La opinión de los columnistas no refleja necesariamente la de Hablaelbalón.
Con este equipo parecíamos lanzando una moneda al aire, nadie sabía que nos iba a tocar. Puro y emocionante azar. Sí, nuestro juego era por momentos vergonzoso, sí, habíamos dado pena en liga contra rivales venidos a menos, sí, los jugadores habían demostrado sus limitaciones más de una vez, sí, todo lo que quiera… Pero nadie nos quitaba la ilusión, con todo y la irregularidad, estábamos a un paso de figurar entre los cuatro mejores de un torneo continental.
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Bueno, ayer nos salió cruz. A los 16 minutos chocamos contra el fracaso: 0-2 y nos tocó una noche de aquellas. Se quiso, se intentó, solo no hubo con qué. Este grupo no mostró la jerarquía ni el fútbol necesarios para estar en una semifinal de Copa. Contra Santa Fe perdimos la apuesta y probablemente lo que queda del año. Se dice y no pasa nada.
Fin de ciclo. Creo que a eso llegamos y me parece sensato sentarse a pensar en lo que viene. Más allá de quiénes se queden y quiénes se vayan, tenemos que ser consecuentes y sinceros: el Deportivo Cali no tiene un proyecto deportivo serio. Por Pance hace años desfilan técnicos y jugadores de turno sin una planeación o un modelo de juego estructurado. ¿Qué tienen en común Pecoso Castro, Héctor Cárdenas, Mario Yepes y Gerardo Pelusso? A simple vista, qué todos han naufragado en la supuesta mejor institución deportiva del país.
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Aprovechemos este nuevo batacazo para ponerle orden a nuestro proyecto. Sospecho que si no lo hacemos, vamos a volver al dejarle todo al azar. Ganar o perder, de chiripa.
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El País de Cali