Selección Colombia: Más resultados que juego

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Que una selección vaya de tercera, a falta de siete fechas, en una competencia de extrema dificultad como las Eliminatorias Suramericanas, habiendo tenido no más de dos o tres partidos buenos, es un escenario tan preocupante como alentador.

 

Preocupante, porque las deficiencias del equipo pueden seguir hundiendo a la Selección en una peligrosa espiral. Colombia tiene más puntos de los que ha merecido. Si de ahora en adelante, el equipo empieza a puntuar en proporción a su juego, la eliminación es altamente probable.

 

Alentador, porque ser tercero a pesar de tantas dudas supone un panorama positivo. Es urgente soldar las deficiencias de Colombia. Esta generación no se puede permitir ver el mundial por televisión.

 

En este artículo se hará una lectura del partido contra Chile y se plantearán qué medidas y correctivos se pueden contemplar para el durísimo partido del próximo martes contra Argentina.

 

El problema de los laterales

Pékerman, en la rueda de prensa previa, advirtió que su equipo enfrentaría a una selección cuya propuesta es la misma de local que de visitante, contra un rival fuerte o débil. Falso. Pizzi le ha cambiado la personalidad a esta Chile. En los primeros minutos, el paupérrimo juego de Colombia dio la impresión de que Chile quería salir a proponer y a hacerse dueño del balón, sin embargo, todo fue una ilusión. Apenas Colombia domó el partido, se vieron las verdaderas intenciones de Pizzi. Desde el minuto 20′ Colombia enfrentó a un equipo replegado, aplicado y rocoso. Los diez hombres pasaban la linea del balón y cubría el ancho de la cancha con cinco volantes.

 

Cuando esto ocurre, en el ataque estático, el factor ofensivo de los laterales es indispensable para romper el sistema defensivo del rival. Ni Díaz, ni Arias dan soluciones en ese sentido. No es que jueguen mal. Pero sus limitaciones con balón en tres cuartos de cancha hacia adelante son muy grandes. No ofrecen centros peligrosos, ni líneas de pases para los lanzadores, ni paredes que rompan, muchísimo menos desequilibrio en el uno contra uno. Sin la posibilidad de romper por fuera, de ensanchar la cancha, enfrentando defensas de diez hombres, las probabilidades de generar peligro se reducen drásticamente.

 

El mayor problema es que, con Bocanegra lesionado, Farid Díaz y Santiago Arias son lo mejor que Pékerman tiene a disposición.

 

Pékerman: mala dirección de campo.

Antes que nada, en este punto es importante empezar diciendo que José Néstor es un entrenador enorme. Sus pergaminos hablan por sí solos. Sin embargo hay que reconocer que su dirección de campo contra Chile fue errada y confusa.

 

Primero. Es bien sabido que el tándem Aguilar-Sánchez fue clave en el primer ciclo de Pékerman. Pero hoy, en vista de la dificultad para elaborar juego, se requiere de un volante más llegador, con más recursos para romper desde atrás. En su día, la respuesta fue Aldo Leao Ramírez. Hoy, urge buscar un Aldo Leao para los siguientes partidos.

 

Segundo. La inclusión de Berrio fue una apuesta. Pero salió mal. Muy mal. Su aporte ofensivo fue nulo. El entrenador demoró 65 minutos en ofrecer solución a su errada apuesta. Muriel ha ofrecido rendimientos altísimos en la misma posición en la que jugó Berrio contra Chile.

 

Tercero. Pékerman apostó por Borja y el “9” de Nacional mostró buenas maneras. En el primer tiempo, con su fuerza y oficio, fue el mejor de Colombia. La decisión había sido acertada, aún así, el argentino lo sacó para el segundo tiempo y le dio ingresó a Falcao. El regreso del ‘Tigre’ era de entrada una gran noticia. Desde lo moral y desde lo deportivo. Haberlo puesto de inicio para que jugara una hora era perfectamente razonable. El error de Pékerman, entonces, no estuvo en haber metido a Falcao, sino en haberlo metido por Borja. El argentino se traicionó a sí mismo. No sólo porque sacó al mejor, sino porque tomó decisiones en contravía de su planteamiento inicial.

 

Cuarto. Desde hace años sabemos que Macnelly en el Metropolitano es una garantía. Desde que ingresó le iluminó el bombillo al resto del equipo. El nivel colectivo mejoró y vimos a una Colombia distinta, más lúcida. Esos 25 minutos demostraron que jugar bien –pese a la cancha y al rival– era posible. Su ingreso llegó muy tarde.

 

Desde la platea, y con el diario del lunes, todo es sencillo. Pero los entrenadores también juegan el partido. Y la dirección de campo de Pékerman, esta vez, perjudicó mucho el rendimiento de la Selección.

 

Argentina-Colombia: visitar a un moribundo.

El partido del martes en San Juan será un encuentro entre dos equipos que están muy lejos del potencial de sus herramientas. Si lo de Colombia preocupa, lo de Argentina es alarmante. Para Colombia será un partido importante, para Argentina, una final. Y es a través de ese prisma que se debe plantear el partido tácticamente.

 

El regreso de Cuadrado es una excelente noticia. Pékerman tendrá a un jugador descansado y que pasa por un estado de forma extraordinario. Enfrentaremos a un equipo necesitado, que saldrá a buscar el arco contrario desde el principio. La electricidad y la velocidad de Cuadrado serán unos de los argumentos principales del equipo este martes. Podría ser interesante jugar con Muriel y Cuadrado abiertos. Brasil nos mostró que las espaldas Zabaleta y Mas son una ganga.

 

El principal dilema del entrenador será el de cómo cubrir las bajas de los centrales. Mina por lesión y Murillo por suspensión no podrán jugar. Los reemplazos saldrán entre J.Murillo, Balanta y Dávinson Sánchez. Tres centrales de nivel europeo. Pensando en la velocidad de los delanteros argentinos, la opción Murillo es lógica. Es muy rápido y agresivo en los cortes.

 

En el medio, la mayoría de la opinión y la afición estará de acuerdo con que Carlos Sánchez es el mejor volante que tiene Colombia. La elección de su compañero será fundamental. Por desgaste y falta de recursos en la elaboración esperamos que Aguilar no sea titular. Daniel Torres se presenta como la mejor alternativa. No descartemos que Pékerman elija el mismo camino que en Asunción: tres volantes de marca en la mitad, con Sánchez, Barrios y Torres.

 

Y adelante hay muchas opciones. Si se elige una estrategia de atacar espacios y jugar al contragolpe, la velocidad de Bacca, junto a Muriel y Cuadrado por las bandas, con James de lanzador, sería una opción ideal. Esa fue la fórmula con la que Brasil destrozó a una lenta defensa argentina. Con velocidad y vértigo, quizá, Colombia puede robarse tres puntos en San Juan y terminar de hundir a Argentina.

 

Foto:

EFE


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