El calendario del FPC es un circo

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Se podrían escribir tratados enteros, y de varios tomos, exponiendo los muchísimos aspectos en los que el fútbol colombiano podría mejorar. Sin embargo, entre todos ellos, hay uno que entra en la categoría de lo insólito: el calendario. En la Liga Águila –antes Postobón, o Mustang, o cualquiera que fuera el patrocinador de turno–, año tras año, somos testigos de un calendario torpemente diseñado, que va en detrimento del rendimiento deportivo.

 

Dado el sistema, aquí en Colombia tenemos una de los campeonatos locales alrededor del globo que más partidos disputa al año. Sin contar los partidos de Copa Colombia y las competiciones internacionales, sólo en Liga, un equipo que se clasifique a los cuadrangulares finales de ambos torneos cortos jugará un total de 52 partidos al año. Una cifra que supera por mucho a los, en promedio, 38 de las ligas europeas. Para tener una idea más clara: en la temporada 2008/09 el Barcelona de Guardiola ganó el triplete, es decir que jugó todos los partidos posibles. Entre Liga, Copa y Champions fueron 62. Si hipotéticamente hiciéramos el cálculo, y en Colombia algún equipo consiguiera un logro equivalente a un triplete, tendría que haber disputado un total de 84 partidos (56 de Liga, 14 de Copa y 14 de Copa Libertadores). Un 35,4% más. Una barbaridad.

 

Por cuestiones de pura lógica, no sólo la cantidad de partidos, sino también la frecuencia con la que se tiene que jugar, afecta el estado físico y viola los tiempos mínimos que un deportista necesita para recuperarse. Ambas cosas influyen, claro, sobre el rendimiento de los equipos. Mientras en Europa la Uefa exige una distancia de, por lo menos 72 horas entre partido y partido, acá en Colombia pasa que un equipo debe jugar dos partidos –uno doméstico y otro internacional– de manera casi simultánea. Independiente de los resultados recientes en copas internacionales, hay que decir que el fixture del torneo local no favorece a los equipos que compiten internacionalmente.

 

La cantidad exagerada de partidos programados hace, también, que los periodos de preparación, de pretemporada, entre un torneo y otro sean demasiado cortos. Quizás esto explica el bajo rendimiento de equipos como Millonarios o Santa Fe que, ad portas de la séptima fecha del torneo clausura, todavía no están a punto físicamente y no han logrado definir un estilo de juego. Este año nuestra liga fue la última de Suramérica en acabarse y una de las primeras en reanudarse. La final del torneo apertura se jugó el 19 de junio y la primera fecha del clausura el 1 de julio. Menos de dos semanas. Un tiempo mísero para descansar, incorporar jugadores, suplir las bajas y preparar el siguiente torneo. Cuando aquí estemos en la novena fecha, en España estarán apenas comenzando.

 

Aquí tenemos problemas grandes, de cultura, de infraestructura, de violencia y corrupción. Problemas, la gran mayoría de fondo tardarán años y necesitarán de grandes esfuerzos para ser solucionados. Pero hay otros que no requieren más que una correcta planificación y una pizca de sentido común. Una pizquita. El calendario es uno de ellos. Por favor…


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