No nos digamos mentiras: Este no es el Mundial de Argentina

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La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablaelbalón.

 

Argentina está en octavos de milagro. No nos digamos mentiras. Los mismos que echaron contra ‘Paoli’, que quisieron jubilar a Mascherano y que le reprocharon a Messi su frialdad, dicen, ahora, que “este es el comienzo de una historia linda”, que dizque “este es el comienzo del Mundial de Argentina”. No. No me parece. El partido de Argentina, otra vez, fue un asco. Se vio en cancha a un equipo mediocre, un equipo corriente, que –de milagro– se encontró con el gol de un defensa con el tiempo casi cumplido. Las cosas como son.

 

Los argentinos llevan días cayéndole encima a Sampaoli. Tanto que el pelón dijo que “lo hacían sentir como delincuente por haber perdido un partido de fútbol”. Cuestionado por no intervenir en el juego, por estar de adorno, hoy no hizo mucho más. Se enconmendó a los veteranos –Di María, Banega, Mascherano, Higuaín– y estos le respondieron, en parte. La verdad, todo estuvo bien hasta el penal de Mascherano.

 

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Luego, cuando el partido le pedía hacer cambios, se demoró una eternidad en sacar a Di María; se demoró tres eternidades más en meter a Agüero; y permitió, una vez más, que se desatara el caos en el equipo. No hubo dirección de campo. Si Argentina sigue vivo, no es gracias a un plan definido, sino a que Marcos Rojo –cuando nadie lo esperaba– supo pescar en río revuelto.

 

Mascherano acabó el partido con un corte en la cara. La postal era la de un tipo entregado hasta lo último, un veterano de mil batallas que se derramó sangre en la cancha. Y sí, ‘Menoscherano’ tuvo entrega; sin embargo, esa imagen del corte en la cara no puede confundirnos. Javier jugó un partido horrible. Se equivocó excesivamente en las entregas y cometió un error de amateur, en el penal que por poco le cuesta la clasificación a su equipo.

 

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Messi apareció y todos llegamos a creer que la maldición se había acabado. La primera que tuvo la mandó a guardar, después de un control exquisito y un fierrazo con la ‘mocha’. Bueno, la diestra, pues el Enano no tiene pierna menos hábil. Más tarde, estuvo a punto de solucionar todo con un tiro libre endiablado. Su calidad es innegable. No obstante, después de ese primer tiempo lleno de chispa, Lío volvió a su versión Mundial 2018. El gol de Nigeria lo regresó a su estado errático y taciturno: cero capacidad de reacción.

 

En Rusia, Messi es el mejor cuando tiene todo a favor; sin embargo, los tres partidos de grupos tuvieron un denominador común: cuando las cosas se ponen de pa’ arriba, Lionel desaparece. ¿O se esconde? En fin. Si no hubiera sido por Rojo, habríamos vuelto a ver esa pintura –tan conocida– de Messi con la cabeza gacha, lamentándose por una nueva decepción con Argentina.

 

 

No nos digamos mentiras. El Mundial de Argentina no “empezó hoy”, como dijo Paoli en la rueda de prensa previa al partido. Nada que empiece así termina bien. Pero tienen otro chance; eso es lo que hay que rescatar. Puede que el Mundial de Argentina empiece el sábado contra Francia, pero eso es otra cosa. Por ahora: nada. Están vivos de milagro.

 

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Foto:

FIFA.com


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