No demos más vergüenza

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La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablaelbalón.com

 

Pocos dominan el arte de insultar. Lo que suele hacerse, para salir del paso, es elegir una característica física del contrario y ‘adornarla’ con un insulto de cajón. Así es como se llega a los célebres “calvo hijueputa”, “viejo marica”, “gordo malparido” y un sinnúmero de variantes que ni siquiera vale la pena escribir. Lo más significativo de este tipo de insultos es que no se dicen a la cara. Quien insulta así, sabe que no va encontrar respuesta. Por esto mismo es que las redes sociales se prestan tanto para este tipo de práctica; falta ver lo que se dice la gente en la sección de comentarios de cualquier publicación en Facebook. Los colombianos, al parecer, somos expertos en llenar de insultos a quien se nos cruce allá en las redes. Si las redes son una cloaca, nosotros somos la rata reina.

 

Si quiere luchar contra la violencia en redes sociales, entre aquí y firme esta petición para que Instagram bloquee a los violentos que matoneen a través de sus redes a deportistas, técnicos y dirigentes.

 

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Zidane, Robben y ahora Valverde han sido atacados en su honra por hinchas colombianos. Cuando James estaba banqueado en el Madrid, los colombianos le echaban la culpa a la mamá del técnico francés. Fue muy parecido cuando James llegó al Bayern: le dijeron a Robben que si no le daba la camiseta número 10, era un hijo de siete leches (y no sé cuántas más barbaridades). Ahora el turno le llegó a Valverde, que recibió ataques recién presentaron a Mina en el Barcelona. ¿De verdad, nos cuesta tanto comportarnos como hombres civilizados?

 

Nos quejamos constantemente de los violentos, esos desadaptados que apuñalan gente por llevar esta camiseta o la otra, pero no nos damos cuenta de que somos parte del problema. Los insultos son violencia. Verbal, sí, pero violencia a fin de cuentas. No seamos hipócritas.

 

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Los jugadores colombianos se han hecho un hueco en el fútbol europeo. A pulso. A punta de verraquera. Pero nosotros, tristemente, no hemos sabido estar a la altura. James, Falcao, Cuadrado, Mina y compañía muestran la mejor cara de nuestro país, mientras que nosotros damos la peor imagen de todas.

 

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No… pasemos del “viejo marica, meta a Mina” al “Valverde, gracias por confiar en nuestro central; por favor póngalo, que necesitamos que llegue rodado al mundial”. Mostrémonos como lo que somos: gente amable, humilde, echada pa’ delante. Y no como ignorantes violentos que creen que todo vale y que “le matamos a la abuelita” al que no quiera darnos gusto.

 

Qué alegría que Yerry Mina llegue al Barça, el primer colombiano en uno de los históricos del Viejo Continente. Aprovechemos esta oportunidad para crecer, para comportarnos como grandes. De nada sirve ser una potencia del fútbol (porque le aseguro que lo seremos), si seguimos comportándonos como si nunca hubiéramos visto a nuestra selección en un mundial. Dejémonos de burradas, comportémonos como lo que somos.

 

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