¿Para qué prohibir las transferencias de menores?

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Sancionaron al Real Madrid y al Atlético. El Barcelona ya cumplió una sanción por lo mismo. Sin embargo, ¿conoce a detalle el porqué de las sanciones? El abogado Daniel Sánchez Ojalvo le cuenta en qué consiste la sanción por transferencia de menores de edad y cuáles son las fallas del artículo que las prohíbe.

 

El pasado 15 de enero al Real Madrid y al Atlético de Madrid se les impuso una sanción por fichar jugadores menores de edad. De perder la apelación que realizaron, la sanción consistiría en el pago de una multa de 360.000 y 900.000 francos suizos respectivamente (unos 1.100 y 2.700 millones de pesos colombianos) y la prohibición de inscribir jugadores durante las próximas dos ventanas de fichajes. La causa de las sanciones es haber realizado transferencias de menores de edad en contravía de las disposiciones del Artículo 19 del Reglamento sobre el Estatuto y Transferencia de Jugadores de la FIFA. No es disparatado que el actual campeón y subcampeón de la UEFA Champions League lo consideren una medida excesiva. Sin embargo, más allá de las sanciones impuestas, la verdadera pregunta es acerca del objetivo puntual de esta norma y si realmente lo cumple.

 

El Artículo 19 estipula la prohibición de transferir internacionalmente jugadores menores de edad. No obstante, dentro de éste se contemplan tres excepciones: (1) que los padres del menor se muden al país extranjero por motivos ajenos al fútbol; (2) que la transferencia sea de un mayor de 16 años dentro de países pertenecientes a la Unión Europea o al Área Económica Europea -esta segunda excepción sólo es viable si al menor se le acomoda apropiadamente con una familia y se le brinda educación escolar-; y (3) que el menor viva como máximo a 50 kilómetros de una frontera y el club tenga su domicilio a máximo 50 kilómetros de esa misma frontera, permitiendo así que el jugador viva en su país y juegue en otro. Según la FIFA, el Atlético y el Real Madrid ficharon menores sin acogerse a ninguna de las tres las excepciones.

 

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Los hechos en sí son algo inciertos ya que oficialmente no se han revelado muchos detalles específicos ni las identidades de los jugadores implicados. Aun así, Zinadine Zidane ha afirmado que dos de sus hijos, Theo y Elyaz, son parte de los 39 menores investigados. El director técnico franco-argelino del Real Madrid argumenta que sus hijos no sólo han vivido toda la vida en España, sino que nacieron en ese país. Es decir que en apariencia no hubo un fichaje internacional. Pero más allá de las irregularidades y arbitrariedades que puedan girar alrededor de la sanción, lo importante aquí es discutir la razón de ser de la norma.

 

La compraventa de los derechos de un jugador, en el contexto deportivo, es un título de dominio. Por lo tanto, comprar y vender los derechos de un menor (también de un mayor) de manera ilegal puede ser equiparable al delito de trata de personas. El objetivo de esta norma no es otro que el de evitar que los menores de edad sean tratados como mercancías.

 

La norma es, sin duda, bien intencionada. Aquí un ejemplo hipotético para ilustrarlo claramente. Pensemos en un joven de escasos recursos, promesa del fútbol local, oriundo del Cauca, al que el Kyran de la segunda división de Kazajistán le ofrece un contrato de 350 mil tenges kazajos por partido. Lo primero que haríamos usted y yo, claro, sería verificar la existencia de este club y comprobar si efectivamente hay alguna moneda llamada tenge. La familia de este joven, ilusionada y sobre todo necesitada, quizás, no verificaría y confiaría en la buena fe. Si el club no fuera legítimo, la despedida en el aeropuerto podría ser lo último que se supiera de este hipotético futbolista. Para eso se hizo el artículo 19, para prohibir estas transferencias y mantener seguros a los menores de edad dentro de la órbita de sus correspondientes federaciones. En un mundo tan contaminado como el del fútbol, el artículo 19 aparece como una medida de protección para los soñadores.

 

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Muchos niños son protegidos del fraude pero también talentos se quedan en el barrio.

 

Dicho así todo suena muy lógico, pero hay maneras alternativas de aproximarse a la norma. Un reconocido abogado español especializado en legislación deportiva, Juan de Dios Crespo, afirma que estas normas no tienen sentido y cuestiona: “¿de qué estamos protegiendo a los menores? ¿De una vida miserable en África o en Sur América?”. Su punto es interesante. ¿De qué estaríamos protegiendo a un joven vulnerable que vive en un país tercermundista si, por ejemplo, le impedimos ir a la Masía? Y para ser más enfático, de Dios Crespo plantea el siguiente ejemplo paralelo: “si hay un joven japonés prodigioso en el piano que quiere mudarse a Viena para aprender de los mejores, lo puede hacer. Eso no es cierto si eres un prodigio futbolístico.” Y el argumento se hace aun más sensato si pensamos en que la norma puede no ser acatada por los jugadores que provienen de familias adineradas. Dichas familias tendrían la posibilidad de migrar al país destino y mantenerse mientras alguno de los cuidadores del jugador consigue un trabajo. Aunque improbable y quizás muy poco habitual, lo anterior no es una posibilidad para una familia de escasos recursos.

 

La norma entonces puede ser y es burlada. Las familias (con consentimiento de los equipos interesados) encuentran formas de hacerlo: ya sea justificando la mudanza con algún empleo improvisado para los padres o buscando algún vínculo ancestral con algún país europeo para adquirir la ciudadania (por ejemplo, el jugador americano Christian Pulisic consiguió probar su origen croata para jugar en el Dortmund de Alemania). Como se mencionó anteriormente, la norma está bien intencionada, sí, pero carece de eficacia y conducencia ya que hay muchas formas de saltarla y, además, la interpretación de lo que es “proteger” en muchos casos puede ser debatida.

 

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Otra de las grandes críticas a la norma es que la segunda excepción sólo aplica para la Unión Europea, lo cual lleva a que haya jugadores que no pueden moverse libremente en otras partes del mundo. Un ejemplo paradigmático para esto es el de Canadá y EEUU, países adyacentes que, además comparten la liga de fútbol profesional (MLS). Otras asociaciones económicas que son futbolísticamente muy proliferas también quedan completamente excluidas. ¿Cuál es la razón de ser de esto?

 

Finalmente, más allá de lo que suceda con la sanción al Real y el Aleti, ésta ya ha surtido un efecto simbólico y mediático pues nos tiene evaluando, debatiendo y enterándonos del tema. No obstante, su efecto sancionador y justiciero puede no darse. Ambos equipos están apelando ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). Al Real Madrid ya le otorgaron, como medida cautelar, el permiso para que los menores investigados sigan jugando. Además, ambos clubes están a la espera de dilatar el proceso y poder fichar (e inscribir) jugadores en las próximas dos ventanas de fichajes (invierno 2016 y verano 2017). Por otra parte, el caso del Barcelona que ganó el triplete en 2015, año en el que estuvo bajo una sanción análoga, abre la interrogante acerca del impacto real que estas medidas tiene sobre clubes tan grandes y poderosos; sobre todo si se les concede tiempo suficiente para prepararse y “sobrevivir” a la sanción.

 

Así pues, la sanción, en últimas, termina siendo una pequeña reprimenda que le recuerda a los grandes clubes que también ellos están sujetos a las reglas. Reglas que conocen pero que, en caso de ser necesario, están dispuestos a romper o a doblar. De lo contrario, jugadores como un tal Lionel Messi, tal vez, nunca hubieran llegado a ser lo que son. Mientras esperamos a ver cómo se resuelve la situación y si el TAS otorga, o no, las apelaciones, yo, y el resto de los fanáticos seguiremos viendo a jóvenes (¡cada vez más jóvenes!) cumplir su sueño y llegar al fútbol profesional. Sin embargo, igual de interesante sería pensar en todos aquellos, igual de talentosos, que por restricciones burocráticas y normativas se quedaron en el camino.

 

(Messi también sufrió algunos líos legales, haga click aquí para conocerlos)

 

Foto:

Depor


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