El 2016 no fue tan malo

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Se está yendo el maldito 2016 y en Hablaelbalón, aunque también estamos cansados de él, quisimos despedirlo con buen onda: recordando algunos de los momentos futboleros más bonitos.

 

Atentados terroristas, crisis migratorias, muertes inesperadas, accidentes absurdos, elecciones ridículas, en fin, ya todos estamos cansados. El 2016 fue un año espantoso, difícil. Pero en Hablaelbalón nos rehusamos a terminarlo así. Nos queremos sacudir la mala sangre y por eso nos pusimos en el ejercicio de pensar en los momentos futboleros más lindos del año. Esos que a todos los futboleros, sin importar nacionalidad, edad o color de camiseta, nos sacaron una sonrisa. Pañitos de agua tibia que hicieron soportable esta existencia. ¿Qué sería de nosotros sin fútbol?

 

Una noche inolvidable en Anfield

Nos sentamos un jueves cualquiera a ver un partido de cuartos de la infravalorada Europa League y terminamos extasiados, levantando las manos al cielo y agradeciendo por el recital que nos tocó. Fue de locos. Los que lo siguieron por Fox Sports habrán oído al genial Diego Latorre decir que fue el mejor partido que cubrió desde que es comentarista. Y si lo dice Diego…

 

Fue el partido del año. Algo de no creer. Lo tuvo todo. Un duelo de alto vuelo, con dos equipazos que trataron bien al balón y dos entrenadores valientes que entienden que el fútbol, antes que nada, debe ser un espectáculo. Una remontada épica en Anfield. Cuando Lovren hizo el 4-3 en tiempo de reposición, recuerdo haber celebrado como si me llamara Steven Gerrard.

 

Usted puede ser hincha del equipo que quiera, pero si ese día no se emocionó, hágase revisar por un profesional. Gracias por eso, 2016.

 

Si encuentra un mejor resumen que este, por favor avísenos:

 

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Ranieri en contra del fútbol moderno

Lo que pasó en Leicester a mitad de año fue milagro de Navidad anticipado. Y nosotros, todos, cometimos –y seguimos cometiendo– el error de normalizarlo. Pero que este modesto ‘equipito’ haya ganado en la Premier de los ricos y los famosos es todo un acontecimiento. Algo irrepetible. Una protesta en contra del fútbol moderno, el de los billetes y las desorbitadas transacciones.

 

La proeza de este equipo reunió y dio a conocer historias fascinantes, como la del viejo Ranieri y sus pizzas, o la del ex-convicto Jaimie Vardy. Qué lindo fue ver como el mundo hinchó por un, hasta entonces, desconocido equipo. El Leicester City fue la cenicienta que condimentó, semana a semana, nuestras mañanas de fútbol inglés. Este fue un momento eterno.

 

Ranieri y sus muchachos inspiraron al planeta fútbol. Este cuento de hadas le hizo creer a otros chicos que todo es posible: Independiente del Valle, Islandia, Gales, Chapecoense, Lepizig. El 2016 fue un año lleno de pequeños gigantes. Esa hay que reconocérsela.

 

Créame que es un videazo:

 

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El Retorno del Rey (de los clásicos)

Cuando ya nos habíamos resignado, cuando pensamos que ya no iba a volver más, el miserable 2016 nos devolvió el SUPERclásico argentino. Desde el 2003 no veíamos un Boca-River a la altura de lo que es, o debería ser, este partido. Además, fue el último de Carlitos y él se despidió por lo alto.

 

Ya estábamos cansados de las batallas campales en las que se había convertido el superclásico. Hace diez años no se veían más de tres toques seguidos en un Boca-River y los futboleros seguíamos viendo ese partido más por obligación moral que por gusto: “¿cómo no voy a ver el Boca-River?”.

 

El 2-4 en el Monumental fue monumental. Porque se jugó fútbol del bueno, porque fue golpe a golpe y porque Tévez estuvo sublime. Las mezquinas billeteras chinas nos lo quitaron (¡te odio, 2016!), pero aunque sea, antes de perderse, Carlitos tocó una última sinfonía. Si usted es hincha de River, haga el ejercicio terapéutico e intente disfrutar este video. Después, cuando Carlitos ya no esté, se va a arrepentir de haberlo puteado tanto.

 

 

¿Le gusta el Boca-River? Entonces le gusta esto: Los ingredientes del Superclásico)

 

Un héroe inesperado

Fue en un partido discreto, no fue particularmente bonito y no lo hizo una megacrack. En una primera revisión, no pareciera que este gol tuviera cabida en este especial. Pero es precisamente eso, su austeridad, lo que lo hace lindo.

 

Sin Cristiano Ronaldo, el torpe y rústico Éder era la esperanza goleadora de todo un país. No era mucha (!), pero fue suficiente. Su gol en la prórroga no sólo le dio una Eurocopa a Portugal, sino que también desnudó al Cristiano Ronaldo más infantil. Verlo a Cristiano, entre lágrimas, dándole instrucciones a sus compañeros y empujando cariñosamente a Fernando Santos es una imagen invaluable. La alegría de Éder, el actor de reparto, tampoco se puede tasar.

 

¿Qué tan lindo puede ser que un jugador que usted no quisiera ni para el Fútbol 5 de los miércoles por la noche con sus amigos haya significado el título más importante de la carrera de Cristiano Ronaldo? Paradojas lindas del fútbol.

 

Déjese conmover por Cristiano, mire como empuja a su entrenador:

 

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La gran familia del fútbol

Nada de esto debió haber pasado, pero la tragedia del Chapecoense terminó en uno de los acontecimientos más emocionantes (e importantes) de la historia del fútbol.

 

Por unos días, Colombia, un país barrabravil reconocido más por la violencia y el narcotráfico que por valores más nobles, fue el epicentro de un movimiento de solidaridad que cruzó todas las fronteras. Atlético Nacional dio una lección que debería quedar tatuada para siempre en la cabeza del futbolero: el fútbol es un juego, una sana competencia; que es lo más lindo que hay en el mundo, pero no lo más importante.

 

El Atanasio Girardot, vestido de blanco, hizo que todos, sin importar nada, hincháramos por un mismo club. La tragedia del Chapecoense dejó ver que somos, todos los que amamos esto, la familia más grande del mundo. El precio, lamentablemente, fue demasiado alto.

 

Vete ya, 2016. Ya fue suficiente.

 

Vamo’, vamo’ Chape eeeeh

 

(Le va a encantar: Así jugaba Chapecoense, el equipo que se ganó el cielo)

 

Foto:

EsMiTv


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