El problema eterno del Nacional de Lillo (y otras dos cositas)

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Se acabó. Nacional perdió la serie por penales y el Tolima estará en semis. Estas fueron las tres grandes conclusiones que dejó el partido.

 

El problema eterno de este Nacional
Si Nacional está eliminado es porque no pudo solucionar su más grande problema: la transición ofensiva en el último cuarto. Como a lo largo de todo el semestre, en el partido de la verdad, el equipo de Lillo no pudo convertir la posesión en peligro.

 

El futbolero —de verdad que sí— agradece las innovadoras variantes tácticas del entrenador y disfruta mucho viendo a un equipo que juega con 9 hombres en campo contrario. Sin embargo, a pesar de la cantidad de opciones, Nacional no encontró la manera de jugar hacia delante; hizo ancha la cancha, pero nunca profundizó.

 

En campo del Tolima, Macnelly estuvo impreciso, Aldo Leao apenas entró en contacto con el balón y a los delanteros les faltó movilidad para ser opción de pase; jugaron muy pegados y fueron presa fácil para los centrales rivales. En el primer tiempo, como a lo largo de todo el semestre, lo más (lo único) peligroso fueron las pelotas cruzadas (teledirigidos) de Henríquez y alguna aparición aislada de los extremos/carrileros. De resto nada.

 

En la primera jugada del segundo tiempo, por primera y única vez en el partido, Macnelly verticalizó, Dayro descargó de primera y el balón le llegó limpio Ruiz: 1-0. Después vino el 2-0 de penal y entonces más de lo mismo: juego ancho e inofensivo. El Tolima se encontró un gol y mandó la serie a los penales…

 

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Un Tolima fantástico
Pero la serie no la perdió Nacional sino que la ganó el Tolima. En el Atanasio, Gamero plantó un equipo genial. En el primer tiempo dio un repaso táctico.

 

El entrenador diseñó un mediocampo agresivo para robar y clarito para jugar. Carrascal, Avimiled Rivas y Rentería la rompieron. Por las bandas, Villa y Vázquez, los extremos, fueron solidarios y completaron siempre una línea de cinco en el medio. Arriba, Marco Pérez luchó, generó espacios y pivoteó.

 

El plan fue claro: robarla en la mitad y tirársela a Villa —que es un fenómeno— para que este aprovechara su velocidad y cogiera largo a Nacional. Fue perfecto. El primer tiempo pudo haberse ido 0-2 para el Tolima.

 

Después del descanso, el equipo salió despistado y amilanado, pero con el 2-0 en contra despertaron y volvieron a adelantar líneas. 2-1 y a la lotería que son los penales.

 

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Dejémonos de bobadas…
Desde hace años y ahora otra vez, Armani volvió a demostrar que es un arquero que está muy por encima de sus colegas en el FPC. Nacional, al jugar con las líneas tan adelantadas, sufrió demasiado en las contras. De no ser por Franco, por su jerarquía y por su habilidad bestial en las mano a manos, quizá Nacional no hubiera llegado hasta acá.

 

No sabemos en que vaya el tema de la nacionalidad, pero si Armani llega a convertirse en ciudadano colombiano, no llamarlo a la selección sería una testarudez.

 

PD: Por favor, no echen a Lillo.

 

Acerca de Armani: La Selección Colombia no es un concurso de patriotismo

 

Foto:

as.com

 


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