Reinaldo Rueda, una vida dedicada al balón

251

Compartir artículo:

“Hombre de fútbol y para el fútbol”, así definió Juan Carlos Osorio a su sucesor el día en que se despidió de Nacional para ir a dirigir al Sao Paulo. Y es que el ‘Doctor’ –como lo apodaron en Honduras– vive por y para el balón. Así fue siempre, desde su época de colegial en Yumbo cuando organizaba torneos aficionados y sufría para que los equipos llegaran puntuales a la hora del partido, hasta hoy, escasas horas después haber ganado una final de Copa Libertadores.

 

No fue futbolista ni estuvo cerca de serlo. Siempre fue un académico, un estudioso del fútbol. Primero estudió Educación Física en la Universidad del Valle y después se fue a Alemania a especializarse en la Escuela Superior de Deportes. Algo tendrá esto que ver con su estilo obsesivo y minucioso. Los que lo conocen dicen que antes de los partidos se encierra solo durante horas a desmenuzar a su rival. Su hermana, Rosa Virginia, afirma que “sus pasatiempos fuera del fútbol son el fútbol, los vídeos y el análisis”.

 

A sus casi 60 años, Rueda no es un coleccionista de títulos. De hecho, antes de llegar a Nacional su único título como entrenador era un Torneo Esperanzas de Toulon con la Selección Colombia Sub-21. Ahora, los éxitos en Nacional, claro, lo avalan (aun más), pero para conocer a Rueda en estado puro hay que devolver el cassette. Analizarlo únicamente desde los títulos y la reciente gloria sería injusto con él, que es un enamorado de los procesos y la formación.

…sus pasatiempos fuera del fútbol son el fútbol, los vídeos y el análisis

 

Porque Rueda antes que nada ha sido eso, un formador, un maestro. Antes de llegar a la Selección Colombia absoluta en 2004, Rueda hizo proceso con todas las selecciones juveniles del país (sub-17, 20, 21, 23). Durante esos años fue que desarrolló el estilo casi paternal con el que gestiona sus planteles. “Prefiero que el jugador me tenga afecto y consideración, no temor ni rencor”, respondió a un medio ecuatoriano cuando en 2013 le preguntaron acerca de la manera en la que se relacionaba con sus dirigidos.

 

Al fútbol formativo le debe gran parte de su reconocimiento. Pero el fútbol colombiano también le debe mucho a Rueda. Aunque parezca lejano, bastante tiene que ver su trabajo con los recientes éxitos de la selección absoluta. Jugadores como Freddy Guarín, Abel Aguilar y Macnelly Torres hicieron parte de la selección que quedó tercera en el Mundial sub-20 de 2003. También fue Rueda, en el año 94’ cuando dirigía al Cortuluá, el visionario que le recomendó a un joven Mario Alberto Yepes renunciar a su sueño de ser delantero y convertirse en marcador central. Hoy en Nacional, con casos como los de Marlos Moreno y Dávinson Sánchez, sigue mostrando su tacto con los más jóvenes.

 

En su paso por Honduras y Ecuador dejó claro que es un obseso del orden y del equilibrio. En ambos casos apeló siempre a un innegociable 4-4-2, asegurando el orden defensivo y apostando a las transiciones rápidas por las bandas y al desequilibrio individual. Con un modelo parecido, sujeto, obviamente, a las particularidades de cada una de las selecciones, Rueda se clasificó a dos mundiales consecutivos y dejó legado en ambos países. En Honduras le dieron la nacionalidad y en Ecuador siempre recordarán que bajo su dirección la selección logró ubicarse –por primera vez en su historia– en el Top-10 de la FIFA.

 

Rueda_Libertadores_28_07_16
Reinaldo Rueda guió a Nacional a su segundo título de Copa Libertadores. Foto: Futbolete

 

Después de dirigir a Honduras y Ecuador, cuando llegó a Nacional se le cuestionó su cartel de técnico ultra-defensivo. Recién aterrizó en Medellín fue cauteloso y apostó por su ilustre 4-4-2. Su impronta fue evidente desde el primer día: orden, equilibrio y elaboración desde atrás, tener la pelota, pararse en campo contrario, pero evitar siempre y a toda costa, los riesgos en la parte de atrás. Conceptos todos que contrastaron radicalmente con el juego vertical de Juan Carlos Osorio. En su vuelta al fútbol colombiano, Rueda ganó la Liga Águila y su equipo fue el más goleador y el menos goleado.

 

Al grupo del segundo semestre se le notó más trabajo. Después del periodo de adaptación, Rueda demostró que es un técnico versátil, que se adapta a sus equipos y explota lo mejor de ellos. La flexibilidad táctica de Reinaldo fue notable. Del esquemático 4-4-2 pasó a un maleable 4-2-3-1. A lo largo del último año sorprendió con planteamientos modernos y complejos: algunas veces jugó con un nueve fijo, en otras salió sin delantero; por momentos apostó por una línea de tres centrales para que sus laterales fueran dos extremos más; y cuando lo necesitó, también supo echarse atrás para contragolpear. El técnico de Nacional demostró estar a la vanguardia del fútbol suramericano.

Analizarlo únicamente desde los títulos y la reciente gloria sería injusto con él, que es un enamorado de los procesos y la formación.

 

Su soberbia actuación y el juego de posesión exquisito mostrado en la Copa Libertadores tumbó por completo la imagen errónea del Rueda timorato y defensivo. Nacional fue el equipo que más goles hizo (25) y al que menos le marcaron (6), además en nueve de los catorce partidos dejó su arco en cero. Nacional fue un equipo que conmocionó al continente. Seguridad defensiva y contundencia ofensiva, ese es Reinaldo Rueda. El título no fue una casualidad.

 

A pesar de lo demostrado, aquí en Colombia hay gente que aún lo recuerda como “el técnico que nos dejó por fuera del Mundial de Alemania”. ¡Que injusto y cruel puede ser fútbol! Reinaldo sigue pagando por un muerto que no fue suyo. Todavía recuerda con dolor que la Federación no le haya renovado tras reanimar a una selección que Maturana hirió de muerte. Rueda recibió a un equipo que era último en la eliminatoria y lo dejó a un punto del repechaje. “Mi único error fue ilusionar al país”, dijo derrotado.

 

Ahora, el fútbol le da una revancha. La Copa Libertadores es el reconocimiento a una vida dedicada al balón. Es un premio grande para un hombre sencillo y sabio; un homenaje a un líder solitario, a un enamorado del fútbol, no de los títulos, sólo del fútbol, del fútbol en sí mismo.

 

Foto:

Futbolred


Lo más leído