Caruso Lombardi: El ‘vendehumo’

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Lo primero que pienso cuando me piden escribir sobre Caruso Lombardi es que tarde o temprano se tendrá que hacer una película con su nombre. Que su historia, su mito, tiene que ser contado por un personaje de carne y hueso. Que en su caso, las palabras se quedan cortas. Por eso, este perfil relatará las escenas bisagra de esta emotiva película.

 

 

Escena Primera: El Debut. 

Introducción:

Corre el año 1994 y no es un buen momento para Defensores de Belgrano. A falta de seis fechas, el abismo del descenso amenaza con su vértigo. Para colmo, el DT Hugo Bargas –previendo que el barco está por hundirse– dio un paso al costado en la semana. La dirigencia, con el agua al cuello, no ha tenido más remedio que encargar a un gordito bigotón de apellido italiano que trabaja en la reserva: Caruso Lombardi.

 

***

Año 1994. Estadio Monumental de Nuñez. Torneo Clausura de la Primera B argentina. Fecha 12. Chacarita, líder, visita a Defensores de Belgrano:

 

La hinchada local se ha hecho más junta que siempre para no sentir que el Monumental le queda grande. Su grito herido se hace oír, se entremezcla con los cánticos de la hinchada de Chacarita que ha llegado en masa, y desciende hasta llegar al césped en forma de presión. Hoy no podés perder. Caruso lo sabe.

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Así lucía Caruso en Defensores de Belgrano, el primer club que le dio trabajo como DT.

Caruso está nervioso. Ni en sueños –pesadillas– debutaba en un estadio así.

 

La charla previa al partido es digna de un técnico experimentado. Lombardi es breve. Le dice a sus jugadores que ni el Monumental, ni Chacarita, ni la presión del descenso le hacen mella. Les explica que como jugador siempre fue el más malo de los planteles en los que estuvo. Pero el más vivo. Y que el fútbol no se trata de jugar bien, no muchachos, para eso toquen el violín (Caruso toca un violín imaginario). El fútbol se trata de ganar. Y en esto ganan los vivos. Los guapos. No quiero riesgos, ni uno solo. Reventarla mil veces antes de arriesgar. ¿Entendido?

 

¿Entendido, pibe? ¿Entendido? Le pregunta, mirándolo fijamente, a uno de los seis pibes de la reserva que pondrá a debutar en su primer partido como DT. Lombardi es valiente.

 

Aunque los pibes han estado a la altura y su equipo compacto, sin riesgos, con gol del ‘Gato’ Leeb Chacarita le ha robado los tres puntos. Caruso, sudado, entra a la cancha a felicitar a sus jugadores. Antes de meterse en el túnel piensa que la Primera B efectivamente es ese infierno del que todos hablan. El Monumental se vacía de a poco. Caruso se dice a sí mismo que no sabe bien en lo que se ha metido. Se da la bendición y entra, de vuelta, al túnel. Ha debutado.

 

Ya en el vestuario, pensativo, Caruso no se imagina que también perderá el siguiente partido. Que el fantasma del descenso le hablará al oído. Que, ganando en las últimas tres fechas del Clausura, terminará salvando a Defensores de Belgrano… Que eso, salvarse del descenso, será su destino.

 

Escena Segunda: Tigre, El Campeón Récord.

Introducción: 

Diez años dirigiendo. Diez años de parar y levantarse. Diez años atravesando el fútbol del ascenso argentino. Ascenso con Sportivo Italiano, !fiesta! Descenso con Sportivo Italiano, ¡desastre! Zapatazo desde la platea dirigiendo a Platense. Enfrentamiento con los barra bravas dirigiendo a All Boys, nariz rota, policía. Caruso dice basta, están todos muy locos, ni mi familia ni yo aguantamos más putazos. Dice que All Boys no está listo para un técnico serio como él, que renuncia, que no saben de lo que se han perdido. Luego decide quedarse…. En pleno torneo con All Boys, lo llaman de Tigre, donde les asusta el promedio… Caruso dice ¿por qué no? Chau All Boys, me voy para Tigre.

 

El desmadrado ascenso del fútbol argentino configuró El Mito Caruso. De él se rumora lo peor. Se pelea con todos, adentro y afuera de la cancha. Esta vez fue con el turco Asad. 

 

(Lea también ¿Por qué Chilavert?)

 

***

Sábado 27 de noviembre de 2004. Estadio Ciudad de Vicente López, Barrio Saavedra del Gran Buenos Aires. Torneo Apertura de la Primera B argentina:

 

Caruso ha construido un equipo a su medida. Campestrini, Verón, Galmarini, ‘Nico’ Torres, Castaño, el paraguayo Peralta Cabrera y un fenomenal ‘Chino’ Luna son la base de un Tigre que se quiere campeón. “Defendían los delanteros, defendían los volantes, defendían todos. Fuertes en la pelota parada, por izquierda y por derecha. Ganábamos todos los rebotes. Equipo guapo. Arrasamos en todas las canchas”, diría al ser preguntado por el mejor equipo al que dirigió. Sin embargo, como siempre en el fútbol de ascenso, las cuentas son claras y crudas.

 

Si gana sale campeón. Punto. Si pierde, el rival lo sobrepasa y eso de ser campeón se hace quimera.

 

El nudo está en que el rival es el máximo enemigo de Tigre: Platense. Y que nunca le han podido ganar a domicilio. El nudo está, además, en que Tigre viene de perder por primera vez en el campeonato contra Los Andes y la derrota lo ha fisurado, mientras que Platense, agrandado, viene de ganarle a Temperley. ¿Qué hace Caruso?

 

Motivó a sus jugadores con está arenga inmortal: 

Como no podía ser de otra forma, Tigre salió en llamas a ganarle el partido a Platense. Luna y Peralta Cabrera fueron los héroes de la noche. Caruso, después de 8 años, volvió a salir campeón.

 

Caruso sacapuntos. Caruso vendehumo. Caruso planta el bus. Caruso el antijuego. Quizá todos estos adjetivos le vengan bien a Lombardi. Sin embargo, él podrá levantar los hombros y decir que no hay nadie en la historia del fútbol argentino que haya cosechado más puntos en un mismo año: 93 de 120 con su Tigre campeón. A Lombardi le gusta compararse con Mourinho, que ganó la Premier con 95 puntos. La única diferencia, dice, es que el portugués tiene algún peso más que él. Ríe.

 

Vendedor ambulante. Vendedor de carteles luminosos. Dueño de Boliches. Caso emblema del entrenador popular. Así festejó su histórica campaña con Tigre 2004- 2005.

 

 

(Este especial le va a gustar Calvos Clasudos) 

 

Escena Tercera: Quilmes: El día que no pudo ser

Introducción:

Año 2011. Se ha consumado el Mito Caruso: El entrenador sacapuntos. El DT con la vacuna para el maldito virus del descenso. En 2007 salvó a Argentinos. En 2008 resucitó a Newell´s Old Boys. En 2009 curó a Racing. En 2010 a San Lorenzo. Entrenar-Vivir-Sufrir es su Trinidad, su mantra de vida. “Gracias al fútbol me levantó veinte veces en la noche, todo sudado, exaltado, nervioso”, diría Caruso en alguna de sus confesiones.

 

Quilmes lo ha hecho todo mal. 20 refuerzos –la mayoría a préstamo– a inicio de temporada, desfile de técnicos, irregularidad. A falta de 15 fechas, se ahoga en el río del descenso. Entonces se hace obvio: hay que llamar a Caruso. Caruso acepta.

 

***

Jueves 18 de junio de 2011.Estadio Roberto Natalio Carminatti, Bahía Blanca, Buenos Aires. Primera División del fútbol argentino:

 

Caruso ha hecho lo que pudo. Asumió un barco repleto de agua por dentro, agua que ha ido sacando de a poco en pequeños baldes. Aunque Quilmes ha seguido siendo una montaña rusa bajo su mando, ha llegado a la última fecha con chance de zafar el descenso directo. Y con un lindo equipo: al arco Emiliano Tripodi, el veterano Danilo Gerlo de central y capitán, en la mitad la pareja revelación Francisco Cerro y Enzo Kalinski,  Miguel Caneo es el cerebro y Cauteruccio la ilusión de gol.

 

 

Esta canción estará en el Soundtrack de Caruso Lombardi: El Vendehumo

 

 

¿Las cuentas? Sencillo: para no descender directo Quilmes debe no perder contra Olimpo y esperar que Huracán y Gimnasia no ganen. Ganar y rezar. Entrenar-Vivir-Sufrir.

 

A los ocho minutos, en una desconcentración, llega el gol de Olimpo. Caruso se muerde la lengua. Alienta, levanta a sus muchachos. Penal no pitado a Cauteruccio y Caruso enloquece. Pide inclinar la cancha. Olimpo aguanta y Quilmes empuja, empuja, empuja. Ni Huracán ni Gimnasia ganan; con el empate Quilmes zafa y juega promoción.

 

Minuto 28′ del segundo tiempo. Quilmes lo ha buscado de todas las maneras y en un centro al área el arquero de Olimpo termina lesionado. Debe ingresar el segundo arquero: Ibañez.

 

A Caruso, entonces, la esperanza le recorre todo el cuerpo. Recuerda sus milagros: Argentinos, San Lorenzo, Racing, Newells. Recuerda el zapatazo que le cayó desde la platea. Recuerda que lleva dos días sin dormir. Mira sus piernas temblorosas, se mete la mano al bolsillo y saca la tarjeta que le han entregado al llegar al estadio y en la que se lee, con su foto bien grande: San Caruso, en vos confiamos. Lombardi tiembla pero confía: con el segundo arquero en cancha los liquidamos. ¡Probá al arquero, que está cagado del susto! !Probá al arquero que nos salvamos, la concha de tu madre! Grita.

 

Ibañez (que accedió salir en la película) en los últimos 15 minutos salvó cuatro opciones de gol. Cuatro. Ibañez, segundo arquero de Olimpo de Bahía Blanca, derrumbó el Mito Lombardi. Quilmes, otra vez, debe probar el veneno de la B Nacional. Sin embargo esta vez no hay insultos. Ni Zapatos voladores. La gente despide a Caruso, le agradece.

 

Y Lombardi, con los ojos vidriosos y el pelo hecho un desastre, mientras camina hacia el túnel se dice para sí: Me verán volver.

 

(No deje de leer nuestro perfil sobre Gareth Bale)

 

Así volvió, 5 años después…

 

Foto: bp.blogspot.com


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