Gareth Bale una Champions

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No queda más que rendirse ante el Real Madrid de Zinedine Zidane. Un equipo de leyenda. Punto.

 

30 minutos sensacionales

 

Es posible que no haya cosa más difícil en el mundo del fútbol que ganarle una final de Champions a este Real Madrid. Klopp en la previa lo sabía y lo dejaba caer en entrevistas. Tenían a la historia en contra. Era una empresa complicadísima. Sin embargo, el Liverpool, valiéndose de su fuego para llevar los partidos a un ritmo alto y agitado, salió sin temor a jugar su fútbol propositivo. La presencia de Salah y Mané era tan intimidante que obligaba a la defensa del Madrid a cuidar su espalda y tenerlos referenciados. Eso provocaba que los centrales no pudieran achicar hacia adelante para hacer al equipo más corto.

 

En ese espacio en la mitad que había entre la defensa y los volantes, Henderson y Wijnaldum mandaron sobre Kroos y Modric. Marcelo estaba contenido por tener que cuidar al egipcio. Era un Madrid desconectado que no podía conectar pases. Tuvimos la oportunidad de ver media hora al Liverpool de Klopp en su salsa. Era mucho más que el rival.

 

Pero se lesionó Salah. Su influencia futbolística y mental es gigantesca. Apenas salió la cancha se inclinó y fue otro partido. Lallana pasó a ser cuarto volante y los ‘Reds’ se arroparon dejando arriba a Mané y Firmino.

 

 

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A Zidane le salen todas

 

El Madrid salió con el mismo equipo de la final del año pasado. Un 4-3-1-2 que nos sorprendió porque dejarle los carriles a Marcelo y Carvajal, sin la compañía de volantes de ida y vuelta que ayudaran a escalonar a Salah y Mané, era arriesgado. Pero ‘Zizou’ se decidió por Isco para que flotara detrás de Henderson, y pudiera hacer un triángulo con Benzema y Cristiano en ataque.

 

Concretamente esa intención no funcionó. No fue por un tema táctico sino que Isco sencillamente no estuvo. Jugó lejísimos de su nivel y el equipo necesitaba otra cosa. Corría el minuto 61, el Liverpool había empatado hace cinco minutos, Zidane decide meter a Bale por Isco para que jugara más por afuera para completar un ataque con tres. En teoría el empate del Liverpool le venía mal al cambio de Bale porque iba a retroceder y ya no iba a tener tantos metros para correr y sorprender. Pero a Zidane todo le sale bien. La primera pelota que toco Bale fue una chilena espectacular a la que Karius sólo le quedó mirar. Metió el tercero y le terminó dando la tercera Champions seguida a este equipo legendario.

 

Foto: marca.com

 


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