Messi, el Quarterback

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Escribir de Messi es un ejercicio muy sencillo y complicado a la vez. De Leo hay una infinidad de documentación cualitativa y estadística, miles de videos para recopilar y analizar cada parte de su carrera y su juego. Por otro lado, de él se ha dicho todo, o casi todo. En este artículo le explicamos de qué se trata su última versión como jugador, el último eslabón de la evolución de su juego. Aquello que llamamos: Messi, el Quarterback.

 

Antes de poder hablar con propiedad del Messi modelo 2016-2017 se deben repasar las principales etapas de su carrera. Porque su espectacular regularidad ha ido de la mano del cambio, de la evolución. Las necesidades de cada contexto han ido destapando al futbolista total que es este zurdo de 1,70. Durante las trece temporadas en primera con el Barcelona, el funcionamiento del equipo condicionó su juego, cada afán impulsó a Leo a explotar distintas facetas. Algunos veces fue la última pieza de un engranaje perfecto, en otras tuvo que salir al rescate en plan bombero, fue “9” y también extremo-pasador. Ahora es Quarteback.

 

Del extremo habilidoso al jugador total

Messi debutó oficialmente con Rijkaard el 16 de noviembre del 2003 contra el Porto en do Dragao. Esa temporada sólo jugó un partido con el primer equipo. En la siguiente, la 2004-2005, jugó 9 partidos y repartió el año entre el primer equipo y el Barca B. La primera temporada de su carrera que se puede –y debe– analizar es la 2005-2006, en la que jugó 27 partidos y marcó ocho goles. Un excelente comienzo para un joven de apenas 19 años.

 

Esa temporada, y hasta la llegada de Guardiola en verano del 2008, Messi fue un habilidosísimo extremo por derecha. Hizo parte de un conglomerado de virtuosos junto a genios como Deco, Ronaldihno, Eto’o. Poseedor de un dribbling inédito y una conducción en velocidad –de afuera hacia adentro– literalmente imparable, fue parte del ascenso y declive de un grandioso equipo. Ese Barça tocó el cielo en 2006 y tan sólo dos años después, deprimido, tuvo que prescindir de muchos de los jugadores que le habían regresado la sonrisa al club. En dos años, Messi logró presentarse como el futuro deportivo del Barcelona. Y así fue.

 

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Temporada 2005-2006. Foto:YouTube

 

En verano del 2008 llegó Guardiola al equipo y estuvo por cuatro temporadas. Tratar de entender la carrera de Messi sin la figura de Pep es un ejercicio inútil, incompleto. Desde la modificación de sus hábitos de nutrición, pasando por la construcción de escenarios tácticos ideales, hasta la adquisición de un conocimiento complejo de los rasgos de su carácter, Guardiola logró generar las condiciones óptimas para elevar las capacidades de Leo a su máxima expresión.

 

En el primer año de Pep, Messi siguió siendo extremo por derecha en un 4-3-3. Con más peso en el equipo, pero con un rol definido y restringido. Debía ser activo en la presión post-perdida y tenía la orden de ensanchar la cancha cuando el balón no estaba en sus pies. Leo era la mejor, pero era una pieza más. Su rol todavía no condicionaba el sistema.

 

Esto cambió en una de las noches más memorables de la historia del club: en la victoria 2-6 contra el Madrid en el Bernabéu, Guardiola encontró la piedra filosofal, la fórmula perfecta. Aquella noche se le ocurrió intercambiar a Eto’o y a Messi de posiciones para que el argentino jugará de mediapunta y generara superioridad por dentro con Xavi e Iniesta.

 

Las siguientes cinco temporadas fueron las del falso nueve. El equipo entendió y se educó a trabajar por y para él. Con menos obligaciones tácticas para el ‘10’, la idea del sistema era mantener a Messi fresco y darle el balón en buenas condiciones en los últimos 30 metros. Así, Messi se destapó como un asesino del área, como un goleador completísimo, dueño de una baraja enorme de recursos para definir.

 

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Tratar de entender la carrera de Messi sin la figura de Pep es un ejercicio inútil. Foto: TodaNoticia

 

La última temporada de Guardiola fue paradójica. Desde la respuesta colectiva fue la peor de la etapa de Pep, pero desde el plano individual de Messi la mejor: 75 goles, 29 asistencias. Estos son números de literatura, mitológicos. Algo que se escapa de la lógica.

 

A su capacidad goleadora y de gambeteador imparable, Messi le ha agregado una sensibilidad cada vez más aguda y certera para entender el juego, para responder en cada situación del juego y del partido. Messi hace años se convirtió en un jugador total.

 

Ser Xavi

En el 2014, con la Liga perdida en el Camp Nou, terminó una etapa. La deconstrucción de alguna de las bases del legado guardiolista eran evidentes. Se requería un cambio que no fuera radical, pero tampoco tímido. Luis Enrique hasta la fecha ha hecho una labor casi perfecta. Recuperando hábitos y métodos olvidados, pero haciendo cambios fundamentales desde la Pizzara, el ‘Ogro’ logró que el Barca volviera a ser un equipo casi imparable.

 

La salida de Xavi del once, y su posterior retiro, obligaron a Messi a cambiar nuevamente de máscara. Tras la llegada de Suárez y Rakitic, el rol de Messi no podía ser el mismo. Con un delantero centro que conoce como nadie el manual del nueve, Messi volvió a la derecha –un poco más retrasado y centrado que en su primera versión– y desde ahí activó el modo lanzador. La presencia Rakitic, quien haya sido su escudero en estas dos temporadas, le da libertad táctica y garantiza el equilibrio en defensa y en ataque.

 

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Ilustración por Juliana Acero

 

Leo pasó a ocupar el vació creativo y de dirección del tempo de juego que dejó Xavi. La prueba fehaciente de esto es que la la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) lo premió como el mejor creador de juego del 2015. Este ranking lo encabezaron Xavi de 2008 a 2011 e Iniesta de 2012 a 2013.

 

Pero lo más asombroso es que alejarse del área no le ha impedido seguir siendo igual de decisivo y goleador: 99 goles en dos temporadas, siete títulos de nueve en los dos últimos años así lo demuestran. Messi ha sido regular en el qué, pero cambiante en el cómo. Así lo describió el gran Marti Perarnau:

 

En su pequeña carcasa, Leo Messi contiene un equipo completo de fútbol. Es un misterio indescifrable cómo ha llegado a atesorar tantas facultades distintas en un cuerpo tan menudo, pero la profundidad de su talento se antoja insondable, inmenso, difícilmente comprensible. Messi es delantero y centrocampista, goleador y asistente, extremo, falso nueve, delantero centro, interior volante, mediocentro, regateador, cabeceador, pasador, principio y final del juego

Marti Perarnau

 

Messi, el Quarterback

La nueva tendencia de Leo a pasar antes que gambetear es evidente. Entre las temporadas de Tito Vilanova y Martino sumó 34 asistencias. En las dos primeras dos con Luis Enrique va 57.

 

Su número de sprints por partido ha disminuido. Ahora prefiere frenar, temporizar, cambiar de orientación y aprovechar la velocidad de Suárez, Neymar y Jordi Alba. Su técnica e increíble sensibilidad en el golpeo, le permiten realizar una variedad de pases al alcance de un puñado de jugadores en el mundo. Messi con espacio y con un equipo con dinámica que haga desmarques de ruptura, es tan peligroso como en el área.

 

El Quarterback, en el fútbol americano, es el jugador más importante del juego ofensivo. Se sitúa detrás de la linea ofensiva, toca el balón en casi todas las jugadas y es el cerebro de la ejecución de la estrategia de su equipos. El Quarterback decide cuando asistir a los corredores o cuando elegir una jugada de carrera. El resto del equipo realiza una serie de movimientos que le facilitan su trabajo y le brinda una serie de posibilidades. Su talento y precisión son los factores fundamental del éxito del equipo, la clave del triunfo. Todo lo anterior aplica para Messi. Es el mejor Quarterback del fútbol, del que se escribe con una sola “L”.

 

El siguiente video ilustra perfectamente al Messi pasador:

 

El Alley-Oop 

Aunque en principio se trata de una jugada de baloncesto, Messi la hizo propia, la convirtió en una jugada de autor, en marca registrada de la casa. Y el equipo también –en especial Alba, Neymar y Suárez– la interiorizó a la perfección:

 

Desde la banda derecha, Messi coge el balón, conduce hacia adentro, donde hay rivales esperando; mientras tanto, Suárez arrastra marcas con una diagonal hacia afuera. El movimiento de acumulación de rivales entre Suárez y Messi despeja el lado contrario, el de Alba y Neymar. Entonces Messi cambia de frente con un efecto que congela el vuelo del balón y le resta velocidad cuando pica. De atrás, como una bala, llega algún jugador del Barça. Cuando la defensa rival se percata, ya es tarde. Muchísimos goles y jugadas de peligro nacieron de este movimiento. Uno que sólo es posible, con él, con el Quarterback.

 

Alley-Oop a Rakitic:

 

Messi será el líder espiritual y futbolístico de este Barcelona 2016-2017. Esta temporada estará mejor arropado que los años anteriores. A pesar de la salida de Alves, el equipo cuenta ahora con un fondo de armario importante. Por fin, Luis Enrique tiene un banquillo a la altura del escudo que defiende. Con Neymar y Suárez, los goles seguirán cayendo de los arboles, eso es seguro. Pero ahora, con tantos volantes llegadores (Denis Suárez, Rákitic, Arda, Rafinha, André Gomes) y jugadores jóvenes que querrán demostrar que están a la altura de la oportunidad de sus vidas, este Messi Quarterback se frota las manos. Tiene todo para hacer otro año monumental, él lo sabe. ¡Que empiece la temporada!

 

 

Foto:

Ilustración por Juliana Acero (@lajulita_vavolada)

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