Jarlan: si te queda grande, quítatela

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La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablaelbalón.

 

La intriga que generó en sus primeras temporadas. La clase que demostró, eludiendo a los más temibles centrales de la Liga. La personalidad, tal vez un poco agrandada –normal para un superdotado como él— que ganó, solita, eliminatorias desde lugares impensados. Esa bellísima parábola en la semifinal contra el DIM (Copa Águila 2015) invitó al país entero a creer en la llegada de un nuevo profeta de la diez. Pero el fútbol no da espera: el fruto sagrado que te da la vida, o te lo comes y la rompes, o adiós y directo al olvido.

 

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Los últimos partidos demuestran que a Jarlan se lo están devorando los dos diablillos envidiosos que tanto daño han hecho a los talentosos del FPC. El primero le está devorando las ganas, consumiendo todo su fuego interior. Le ha dejado una frigorífica sensación que ni el sofocante calor barranquillero ha podido derretir. Por eso es que se le ve bostezando mientras trota en el Metro. Qué irritante es ver un talento tan desaprovechado. ¡Qué envidia! El niñito congelándose de frío, mientras otros que quisiéramos estar ahí nos pisamos la cola cada vez que entramos a una cancha. ¡Y él ni cuenta se da!

 

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El otro es un hambriento carroñero, que espera ansioso por sus dotes, cada vez más descompuestos. Este es el más peligroso. El que se lleva su talento y lo abandona, el que lo empuja al abismo de los que pudieron ser y nunca fueron. Este ya tiene una colección de promesas incumplidas que se perdieron tanto, que algunos ofrecen recompensas por encontrarlos.

 

Sin estos males, Jarlan estaría pensando en la Selección, en el Mundial. Saltando y calentándole el recambio a James. Pero no. A cambio de eso, a pesar de sus condiciones, prefirió seguir aquí, jugando en potreros de quinta, ganándose expulsiones pendejas, pataleando, esperando a que papi Fuad le dé un heladito. 

 

No quiero ser apocalíptico, pero Jarlan, te llegó la hora. Si no despiertas, te veremos en una pesadilla, jugando por allá en Venezuela o sufriendo en las carreteras del descenso mexicano, en compañía de tu amigo Joao Rodriguez, otro al que se lo llevaron los diablillos.

 

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Jarlan, aprovecha que tu Junior del alma está en Libertadores. Guerrea con el cuchillo entre los dientes ese partido contra Guaraní. Sácales hasta la última gota a los maestros que tienes al frente. Chará y Teo lo darán todo por pasar a la fase de grupos, no los abandones. Todavía la tienes ahí, cerquitica, redonda, la chance de mostrarte ante el mundo ¡Basta ya de ese trotecito cansino! Si quieres que en unos años te reciban 40 mil en el estadio, tienes que volver a abrir los ojos. Es imposible que esos destellos al ángulo, esos decoros fugaces sobre la barrera se hayan quedado solo en eso, en destellos.

 

Ahí ta´ Jarlan, monocuco guayabero, así como te gusta. Si no puedes. Si te queda grande, admítelo: si tú eres talla S, la diez de Junior es XXL, de las pesadas, de las que muy pocos han podido cargar. ¿Qué estás esperando? ¿A que el Pibe acabe con tus sueños y diga que ese Jarlan “sí que es puro pelao marica”?

 

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Foto:

El Tiempo


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