Después de trece años de la llegada al fútbol de los grandes magnates y jeques, ha quedado claro que sólo con grandes capitales no alcanza, que con millones la pelota no necesariamente entra. Pep llega al Manchester City para darle vuelo de grande a un club que no ha logrado estar a la altura de su inversión.
El Manchester City fue alguna vez un modesto club de una ciudad eminentemente industrial y de clase trabajadora. Sin embargo, en 2008 su historia se partió en dos: el grupo Abu Dhabi United Group for Development and Investment de Emiratos Arabes compró el club por 250 millones. Desde ese día han pasado ocho temporadas; se han invertido más de 1.000 millones de euros en jugadores; el City ha ganado dos Premier League, una FA Cup; y no ha tenido ninguna actuación destacada en Champions League.
Tres títulos en ocho años…muy poco arroz para tanto trigo. A pesar del panorama favorable que supone tener un cheque en blanco cada temporada, el City no ha logrado consolidar un proyecto deportivo estable y exitoso. Josep Guardiola es el hombre ideal para hacerlo. Para eso lo trajeron.
Nada es casualidad: de tercera división a tocar el cielo.
En el verano del 2008, Guardiola asumió el banquillo del primer equipo del Barca. Quienes desconocen la historia piensan que fue una cortina de humo de Joan Laporta para maquillar una gran crisis: poner a un ídolo al pie del cañon y sin ningún partido en primera como entrenador. Pero lo cierto es que al interior del club se dieron cuenta de que Pep estaba haciendo algo espectacular con el Barcelona B en tercera división. Ascendió al equipo a segunda división jugando a un gran nivel y entonces se ganó el derecho de sacar al primer equipo de la depresión.
Presentación de Guardiola como entrenador del primer equipo del Barcelona.
Durante cuatro años, el Pepteam jugó a un nivel inédito. Pep revolucionó un club grande condensando todo lo que aprendió como jugador y observador. Porque Pep es eso, un búho sin sueño, una mente incansable, un tipo que pretende absorber todo lo que sea posible.
La historia nos dirá qué nivel de influencia tuvo este equipo en la evolución del fútbol como juego, cuan inspirador fue para entrenadores, profesores, catedráticos de fútbol en el mundo. Así definió Diego Latorre el aporte de Pep: “Después de Guardiola empezamos a buscar, y eso es intangible. Nunca hubo este grado de preguntas sobre el juego: ¿cómo hacemos para tener la pelota en 40 metros cuando hay 20 jugadores ahí?, ¿cuál es el antídoto para desactivar la presión arriba sin alejarme de mis parámetros de juego?, ¿cómo hago para que la habilidad de tal jugador prevalezca? Guardiola discutió los moldes del fútbol, los rompió. Había unas reglas bastante estrechas y de repente vino alguien y las rompió”
En sus cuatro temporadas al mando del Barcelona ganó 14 títulos de 19 posibles, entre ellos, tres ligas y dos Champions. Sin embargo, más que cualquier título o récord, quizá la conquista más valiosa y de la que se pueda sentir más orgulloso, se produjo el 26 de noviembre del 2012. Tres meses después de su salida del club. En la jornada trece, el Barcelona venció al Levante y aquella tarde Tito Villanova, quien fuera su asistente, alineó el siguiente equipo: Valdés; Montoya, Puyol, Piqué, Jordi Alba; Fàbregas, Xavi, Iniesta, Busquets; Messi y Pedro. Los once formados en La Masía.
Desde la distancia, a Pep se le debió escapar una lágrima. Su legado estaba vivo. Fue un día muy significativo que reforzó al Barcelona como propuesta, como modelo futbolístico.
Evolucionar para revolucionar
A principios de 2013, desde Nueva York en un año sabático, lejos de la exigencia del Camp Nou, Pep llegó a un acuerdo con el Bayern Múnich. El reto era mayúsculo: dirigir uno de los trasatlánticos del fútbol tras un año exitoso en el que Jupp Heynckes consiguió el triplete. Marti Perarnau explica muy bien por qué el Bayern fue a buscar a Pep: “Comprender el cambio de entrenador después de la temporada de mayor éxito de la historia exige un esfuerzo intelectual difícil en estos tiempos (…) Su objetivo era que, transcurrido un tiempo, la marca Bayern ya no se relacionara solo con el esfuerzo, el coraje, la potencia, buscaron una seña de identidad. Quizás la mayor muestra de inteligencia bávara haya sido renovarse mientras estaba en la cumbre”
Comprender el cambio de entrenador después de la temporada de mayor éxito de la historia exige un esfuerzo intelectual difícil en estos tiempos.
Marti Perarnau
En esa búsqueda, Pep no podía y no debía ser él mismo. No iban a estar Xavi ni Messi y los jugadores que iba a entrenar no tenían interiorizado un modelo de juego que en Barcelona se mama desde el primer tetero.
La potencia de su palabra iba a chocar contra la cultura y el orgullo bávaro. La cuestión era dónde iba a ser el punto de encuentro. Fue más cercano a Pep, pero más lejano de lo que él imaginó. Porque Pep ha aprendido y demostrado que debe evolucionar para revolucionar. En Barcelona, a pesar del éxito, cada temporada había cambios que, además, no eran cosméticos. En Múnich fue igual. Porque Pep desconoce el inmovilismo. Quien no evoluciona, muere. Y más aún en el éxito, porque acomoda, aburguesa, el éxito tiene un efecto nocivamente hipnotizador. Y Pep, en su carrera, ha demostrado ser muy consciente de eso.
En el Bayern, sus críticos –que siempre le recordarán no haber conquistado la Liga de Campeones– obvian el mérito que tiene haber construido un auténtico rascacielos, un equipo verdaderamente poderoso, versátil y rico en el juego. Su máximo competidor en la última temporada de la Bundesliga, Thomas Tuchel lo reconoce: “Vean los partidos de los equipos de Pep: pueden aprender todo sobre fútbol. Ahí ven el juego de posición estructurado, el ritmo de pase, la recepción y distribución de la pelota y la forma de defender más valiente y diligente que yo he visto con estrellas top”
Vean los partidos de los equipos de Pep: pueden aprender todo sobre fútbol
Thomas Tuchel
Pep se fue del Bayern ovacionado y homenajeado por el club. Deja en el Allianz Arena tres Bundesligas y un legado futbolístico muy valioso. Pep no fue un entrenador más en la historia del Bayern. Se va con la maleta más pesada, con muchos aprendizajes. Ahora es un técnico más completo. “Guardiola es mucho mejor entrenador ahora. Ha evolucionado muchísimo en Alemania”, dijo Dómenec Torrent, uno de sus ayudantes.
El reto más difícil de su carrera.
Como en el 2008, Guardiola llega a un entorno necesitado. El aficionado del Manchester City no sabe qué es vibrar por la Champions. Se siente rico, pero todavía diminuto al lado de su vecino.
La temporada pasada del equipo fue desastrosa. Su presentación en el Santiago Bernabéu contra el Real Madrid fue lamentable, nunca compitió. El equipo padeció lesiones largas y muchos de sus grandes jugadores no estuvieron a la altura. Fue el peor año del que ha sido el mejor jugador de la historia reciente del club: Yaya Touré. Sterling y De Bruyne, todavía están a años luz de justificar el desembolso que se hizo por ellos; Sagna y Clichy ya no son los grandísimos laterales que fueron; y lo de Nasri y Navas sigue siendo decepcionante.
La llegada de Pep motiva y obliga a hacer un esfuerzo importante. Y así ha sido. 191 millones de euros para reforzar la plantilla: 55 por Stones, 50 por Sané, 32 por Gabriel Jesús, 27 por Gündogan, 18 por Nolito, 5,5 por Marlos Moreno y 2 por Zinchenko.
Si bien hay grandes refuerzos para todas las líneas y, sumando a los antiguos jugadores, hay un muy buen equipo, Guardiola dirigirá esta temporada a la peor plantilla desde que está en primera división. O para que no suene tan atrevido, la menos buena. La jerarquía y la calidad de las plantillas del Barcelona y Bayern que dirigió están en otro escalón. Pep tendrá que hacer de la pizarra y de su capacidad de liderazgo un arma todavía más influyente.
Por otro lado, afrontará la liga más competitiva de su carrera. Tendrá que hacerle frente al mega-proyecto del Manchester United de Mourinho, al renovado Chelsea de Conte, al campeón Leicester City, al dificilísimo Tottenham de Pochettino, al estético Arsenal de Wenger, al Liverpool de Kloop y a los demás equipos de la Premier, que cuentan con mucho presupuesto gracias al millonario contrato televisivo con Sky Sports. La Premier League 2016-2017 será una verdadera batalla. Se venderá más cara que nunca. Será, sin lugar a dudas, el reto más difícil de la carrera de Pep.
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Twitter: @sebastiannohra