Final de Champions: la madre de todos los partidos

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El indescifrable y maravilloso mundo del fútbol alberga la posibilidad de jugar millones de partidos distintos. No solo por el juego en sí mismo, también por los protagonistas, la puesta en escena, el colorido, los estadio, etc. Dentro de ese universo infinito de partidos hay uno que es perfecto, la final de la Champions.

 

La antigua Copa de Europa fue reestructurada en 1992 para darle paso a su versión moderna, la UEFA Champions League. Desde entonces ha sido una competición que no ha parado de crecer. Cada año es una Copa más guapa. Cada versión adquiere una estatura mayor.

 

El futbolero, por supuesto, tiene en su corazoncito —y maldito el día que no sea así— al equipo del que es hincha, y cualquier partido importante de este siempre estará por encima del mejor partido de la Champions. A un loco por Banfield le tienen sin cuidado los goles de Cristiano a Buffón, si su querido Taladro le pasa por encima a Lanús. Un enfermo del Poderoso verá la final —si la ve— con cara de puño por la paliza que le metió el Cali en Palmaseca. Así, cada aficionado tiene su propio afán. Solo sus colores lo desvelan.

 

Pero cada vez más, la final de la Champions es el partido de todos. El fútbol no tiene otra cita con tanto magnetismo. Algunos dirán que sí, que la final del Mundial. No les faltará razón. El Mundial es la fiesta por excelencia del fútbol, del deporte en general. Pero hoy en día, las fases finales de un Mundial están lejos de poder ofrecer equipos y propuestas tan ricas y complejas como las que ofrece la Champions League. Para las selecciones, mejorar al Real Madrid, a la Juve al Bayern o al Barcelona es una quimera. El Mundial es el mes sagrado de este deporte y todos nos ponemos nuestro mejor traje cada cuatro años. Es un mes muy feliz, pero en honor a la verdad hay que reconocer que la madre de las finales, de los partidos, por calidad de las propuestas, es la final de la Champions.

 

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Empecemos por el himno. La música de la Champions es la música de la felicidad. Si te la ponen al oído dejas enfriar la sopa, se te queda una uña mordida a medio camino, puedes dejar un amor de madrugada a medio gas. Te atrapa, te jode. Es un sonido especial.

 

Después viene el marco, el colorido de la competición, los equipos y las aficiones. Y acá, la UEFA se luce en todos los detalles. La devoción de la Europa Occidental clásica por el glamour y refinamiento le da un brillo especial a la competición. El decorado es sobrio pero poderoso. Los niños que salen tomando la mano de los jugadores son un sello del torneo. Los equipos diseñan bordados y uniformes especiales para los partidos. Las aficiones gastan buena parte de su presupuesto en banderas, mosaicos y shows espectaculares para mostrarse ante el mundo.

 

Los equipos desde hace años diseñan su presupuesto y sus prioridades deportivas para potenciar su protagonismo en la Champions. A los equipos que no la juegan se les dificulta retener a sus estrellas. Y los que clasifican se hacen de un incentivo clave para incorporar jugadores de alto nivel. Para equipos como el Sevilla, el Napoli o el Arsenal, no jugarla es una ruina. En estos clubes, jugarla o no, define la frontera entre pertenecer al club del estrato alto y entrar al selecto grupo de los magnates.

 

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Y en la cancha el espectáculo es inmejorable. En todos los mundiales nos privamos de ver a jugadores excepcionales. Difícil que Abaumeyang clasifique con Gabón. Bale nunca ha jugado una Copa del Mundo. Messi, con dos malos resultados la mirará por televisión. Zlatan no viajó a Brasil 2014. La Champions, en cambio, es la cita de los mejores. Por el lado de los entrenadores la tendencia también es clara. Los más grandes dirigen en clubes. Mourinho, Guardiola, Conte, Simeone, Luis Enrique, Ancelotti, Allegri, Emery… La Champions aglutina a la capa más selecta y calificada del planeta fútbol.

 

En esta edición llegan a la final los dos mejores equipos de la competición. Con total merecimiento Real Madrid y Juventus están en Cardiff. Han tenido dos semanas para preparar el partido. Ninguno tiene un lesionado. Plantilla completa. Ronaldo que quiere igualar a Messi, Buffón quiere cerrar el círculo de una carrera de novela, Higuaín y Khedira que sueñan con ser vengadores, Zidane quiere hacer lograr lo que ningún club ha hecho, Dybala quiere demostrar que es el nuevo elegido. Están todos los condimentos.

 

Disfrute de su partido, del de todos. La final de la Champions es la madre de todos los partidos.

 

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