Santa Fe (a diferencia de Millos) siempre sabe cómo volver

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Santa Fe lo volvió hacer. Después de un semestre lleno de altibajos, en el que jugó un fútbol espantoso y terminó amargo por fuera de los ocho, Santa Fe se rehízo y hoy mira a todos desde arriba. Nos sorprende, todavía nos sorprende, pero no debería. Si algo ha mostrado este equipo en la última década es que siempre sabe cómo volver. No importa que tan bajo caiga, las directivas siempre tienen la audacia para reconstruir el edificio. Esto suena fácil, incluso intuitivo, pero no lo es. Muchos no lo hacen. El caso de Millonarios es el ejemplo más contundente.

 

Si algo dejó claro la ventana de transferencias en Bogotá es la diferencia abismal entre contratar y reforzarse. Lo primero va referido a la cantidad, lo segundo, a la calidad. Mientras Millos agrandó su plantilla con Aponzá y De los Santos, Santa Fe complementó la suya con jugadores importantes que significaron un salto de calidad. Una cosa es traer dos suplentes y otra muy distinta es identificar puntualmente las falencias del equipo y traer fichas para solucionarlas.

 

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Más allá de Costas, de su pobre idea de juego, de su pragmatismo desgastado, era claro que Santa Fe tenía huecos que debían ser cubiertos para que el equipo pudiera volver a competir. Se necesitaba un lateral derecho, dos extremos y un delantero. Pastrana salió al mercado con la lista en la mano y la obligación de cumplir. Volvió a la casa roja con Víctor Giraldo, Yamilson Rivera, John Freddy Pajoy y el imperial Wilson Morelo. El presidente fue certero. Los resultados del equipo y el rendimiento individual de los nuevos jugadores así lo demuestran. Un ejercicio similar, desde afuera, parece que no se hizo en Millonarios. De los Santos, que parecía estarse consolidando, ya fue al banco contra el Tolima.

 

Y luego está el caso Tesillo, que contrasta dramáticamente con el de Deiver Machado y deja ver el poder  de convencimiento que tiene la directiva del rojo. Sin entrar en discusiones acerca de cuál es mejor, la verdad es que ambos son jugadores de peso internacional y cuya permanencia era vital para la estabilidad deportiva de sus equipos. Santa Fe rechazó la oferta millonaria de Rosario Central por Tesillo y convenció al jugador de quedarse en un proyecto suficientemente ambicioso. Millonarios, en contra de lo que quería el hincha, vendió a Machado.

 

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Hoy, Santa Fe está arriba. Sus directivos, por enésima vez, demostraron que saben mejor que nadie como mantenerse a flote. Después de los tiempos violentos de Costas, llegó el bueno y siempre (o hasta ahora) ecuánime Gregorio Pérez; vinieron grandes nombres, jugadores que se necesitaban sí o sí; y se mantuvo a los jugadores importantes que le dan continuidad y jerarquía al proyecto. Es temprano, muy temprano, para pronosticar lo que pasará en el torneo, pero lo cierto es que hoy Santa Fe es líder indiscutible y Millonarios lo mira desde lejos, desde afuera de los ocho. Uno de los dos siempre sabe cómo volver. Y el otro, cómo resbalarse una y otra vez con la misma piedra.

 

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Futbolred


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