La metamorfosis de James en el Bayern

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La nueva versión de James en el Bayern podría ser muy útil para Colombia. Buscamos antídotos a la crisis de juego de la Selección.

 

Historia de la metamorfosis

 

El 6 de octubre del año pasado llegó Heynckes a gestionar una plantilla que se le había salido de las manos a Ancelotti. En ese momento, todos pensamos que para James no había un escenario peor. Se fue del Real Madrid porque no entraba en los planes de Zidane y dos meses después, Ancelotti, el entrenador que lo había pedido expresamente para el Bayern, salió a las patadas del club. Para reemplazarlo le trajeron a los caciques del equipo a un viejo amigo. Alaba, Neuer, Javi Martínez, Robben, Ribery, Müller y Boateng habían ganado el triplete con Heynckes en 2013. Lo normal era suponer que Jupp le iba a dar preferencia a los suyos y ese escenario, sumado a una nueva lesión muscular de James, nos impedía ser optimistas.

 

Tres meses y medio después, James y Heynckes ridiculizaron nuestros prejuicios. Hoy, el colombiano es fundamental para su entrenador. No es exagerado decir que desde que llegó es el jugador que mejor rindió. Lo más importante no es descubrir que James está capacitado para rendir en un club como el Bayern, sino descifrar la manera en que lo ha hecho.

 

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Se trata de una metamorfosis. El James del Bayern es otro. Heynckes convenció a un mediapunta con gol, gran pegada y buen último pase de que también habitaba en él otro jugador, uno que aún no había sido explotado: un volante moderno, más responsable del origen de la jugada que de la finalización, un socio de todos, un motor y un portento físico.

 

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Al margen de los rumores mediáticos, James no fue protagonista con Zidane por el sistema que usaba el francés. En el 4-3-3 no llenaba las expectativas del técnico, ni como interior ni como extremo. Muchos le dimos la razón a Zidane. El James que conocimos en Porto, Colombia y Real Madrid no tenía cómo competir con Kroos y Modric. Cuando pasó al Bayern pensamos que el artista ahora sí podía liberarse. Pensábamos que íbamos a ver al enlace de siempre. Pero el sabio Jupp vio con el tercer ojo que tienen los grandes entrenadores (y nosotros no).

 

En los primeros partidos James jugaba o por detrás de Lewandowski en un 4-2-3-1 o como falso extremo por izquierda y derecha. Müller, Robben y Ribery tuvieron lesiones musculares, lo que no obligó al técnico a descartar a un gran nombre. El colombiano jugó mucho, jugó bien, pero era difícil descifrar el rol que Heynckes pretendía para él. Los partidos fueron pasando y desde diciembre el DT fue alejando a James del área. El de hoy es más interior que cualquier otra cosa. En el partido del pasado fin de semana contra el Werdem Bremen el cambio fue evidente:

 

James fue el escudero de Javi Martínez en la mitad de la cancha. Dio dos asistencias. La primera, típica de él. Y la segunda, una pincelada maravillosa con la pala que carga debajo del guayo. Sin embargo, lo más significativo de su partido no fue eso, fueron los datos que develan al nuevo James: jugador que más veces tocó el balón (113), jugador con más pases (90) y con mayor efectividad (96%) y jugador con más balones recuperados (9). Su partido fue completísimo. Fue el partido de un eje creativo más que de un mediapunta.

 

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Colombia necesita a este James

 

Analistas e hinchas estamos de acuerdo en que Colombia debe mejorar mucho si quiere hacer un buen papel en Rusia. El equipo arrastra una larga crisis de juego: no hay salida limpia, la generación de juego en la mitad es mínima y el equipo perdió su identidad y su vocación ofensiva. Los problemas sobran.

 

Una solución puede ser trasladar al nuevo James del Bayern a la Selección Colombia. Retrasarlo. Acercarlo a la ‘Roca’ Sánchez. Pensar en una línea de tres con James de interior.

 

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¿Por qué no? La materia prima de Colombia en el medio no es abundante. Mateus Uribe, Sebastián Pérez, Wilmar Barrios y Daniel Torres nunca rindieron a un nivel alto. Hasta ahora, la mayor certeza es Abel Aguilar. En cambio, de tres cuartos para adelante a Colombia le sobran las herramientas: Chará, Cuadrado, Muriel, Quintero, Falcao, Zapata, Bacca, Teo, etcétera. Hay muchas posibilidades y mucho talento para compensar el retroceso del 10.

 

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Alejarlo del área puede traer problemas. Cierto. Nadie ha aportado sus números en goles y asistencias. Pero podemos ganar mucho por otro lado. Dotar al equipo de una claridad y una lectura de juego que nadie tiene. Allí puede ser el que haga jugar a todos. El organizador. Colombia tiene muy poco juego y no hay jugadores para pensar en que de aquí a Rusia habrá un cambio significativo en el doble cinco (Sánchez – Aguilar).

 

Heynckes lo convenció de que podía ser ese jugador. Le dijo que convertiría menos goles, pero que a la vez sería más importante para el equipo. Por supuesto, al final la disposición del jugador es la clave. Hoy físicamente está hecho un toro. Lo vemos con un despliegue y una presencia mayor, abarcando mucho más terreno. Si todo esto ha sido posible en un club lleno de volantes extraordinarios, pregunto: ¿no podría Pékerman convencerlo? ¿No podría hacerle ver que él podría ser la llave para recuperar el juego del equipo? Este movimiento no garantiza nada, pero como están las cosas, creo que es la solución más innovadora y audaz. No es una idea abstracta. Vean al Bayern este fin de semana. Este James es el Modric que tiene Croacia. El Kroos que tiene Alemania. El jugador que nosotros no tenemos.

 

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Foto: elespectador.com


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