Partidos como estos nos dan la razón cuando decimos que esto es la ¨Guerra de las Américas¨. Es muy interesante que la Eurocopa y la Copa América se jueguen al tiempo, es un gran ejercicio para comparar, observar matices, ver de manera concreta sin prejuicios históricos las fortalezas de cada continente. Perú y Colombia nos regalaron hoy un bocado de lo que es la Conmebol. Competir, sufrir y después existir.
Pékerman propuso lo que se sospechaba, mismo equipo y esquema más Carlos Sánchez. Su partido contra Costa Rica dejó al entrenador sin opciones. Sin tener en cuenta características, Perez y Torres están lejos, muy lejos del volante del Aston Villa. Colombia hizo su partido con la solvencia de los cuatro de atrás y con Sánchez. Estos cinco fueron una exhibición de sincronización de movimientos, anticipación, concentración, encimar la marca, relevos, etc.
Gareca salió con su 4-2-3-1. Con el despliegue de Tapia, las buenas labores de los centrales y el oficio de Paolo Guerrero, el técnico construyó una columna vertebral sólida. Desde la intensidad y el orden, no dejando jugar a Colombia y cerrando las líneas de pases entre los mediapuntas, Perú le hizo a Colombia un partido muy incómodo.
Desde el primer minuto hasta el el último, el partido tuvo una sola velocidad. El principio de no regalar un metro fue cosa de los veintidós hombres. Colombia fue mejor en el primer tiempo, tuvo dos centrales que nunca dejaron voltear a Guerrero, contó con la mejor versión de Cuadrado y con un Sánchez que se multiplicó por dos. La sociedad James-Cardona sólo apareció una vez. Un tiro al arco en el que el diez del Madrid nos hizo pensar que era derecha. El palo salvó a Perú.
Las revoluciones del partido nunca se le bajaron de la cabeza a los jugadores. En una imagen de la transmisión, se vio a Pékerman pidiendo calma y cabeza a Colombia. Al equipo le costó encadenar pases y extrañó al James pensante. Con Costa Rica y hoy, el “10” buscó siempre los caminos más largos y verticales. Cardona tampoco estuvo, no le dio pausa al equipo. Estuvo impreciso todo el partido. Sin estos dos, el desequilibrio de Cuadrado por derecha fue lo mejor en ataque.
Con tantas faltas y jugadores golpeados el partido nunca tuvo un ritmo regular. Los extremos de Perú, Polo y Flores, no le ganaron nunca las espaldas a los atentos Díaz y Arías y no pudieron encontrar a Guerrero en buenas posiciones. Farid Díaz es una de las mejores noticias de este nuevo proceso, hoy nadie lo discute.
En el segundo tiempo, el aparente dominio de Colombia desapareció. El partido fue de destellos. Tapia y Sánchez eran los titanes de la mitad de la cancha, estaban en todas, fueron, el primero de un lado y el segundo del otro, lo mejor de sus equipos. Esta vez, Pékerman decidió hacer de Sánchez el ancla de Colombia y soltar a Torres más arriba. Daniel no aportó nada en ataque, era un partido difícil para hacerlo, pero hay que decir también que Colombia hoy en día no tiene ese volante box to box de alto nivel que toda selección top necesita.
Al minuto 75′ vinieron los primeros cambios, en Colombia entró Dayro por Cardona y en Perú Ruidiáz lo hizo Flores. Ningún cambio fue táctico, ambos fueron hombre por hombre. Ninguno de los dos pudo influir en un partido que iba muriendo en su propia espiral. Un partido que siempre tuvo la misma tónica. Competir era la ley, correr y correr, no dar un metro, relevos, solidaridad defensiva. Otro factor que pudo hacer tan trabado el partido, fue la similitud de los planteamientos de los dos. Las parejas de marca en la cancha estaban muy definidas, había poco espacio para hacer algo diferente.
Al minuto 80′ entraron Benavente por Polo y Pérez por Torres. Todo siguió igual. Perú pudo ganarlo en un córner y Colombia en una pelota larga que Bacca no pudo controlar. El partido se fue a los penaltis, y el déjà vu de la Copa América 2015 fue inevitable. Ospina volvió a darle una noche grande a su selección. Un pie del antioqueño le dio la clasificación a un equipo que por encima de todo supo competir. En semifinales habrá que mejorar, para tumbar a Chile o México el fútbol tendrá que aparecer.
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