Racismo en el fútbol: Yerry Mina y otros más

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Jugar en Europa, teniendo la piel oscura, es solo para valientes. La manada de imbéciles racistas que llena las gradas de los estadios es increíble. Cada vez ensucian más la pelota. No sólo Mina los ha sufrido, estos cracks también la pasaron mal.

 

Mina y Lerma

 

Ambos sufrieron gritos e insultos como los de atrás, pero a ellos les tocó vivirlo adentro, en la cancha, y con el mismo pelele –por no decir más-. Iago, todo un símbolo deportivo, ídolo en su equipo y jugador habitual de la selección española, no se cansó de gritarles el inmamable “Negro de mierda” a los pelaos de Pekerman. Con Lerma, solo fue lengua…  Con Mina fue más lejos y  le metió una patada feroz.

 

 

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#TodosSomosMacacos

 

Un aficionado del Villarreal le lanzó un plátano a Dani Alves. Dani, irreverente como es, no tuvo problema, agradeció el gesto y se lo comió. El generoso socio fue identificado y se le vetó de por vida el ingreso al Madrigal. A raíz del incidente, Dani Alves y Neymar lideraron una campaña en contra del racismo en el fútbol.

 

 

Mario Balotelli

 

Al pobre “SuperMario” le ha tocado duro. Realmente duro. Estuvo en Inglaterra y los desaforados e ignorantes la cogieron con él. En Italia fue igual, poco más repetitivo y brutal. Los odiosos no paran. Lo hicieron llorar. –Sí, creálo, el tanque Balottelli también llora-. En Francia, reaparecieron con más vehemencia.

 

 

En ruso también insultan

 

El jugador Emmanuel Frimpong reaccionó a los gritos simiescos de la afición del Spartak de Moscú (la falta de imaginación es irrisoria) y fue expulsado por el árbitro. Tras el partido, su propio club y la federación culparon al jugador y se estudió una sanción. Los racistas, en cambio, salieron impunes. El racismo en el fútbol ruso es alarmante.

 

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Kevin Prince Boateng

 

Hasta en los potreros, hasta contra equipos que no existen, aparecen los inadaptados. El Milán se enfrentaba a un equipo de cuarta división. No se jugaba nada, era un simple partido de preparación. Casi que por diversión. La pelota regresaba a su tierra natal, a los barrios, a los potreros. Se ensañaron con Boateng,  y este irritado explotó de ira con la tribuna. Al final, el árbitro acabó el partido.

 

 

Foto:
El Chiringuito


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