La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablaelbalón
Pro Evolution Soccer es igualito a uno de los equipos a los que patrocina: el Borussia Dortumnd. Su juego es bonito, con detalles muy buenos y capaces de entretener a cualquiera. Sin embargo, sea por mala suerte o mal negocio, no ha podido sacarse la espina de igualar a su principal rival, FIFA, que para el caso de la comparación se parece al estable y siempre elegante Bayern München. Los seguidores de PES me acorralarán a punta de comentarios, pero hace falta decirlo: apenas KONAMI logra solventar un problema, se gana otro.
Me explico. PES fue el mejor videojuego de fútbol entre 2006 y 2009. Mientras FIFA se estancó en entregas sin novedades, el sistema de juego de su competidor fue creciendo. Los partidos, las gráficas y el realismo de PES permitía al aficionado entrar —como en ninguno otro juego— al mundo del fútbol; y aunque hoy nadie vería a PES 2008 como un juego de fútbol realista, en esa época era toda una joya. Pero luego, quizá por exceso de confianza, vino la debacle.
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En 2009, cuando KONAMI compró la licencia de la UEFA Champions League, EA Sports, la desarrolladora de FIFA, dijo “ya basta”. Después de eso, cuando los japonenes más tranquilos respiraban, se inclinó la balanza.
No sé si fue por error de PES, que perdió su mayor virtud cuando decidió experimentar en 2010 con nuevos sistemas de jugabilidad, o por el hecho de que FIFA sacó en su edición de 2011 el Ultimate Team, pero tras el Mundial de Sudáfrica el juego se desplomó. No fue sino hasta la edición de 2018, con equipos como el FC Barcelona, Liverpool y Borussia Dortmund como aliados comerciales, que PES volvió al mercado. Y volvió fuerte.
Pero ahora, justo cuando comenzaba a repuntar, un año después de volver a mostrar argumentos contundentes para competirle a FIFA, KONAMI anunció que no se renovará la licencia con la UEFA, el último caballito de batalla que le quedaba en pie.
Si esto le hubiese pasado a FIFA, no sería (tan) grave. EA Sports, para empezar, cuenta con la licencia de todos los equipos que tiene en el juego, algo que PES nunca ha logrado y motivo por el que los gamers comenzaron a mudarse. Por otro lado, FIFA hoy supera por goleada a PES en factores pequeños, pero que sumados son importantes y determinan la experiencia de juego, como los comentaristas o la variedad y el desarrollo constante de sus modos de juego. Partiendo de todo eso, es un golpe bajísimo para PES perder la única licencia de la que podía presumir, y peor aún si FIFA decide adquirirla para su próxima edición.
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Debo admitir que cuando salió PES 2018 creí que era el principio de un renacer. Ahora que perdió el que para mí era su mayor atractivo, siento que se quedó en un juego con un muy buen motor de jugabilidad pero con cero contenido innovador. Así las cosas, PES es de esos juego que uno usa compulsivamente por un mes y luego deja empolvado en un cajón.
Dicen desde KONAMI que no renovaron para enfocarse en otros temas del juego, pero es difícil entender qué puede ser más importante para PES en este momento que las licencias. Ya veremos qué trae la versión 2019, pero está claro que la Champions no hará parte de ella.
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