México y Osorio: el problema de no saber quién eres

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De las 32 selecciones que jugarán el mundial ninguna fue despedida por su país como México. Un abarrotado Estadio Azteca, en el amistoso de México contra Escocia, gritó  iracundo “¡Fuera Osorio, fuera Osorio!”, como si el equipo estuviera al borde de la eliminación y no a menos de diez días de debutar en el mundial luego de haber sido la primera selección de CONCACAF en clasificarse. Esto es el resultado de que el pueblo futbolero fue azuzado por un periodismo que mayoritariamente –las cosas como son– odia a Juan Carlos Osorio. Por un periodismo que no fiscaliza o crítica en franca lid, sino que persigue y maltrata. 

 

La guerra miserable del periodismo mexicano contra Osorio es un coctel que tiene varios ingredientes: no le perdonan el 1-7 contra Chile, su incomprendido sistema de rotaciones y su nacionalidad. Todos ellos son el efecto y no la causa de un problema principal e inherente al fútbol mexicano: México no sabe, no conoce, su lugar en el mundo del fútbol. México cree que es una potencia, una selección con una vasta historia y un semillero de cracks mundiales… Y pasa que  si uno es riguroso, termina por darse cuenta que nada de eso es cierto.

 

Veamos. México ha sido invitado a diez ediciones de la Copa América y en dos de ellas llegó a la final; nunca pudo ganarla. En Copa Libertadores, hasta hace muy poco, México tenía varios cupos y decidió dejar de participar alegando que las condiciones no favorecían a su liga. Al margen de ese debate, lo cierto es que jamás un equipo mexicano la ganó. En cuanto a Mundiales, que es lo que más nos interesa, los mexicanos han ido a quince (y eso porque juegan en una confederación de bajísimo nivel y sus clasificaciones se han dado siempre gracias a una lucha desigual contra países pobres y ligas fuertes). Luego, ya clasificado, a pesar del bombo y los platillos, a pesar de ‘La Ola’, México no ha sido nunca un animador. De las quince veces, en siete se quedó en fase de grupos, en seis llegó hasta octavos y en dos hasta cuartos. Nada despreciable, pero lejos de ser la potencia que creen que son.

 

Los mexicanos, y en especial la prensa, ignoran esta realidad y hacen de su selección una extensión del nacionalismo febril que siempre los ha caracterizado. El mexicano siente, con razón,  un profundo orgullo por su comida, su música, su cultura y su antepasados. Es un pueblo maravilloso. En el fútbol, por otro lado, se ufanan de una jerarquía que no se han ganado. Esperan milagros de Osorio, pretenden que su equipo sea del mismo vuelo que una España o una Alemania… Pero no. Juan Carlos es un gran entrenador, pero no es un brujo. ¿Cómo va a jugar México como Brasil si no cuenta con un solo jugador de primer nivel mundial? Carlitos Vela y Gio Dos Santos son sus mejores armas, ambos buenos jugadores, pero nada con lo que se pueda pedir aspirar al cielo. Así las cosas, nadie que lo trate como lo están tratando, y más aún luego de hacer lo que ha hecho con lo que dispone, merece que Juan Carlos Osorio sea su entrenador. 

 

Foto: yucatan.com.mx


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