Gerard Piqué: Un Central de Época

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Con muchos años por delante en el fútbol de élite, Gerard Piqué ya puede ser considerado un jugador de época. Ha sido el central más representativo del juego de posición moderno. Su biotipo, junto a su inteligencia y sus sobresalientes condiciones técnicas, lo hacen un jugador extraordinario. Para algunos, el mejor central de este momento.

 

En tiempos mezquinos, en los que el oportunismo político y los flashes de la farándula se han posado sobre la figura de Gerard Piqué, en Hablaelbalón quisimos dedicar unas palabras para reconocer al grandísimo jugador que se esconde detrás de una personalidad polémica y mediáticamente sobredimensionada. El propósito de este artículo, entonces, es hablar del Piqué futbolista, del futbolista y nada más; hacer un recuento concienzudo de sus diferentes etapas en el Barcelona; y repasar las virtudes que lo han convertido en un central único y en una pieza fundamental (e irremplazable) en el proyecto deportivo de su equipo.

 

Football - FC Barcelona v Juventus - UEFA Champions League Final - Olympiastadion, Berlin, Germany - 6/6/15 Barcelona's Gerard Pique celebrates with the trophy after winning the UEFA Champions League Reuters / Darren Staples
foto: lapatilla.com Piqué ha ganado cuatro Champions League. Tres con el Barcelona (2009, 2011 y 2015) y una con el Manchester United (2008).

 

Piqué y su Barça 

Hoy, en retrospectiva, si se repasa la carrera de Gerard en el Barcelona y la Selección Española, el éxito aparece por todas partes. A sus 29 años, más de 30 títulos colectivos y varios galardones individuales así lo confirman. Sin embargo, si hacemos zoom, veremos una carrera en la que también ha habido espacio para los altibajos, la autocrítica, los golpes duros y las derrotas crueles. Así ha sido la vida del central en el club de sus amores:

 

2008 – 2011: El surgimiento de un crack

Pep Guardiola llegó al Barca en el verano del 2008 y con él, proveniente del Manchester United, un jovencísimo Piqué. Llegó como un jugador de la casa, formado en la Masia, pero sin cartel. Era un completo desconocido. En cuatro temporadas como profesional tenía apenas 50 partidos oficiales.

 

A priori, la pareja de centrales de Pep eran Rafa Márquez y Puyol, pero el mexicano tuvo una lesión muscular a principio de temporada. Piqué aprovechó la oportunidad, agarró el puesto y no lo soltó nunca más. Su crecimiento fue meteórico. Fueron varias las razones de esto, pero sobre todo haber convivido y crecido junto a dos maestros del puesto: Márquez y Puyol. Los dos tan distintos y tan complementarios.

 

Con Puyol podía jugar con los ojos cerrados .

Gerard Piqué

 

Desde muy temprano fue el abanderado de la salida limpia del balón. La ortodoxia y el fundamentalismo de la propuesta de Guardiola obligaban a los centrales a jugar con confianza y plena concentración. Piqué aprendió los automatismos con una madurez impropia de sus 21 años. Esa temporada el Barca ganó el histórico sextete con actuaciones memorables de Gerard. El gol al Real Madrid en la tarde del 2-6 nos recordará para siempre el talento de este central con alma de delantero.

 

 

La temporada 09/10 fue la de la (re)afirmación: Piqué era titular en el mejor equipo del mundo y en la selección que un año después ganaría el mundial. Con Puyol hacían una pareja ideal. Carles era un central corrector y le ofrecía todas las garantías a un joven Piqué que aprendió, mejor que nadie, a superar las líneas de presión del rival. Esa temporada el Barca ganó la liga y el Mundial de Clubes.

 

Los analistas más versados del Barca de Pep dicen que en la 10/11 se tocó techo en cuanto a la ejecución del juego de posición. Mientras tanto, Gerard seguía creciendo. Ese año, Javier Mascherano, otro central corrector, rápido, agresivo en el corte y con capacidad de anticipación, se convirtió en su compañero de fórmula.

 

2012 – 2014: El declive

A mediados de la temporada 11/12, Piqué fue víctima –o quizás responsable– de actitudes y dinámicas que contaminaron a un equipo híper-campeón. “Barriga llena”, como alguna vez lo llamó Pep, desgaste entre jugadores y entrenador o la extrema influencia de Messi pudieron haber sido algunas de las causas. Lo cierto es que el descenso en el nivel de Gerard fue evidente.

 

La prueba de esto fue la derrota 2-3 contra el Osasuna, en la que Barca dejó escapar una liga que terminaría ganando el Real Madrid de Mourihno y en la que Gerard falló en los tres goles. Ya no era el mismo jugador. ¿Autocomplacencia o el curso natural de las cosas? El por qué de esas dos temporadas y media para el olvido, sólo él lo conoce.

 

Después de Guardiola vinieron Tito Villanova y Martino, y el declive de Piqué fue inclusive más pronunciado que el del equipo. Había perdido velocidad en el sprint sostenido, era menos férreo en el uno contra uno y cometía errores de posicionamiento, antes inhabituales en él.

 

 

Ni Tito ni Martino lograron introducir cambios sustanciales en un equipo que había pasado por un proceso de deconstrucción de los pilares de su juego. Gerard y Mascherano fueron los que más sufrieron. Los centrales seguían jugando a 50 metros de su portero, pero el equipo ya no presionaba eficientemente. El Barca se hizo demasiado vulnerable al contragolpe y hubo muchos goles en los que Piqué ni apareció en la foto.

 

Después del 7-0 contra el Bayern en la semifinal de la Champions, la que fuera la peor derrota de la historia moderna del Barca, Piqué dijo: “Ya no somos los mejores, hay otros que lo son. Hace rato no estoy dentro de los mejores centrales del mundo. Tengo que trabajar para volver a serlo”.

 

2014 – presente: La resurrección

 La llegada de Luis Enrique ha permitido ver otra vez al central descomunal. Piqué recuperó agilidad en los giros, velocidad para defender contragolpes y además ha mostrado la versión más goleadora de su carrera. El reciente triplete tuvo al central como gran protagonista: 44 partidos y siete goles.

 

Las declaraciones, rotaciones y señales de Luis Enrique dan fe de la importancia de Piqué. El entrenador lo cuida con guantes de seda. Ya sin maestros, ni tutores, es hoy la cara visible de una manera de defender y entender el juego. Hoy es sin duda uno de los centrales más completos del mundo.

 

Sus condiciones y virtudes

Desde el 2008, las parejas de centrales que mejor han funcionado en el Barca son las que se conforman de defensores de características complementarias. En ese sentido, Piqué, más allá de su calidad, ha tenido la suerte de contar con grandes complementos (Puyol, Mascherano y Ramos, este último en la selección), que le han permitido explotar al máximo sus virtudes y hacerse maestro en algunos roles específicos que se explicarán a continuación:

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Foto: photobucket.com Puyol y Mascherano han sido sus mejores compañeros de defensa en su carrera. Puyol del 2008 al 2011. Y Mascherano del 2011 al día de hoy.

 

Salida de balón:

Este paso es innegociable en el modelo de juego del Barca y Gerard es el encargado de asegurar el primer pase. Desde hace años ha asumido e incorporado a la perfección este rol. Junto a Hummels, es, quizá, el mejor del mundo en esta faceta del juego. Esta temporada tiene un promedio de 92% de acierto en pases cortos.

 

Cambios de frente:

El juego del Barca ha creado un falso imaginario frente a la posesión: que se trata de pases cortos, horizontales y a ras de piso. Pero no. Los cambios de frente cruzados de “2 a 11” (de central a extremo) son una potente (y recurrente) herramienta para superar la presión del rival. Piqué, desde sus primeros años, ha mostrado una gran precisión y criterio para buscar a los extremos en zonas libres. Esta temporada su acierto en pases largos es del 66%.

 

Superar la primera línea de presión:

Para conseguirlo se requiere de varias cosas. Primero, interpretar la forma de presionar del rival; segundo, saber encontrar y elegir al hombre libre en el espacio-tiempo preciso; y tercero, ser rápido, técnico e inteligente en la conducción en velocidad. Cuando el rival tapa a todos los receptores, Gerard tiene recursos para conducir hacia delante, espera a que un rival le salga al paso y ahí, cuando se libera algún compañero, es capaz de encontrarlo con precisión.

 

Juego aéreo:

Piqué por arriba es casi infranqueable. Ha aprendido a saltar y cabecear con mucha limpieza; suele ganar sin cometer faltas ni penaltis. Por arriba, en defensa, es una garantía. Esta temporada ha ganado el 63% de los duelos aéreos. En ataque, como Sergio Ramos, ha mostrado ser un defensor excepcionalmente goleador.

 

Duelos individuales:

En este aspecto, su inteligencia, su intuición y su timing lo convierten en un central sobresaliente. Gerard suele esperar la resolución del delantero, leerlo y aprovechar su error, antes que atacarlo. Entonces, sin cualidades físicas extraordinarias, logra ser una muralla. Se trata de un talento defensivo sobresaliente.

 

El jefe de la tribu

Los cuatro capitanes del Barcelona son, en este orden, Iniesta, Messi, Busquets y Mascherano. Sin embargo, quien haya seguido con especial atención las últimas temporadas del equipo sabrá que Piqué es el “capitán-no capitán” de la plantilla.

 

Dentro y fuera de la cancha, Gerad es el líder moral de este Barcelona. Su espectacular estado de forma le da la autoridad para poder adoptar el rol de guía que ha asumido. Es el primero en salir a zona mixta a pecho descubierto para defender al club si es necesario, o de realizar una revisión y una autocrítica. Con las respectivas diferencias, Piqué es el Puyol del Barcelona moderno.

 

Su personalidad y carácter fuerte han provocado que se gane enemigos y detractores, y que su nombre protagonice polémicas propias de una prensa sobreocupada y especializada en frivolidades. Se podrán discutir (o no) algunas de sus formas, de su manera de aproximarse a la prensa, claro, pero así, a su manera apasionada, Piqué se ha erguido como el jefe de la tribu.

 

 

 

Foto:

visionnoventa.com


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