• ¡Gracias al fútbol! ¡ Gracias a la Copa!
4 mayo, 2016
Victor Ibarbo of Colombia’s Atletico Nacional, left, battles for the ball with Mauro Bogado, center, and Luciano Balbi of Argetina’s Huracan, right, during a Copa Libertadores soccer match in Medellin, Colombia, Tuesday, April 19, 2016.  (AP Photo/Luis Benavides)

Atlético Nacional se clasificó a cuartos

Fue una noche digna de Copa Libertadores. Un partido intenso, polémico y apasionante que tuvo suspenso hasta el final. Nacional no fue el equipo brillante que arrasó en la fase de grupos y Huracán volvió a mostrar que es un equipo aguerrido, capaz de poner en aprietos a cualquiera que se le pare enfrente.

 

Si el domingo, por Liga Águila, había jugado con un once alternativo, anoche Rueda puso toda la carne en el asador. La propuesta fue la habitual: Bocanegra, Aguilar, Sánchez y Faryd Díaz en la primera línea de cuatro. Sebastián Pérez y Mejía en la contención y, más adelante, en una línea de tres, el “Lobito” Guerra por el carril central y Marlos Moreno e Ibargüen atacando por las bandas. En punta, haciendo de “falso nueve”, estuvo Victor Ibarbo. En resumen, Nacional propuso un 4-2-3-1, que en ataque debía mutar a un 4-2-1-3, con Ibargüen, Ibarbo y Moreno rotando por todo el frente de ataque.

 

El planteamiento de Huracán fue, como era de esperarse, más conservador. El técnico Eduardo Dominguez plantó un 4-4-1-1, con el “Rolfi” Montenegro por delante de la segunda línea de cuatro y Ramón “Wanchope” Ábila como punta solitario. Los volantes por afuera, Mariano González y Cristian Espinoza, fueron los encargados de darle profundidad ofensiva al equipo, pero tuvieron también la obligación de volver siempre para evitar que Bocanegra y Díaz le hicieran el “dos a uno” a Balbi y San Román, los dos laterales del “Globo”. En la mitad, el tándem Fritzler-Bogado debía impedir que Nacional generara juego interior con Sebastián Pérez y Guerra.

 

Aunque el planteamiento no era el más arriesgado, en el primer tiempo Huracán supo aprovechar la desgana con la que Nacional arrancó el partido y salió a buscar el tan anhelado gol de visitante. Los argentinos ejercieron una presión alta e impidieron que la primera línea de volantes de Nacional conectara con los cuatro de arriba. Por las bandas, Espinosa y Mariano González, aprovecharon la falta de solidaridad defensiva de Marlos Moreno y Andrés Ibargüen para poner en aprietos a Nacional. “Wanchope” Ábila, que era el único jugador de Huracán que no tenía la obligación de pasar la línea de la pelota, complicó a Sánchez y Aguilar cada vez que recibió el balón.

 

El Nacional del primer tiempo fue un equipo largo. El espacio entre Guerra y la primera línea de volantes era abismal, a Ibarbo se le veía errático cabalgando por la mitad y el narrador no pronunció ni una sola vez el nombre de Marlos Moreno en los primeros 20 minutos. Los escasos destellos de Andrés Ibargüen –que debe estar entre los jugadores más desequilibrantes del continente– y un tiro libre al palo de Bocanegra fueron espejismos de un gol improbable. Pero como el fútbol es una dinámica de lo impensado, en una jugada aislada, el árbitro venezolano Argote pitó un penalti sobre el “Lobito” Guerra que Ibarbo transformó en gol.

 

La alegría le habrá durado menos de un minuto al Atanasio Girardot. Huracán sacó de mitad e inmediatamente hizo el gol del empate. Tras una jugada en la que la defensa de Nacional se mostró blanda e insegura, Bogado filtró un puñal que Espinosa definió a la perfección. Si en ataque Nacional ya no es el mismo de hace unas semanas, en defensa menos. Con el empate a uno, se estaba jugando el partido que quería Huracán. De ahí en adelante los ataques de Nacional fueron aislados e inocuos.

 

En el segundo tiempo, el local salió con necesidad de romper un empate que los dejaba afuera de la Copa. Sin embargo, no fue sino hasta la polémica expulsión del defensor central Federico Mancinelli que Nacional pudo hacerse con el partido. Difícil saber si se equivocó el arbitro –para unos sí y para otros no–, lo cierto es que el penalti en el primer tiempo y la expulsión en el segundo hicieron que el venezolano Argote fuera trending topic en twitter.

 

A partir de ese momento se vio un Nacional crecido y aunque Huracán lo intentó, la historia parecía estar escrita. El cambió de Berrio por el desubicado Ibarbo le dio profundidad a la banda derecha y desde ahí Nacional comenzó a generar peligro. Fueron Guerra y Berrio, precisamente, los que se inventaron la jugada del segundo gol y poco después, Guerra, otra vez, marcó el 3-1 que, parecía, terminaba de pinchar al “Globo”.

 

Pero como esto es Suramérica y Huracán es Huracán, “Wanchope” Ábila se rehusó a entregar el partido y con una chalaca perfecta reavivó la llama y, de paso, se aseguró el premio Puskás de este año. Los últimos quince minutos fueron de sufrimiento para el espectador. Nacional despilfarró cinco opciones de gol claras y la frase de “él que no los hace, los ve hacer”, con seguridad, le hacía temblar las piernas a Rueda. Ya en tiempo de reposición, Johnatan Copete, que había entrado por Guerra, sentenció la serie.

 

Al final, Nacional pasó a cuartos y los de Huracán se fueron a casa con la sensación de que la vida (en forma árbitro) fue injusta con ellos. Supongo que la alegría de unos será tan legítima como el malestar y la decepción de otros. Este cronista, por su parte, sólo puede sentirse agradecido, agradecido con el fútbol por hacer que un martes cualquiera no haya sido un martes cualquiera. ¡Gracias al fútbol! ¡Gracias a la Copa!

 

Foto:

AP Photo/Luis Benavides

 

@martinlleja


Autor: Martín Lleras

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