El papelón de Tévez en China

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La aventura china de Carlos Tevez mostró una cara irrespetuosa y poco profesional del ‘Apache’. 

 

El 11 de diciembre del 2016 Boca asaltó el Monumental ganando el superclásico con un Tévez imperial. Ese día Carlitos demostró que tenía una marcha más, que iba en patines respecto a sus pares del fútbol argentino. Tévez recuperó su mejor nivel después de un par de meses terrenales y lideraba a un Boca puntero que necesitaba con urgencia sacar la cabeza después de los extraordinarios logros de River. Boca vivía bajo la sombra del Imperio Gallardo.

 

El Mundo Boca soñaba con ver a Tévez ganando la Copa Libertadores otra vez. La solvencia económica y la inversión en jugadores del club garantizaban —como lo vemos ahora— la construcción de un equipazo alrededor del 10. Pero los tentáculos del fútbol chino llegaron hasta Buenos Aires y, con una oferta que en el 99,99% de los casos es irrechazable, se llevaron a Tévez. Pero el bostero, la versión más argentina del hincha argentino, no entiende de ofertas astronómicas ni de ciclos cumplidos. Todo lo que no sea azul y oro no vale.

 

Tévez nunca fue muy claro, usó argumentos poco creíbles sin mencionar el verdadero para justificar su marcha, y se fue de Argentina dejando a muchos hinchas desilusionados. Llegó este enero al Shanghái Shenhua de China para vestir la séptima camiseta de su carrera. Se convirtió en el futbolista mejor pagado en la historia del fútbol con un contrato de 40 millones de dólares por temporada.  Es decir, ¡110 mil dólares al día!

 

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La promesa de su fichaje no solo era la de ser el líder y la figura de su club, cosa que se daba por descontada, sino que debía convertirse en la bandera del fútbol chino. En un elemento tangible del progreso futbolístico y financiero de una liga en crecimiento.

 

Ocho meses después, se puede afirmar con toda seguridad que su estancia en China ha sido un bochorno. Uno de los papelones más vergonzosos de este deporte. Tévez se ha reído en la cara de los chinos. Ha ido únicamente a llenar sus arcas a costas de la solvencia de un equipo millonario y no ha dado ninguna contraprestación.

 

Su campaña empezó el 8 de febrero con la eliminación en la fase previa de la Champions League de Asia contra el Brisbane Roar. Entre marzo y mediados de abril Tévez marcó un solo gol en cuatro partidos de los que Shanghái perdió dos, empató uno y ganó uno. En el último de ellos, según su representante, tuvo un desgarro y luego estuvo siete semanas fuera de competencia.

 

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El 16 de abril el Shanghái jugaba contra el colero. Mientras sus compañeros trataban de corregir el rumbo del equipo, Tévez se fue a Disney con su familia en plena recuperación. No tuvo mayor vergüenza para tomarse fotos con gafas, cachucha y una camiseta de los Cleveland, solo le faltaron las oreja de Mickey. Ante la furia de muchos aficionados, un vocero del club salió al paso y dijo que se fue a título personal, no hay motivo para sancionarlo”.

 

Un mes después, en una entrevista, declaró que “no son muy físicos que digamos, también creo que son muy inocentes. Cuando te pegan te hacen daño, son como brutos. No creo que la Superliga China llegue a rivalizar con los grandes de Europa. Ni porque venga el mejor jugador del mundo”. Un miserable. Aun dando por verdaderos todos los dardos de sus declaraciones, su condición de embajador de la liga, la inversión descomunal que se hizo para traerlo, lo obliga a hablar bien las 24 horas del fútbol chino.

 

Tirarle mierda a la liga, mientras le entran montañas de billetes por minuto, demuestran una desconsideración y una falta de profesionalismo y de respeto inédita hasta al momento en este deporte.

 

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La semana pasada el entrenador Wu Winjui, que relevó al destituido Gustavo Poyet, declaró que Tévez estaba con sobrepeso y en unas condiciones físicas lamentables. Dijo que ni siquiera lo iba a convocar. Tévez fue al banco y no jugó ni un minuto. A la fecha Carlitos ha marcado cuatro goles en 15 partidos. A este paso a final de temporada Carlitos le habrá costado al equipo 1,9 millones de dólares por partido.

 

En Argentina algunos periodistas de renombre afirman que Tévez está haciendo todo lo posible para aburrir al club para que le paguen el contrato hasta la fecha que juegue, lo liberen y así volver a Boca para jugar la Copa Libertadores 2018, que es el gran objetivo del club. Ciertos o no los rumores, a la fecha lo de Tévez es un papelón como no se vio otro en el fútbol moderno. Literalmente fueron 40 millones de dólares tirados a una hoguera. Desperdiciados en la cuenta de un futbolista que a los 33 años se reservó su cara más irrespetuosa. Su cara menos profesional. Una vergüenza.

 

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Foto: pasionfutbol.com


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