Fútbol femenino: una tarea de todos

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Santa Fe atendió con puntualidad el mandato histórico de ser el primer campeón. Las feroces Leonas, aupadas por un Campín que convocó 33.000 hinchas —más que cualquier partido de los hombres en el último año—, estuvieron a la altura del esfuerzo institucional que el club hizo para el primer torneo de la Liga Femenina. César Pastrana, el rockero bonachón de la dirigencia colombiana, se tomó en serio esta difícil cruzada de la Dimayor. Y aunque suya es la foto del primer presidente campeón, la más linda de todas fue la de un estadio lleno entusiasmado por el fútbol femenino. Un éxito rotundo, incontestable e inesperado.

 

No obstante, si bien debemos aplaudir de pie a estas cracks y al entusiasta público que fue al estadio a apoyar al fútbol femenino, no podemos perder de vista que esta es una apuesta quijotesca de la Dimayor. Una aventura incierta e incipiente. Desde todos los sectores involucrados en este proyecto debemos luchar contra los estigmas machistas, crear un producto atractivo que seduzca a un público lo suficientemente grande para atraer a los inversionistas y, sobre todo, elevar gradualmente el nivel futbolístico, entendiendo que el fútbol profesional de hombres tiene más de un siglo de rodaje y el femenino es apenas un bebé que acaba de salir del útero. La apuesta es dificilísima, pero debemos sacarla adelante.

 

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Es menester trabajar para construir una liga que en unos años sea autosuficiente y sostenible. Sería muy triste que la Liga Femenina se convierta en una carga eternamente subsidiada. El reto es mayúsculo. Sí. En Estados Unidos, por ejemplo, un país donde el fútbol femenino ya mueve millones, la liga ha tenido que cerrar en cuatro ocasiones por inviabilidad económica. Crear el hábito y el gusto de ver a las mujeres en un país tan permeado por el machismo será una labor titánica.

 

Es un esfuerzo conjunto. El periodismo, la empresa privada, el Estado y la Dimayor deben hacerse responsables y entender que las primeras monedas vendrán más adelante. El amor que estas mujeres le tienen al deporte debe inspirarnos. Con salarios bajísimos y condiciones más cercanas al amateurismo han puesto su pellejo y futuro a merced de esta quijotesca causa. El fútbol debe abrirle de par en par las puertas a las mujeres. Tiene la obligación de saldar aunque sea una pequeña parte de la deuda histórica que el hombre tiene con la mujer en este país. Apoyemos al fútbol femenino. Sin reparos.

 

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Foto: independientesantafe.com


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