verde y le dio la oportunidad de debutar como profesional en la Copa Colombia del 2011.
En Cali tampoco acuerdo por él y de ahí saltó al Cúcuta Deportivo. Allí no logró asentarse: jugó cinco partidos y no hizo ningún gol. Borja tuvo que bajar a la “B” para coger impulso. Sí, aunque hoy suene increíble, Miguel Ángel jugó en la “B”.
Su romance con el Cortuluá comenzó en 2012, pero para ese entonces ningún hincha sospechaba que, cuatro años más tarde, ese ‘pelao’ tatuaría su nombre en la historia del club. En Tuluá, por fin, encontró continuidad. Jugó 42 partidos en la categoría de ascenso, hizo 10 goles y llamó la atención de ‘Piscis’ Restrepo, quien lo llevó al Suramericano Sub-20 de Argentina 2013.
Su convocatoria a la selección y los tres goles que le hizo a Bolivia lo sacaron del inhóspito mundo del ascenso. Pero Borja todavía no estaba listo para la gloria. Tras el Suramericano, el cordobés arrancó un periplo agrio por el mundo. Un paso insulso por la Equidad, una aparición fantasmagórica por el Livorno italiano, tres goles para el Olimpo de Bahía Blanca y un año con más pena que gloria en Santa Fe. A Borja se le estaba yendo el tren.
Volver a Cortuluá fue la última bala en el revólver. Y Miguel Ángel la puso en el blanco. Sus 22 goles en 25 partidos lo pusieron en la cima y, en cuestión de un parpadeo, Borja se convirtió en el delantero centro del equipo más poderoso de Colombia. Esta noche tendrá la chance de levantar la Copa Libertadores. Así es el fútbol, de momentos. Unas veces te da y otras te quita.
¿Qué le aporta Borja a Nacional?
En Miguel Ángel, Rueda encontró la pieza que le hacía falta a su esquema. Desde Jefferson Duque, Nacional no contaba con nueve de área puro. Los experimentos con Ibarbo y Berrio no salieron bien. Más allá de la flexibilidad táctica con la que Rueda afrontó esta Copa Libertadores, lo cierto es que antes de la llegada de Borja nadie logró realmente apoderarse del puesto, ya fuera de nueve puro, de falso nueve o de falso extremo. A Borja le bastaron tres partidos para reclamar el puesto que le pertenece.
En Cortuluá y ahora en Nacional, Borja demostró que es un delantero completo: velocidad y potencia para desmarcarse y tirar diagonales a la espalda de los centrales, capacidad para definir de primera, un juego aéreo notable y un biotipo portentoso que le permite cubrir el balón y jugar entre los centrales.
La mayor contribución de Borja, en todo caso, es al juego colectivo del equipo. El cordobés es un jugador dúctil, de buena técnica, que sabe pivotear de espaldas al arco y que interpreta muy bien los movimientos y las intenciones de los volantes que llegan de atrás. Son todas características que le hacen muy bien a jugadores como Marlos Moreno y a Orlando Berrio. La presencia de Borja en el área fija a los centrales en el carril central y le abre espacio a los volantes llegadores. Un elemento clave en la idea de juego de Rueda.
Hoy, más que nunca, Miguel Ángel deberá sacar a relucir sus virtudes y su aplomo. Con 23 años, la gloria lo espera a la vuelta de la esquina. Ojalá esté listo para apropiarse de ella.
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