La FIFA aprobó el formato de 48 equipos para el Mundial 2026. Hicimos un modelo hipotético para mostrarle el daño que este formato le hará al fútbol.
La semana pasada se dio a conocer que el Consejo de la FIFA decidió por unanimidad que el Mundial 2026 contará con 48 equipos. El polémico modelo tendrá 16 grupos de tres equipos en los que los dos mejores se clasificarán a 32vos de final. Además, existe un rumor que dicta que todos los partidos en la etapa de grupos concluirán en penales, dada la eventualidad de un empate. Se especula que la distribución de plazas será así: África 9,5 (de 5) Asía 8,5 (de 4,5) América del Norte 6,5 (de 3,5), América del Sur 6,5 (de 4,5), Europa 16 (de 13) y Oceanía 1 (de 0,5). La decisión, cómo no, conmocionó al mundo del fútbol.
El gran argumento a favor del cambio es que llegó la hora de aumentar el alcance de la gran fiesta del fútbol. El mercado futbolero está mostrando un crecimiento masivo en Asia, África y el Medio Oriente y se habla de globalizar aun más el evento para compartirlo con países superpoblados (como Indonesia, por ejemplo) en los que se estima que el 80% de la población se interesa por el fútbol (en Latinoamérica se habla del 60%) y a los que, sin embargo, les quedaría virtualmente imposible clasificarse al Mundial si se mantuviera el formato actual.
El gran argumento en contra, y el asunto del que se ocupa el presente artículo, es que habría demasiados equipos y el nivel de la competencia caería sustancialmente. Esto último provocaría un decaimiento del prestigio del torneo y, por lo tanto, del interés y el impacto que este genera. Lo que se teme es que el aumento de la cantidad de participantes sea una medida que desnaturalice la competencia y atente contra la mística de la misma.
La mejor manera de entender la amenaza que supone la nueva medida es haciendo el siguiente ejercicio: ajustar y correr un modelo aleatorio que simule lo que sería una hipotética distribución de los grupos del Mundial 2026. La primera gran limitación de correr el modelo hoy, a un poco menos de una década para la realización del torneo, es clara: no hay certeza alguna de los países clasificados. La segunda es que no se conocen las minucias del sistema de clasificación, por ejemplo en lo que se refiere a la asignación de las cabezas de grupo. Finalmente, tampoco se conoce cuál será el país que se clasificará de manera directa por ser el anfitrión.
Sin embargo, en aras de ajustar (y simplificar) el modelo se optó por recurrir al último Ranking FIFA para determinar cuáles serían los clasificados al Mundial 2026 si las eliminatorias fuesen hoy. Los primeros 16 países europeos en figurar en el Ranking FIFA serían los representantes por ese continente, los primeros siete suramericanos lo harían por su respectiva federación y así sucesivamente, con todas las federaciones.
Si el torneo fuera hoy, estos serían los clasificados:
Las cabezas de grupo se asignaron de acuerdo con el Ranking FIFA (país anfitrión + los primero quince clasificados en el ranking) y el país anfitrión elegido fue Italia por ser el 16 en el ranking. La asignación de los demás equipos a los grupos se hizo de manera aleatoria (en Excel) y se utilizó un sistema de bombos para controlar que dos equipos de una misma confederación no se enfrentaran. Este fue el resultado:
A primera vista, y sin entrar en minuciosas acerca del nivel específico de cada una de las selecciones, pues al fin y al cabo en diez años muchas cosas pueden cambiar, hoy no se distinguirían más de tres grupos llamativos. El A, el C y quizá el K; el L, si somos generosos; y el P, si nos adelantamos y suponemos que en 10 años China será un equipazo. De resto, de los otros once grupos se puede decir que son desproporcionados: o tienen dos equipos que (supuestamente) se clasificarían con facilidad o reúnen selecciones de muy bajo nivel. Y aunque la realidad, claro, podría ser muy diferente, lo cierto es que la probabilidad de que los primeros 48 partidos (tres por cada grupo) sean choques desproporcionados o entre selecciones de bajo nivel es muy alta: partidos de trámite que irán en detrimento de la emoción que siempre acompaña al Mundial.
Y si para el nivel del Mundial el cambio se presenta problemático, para la eliminatoria suramericana es una tragedia, pues el aumento de dos cupos, aunque parece menor, tendría un impacto desgarrador sobre el nivel de uno de los torneos más competitivos del mundo. Revisemos la situación actual de la eliminatoria:
La eliminatoria suramericana se convertiría en una liga en la que los tres peores descienden a la B, pero todo el resto se va para la Champions. Se ha argumentado incesablemente la necesidad de una plaza más para la CONMEBOL, pero el efecto de dos plazas será adverso. En primer lugar, el nivel de la competencia bajará ya que se podrá acceder al Mundial laxamente, ganando menos de la mitad de los compromisos. Si esto se cristaliza así, eso de que las eliminatorias suramericanas son el torneo más difícil del mundo quedará en la historia; el interés mediático caerá y los ingresos por entradas y derechos de televisión probablemente también lo harán. En últimas, la competitividad de nuestras selecciones se verá afectada.
Es entendible querer más plazas para los propios, pero honestamente, que a equipos con cinco victorias y seis empates les baste para ir al Mundial amedrenta la meritocracia de la victoria en la competencia. Esto es una efectividad del 39%.
Otro gran afectado es el hexagonal final de la CONCACAF. En la actualidad es una de las competencias de fútbol internacional más reñidas y el aumento de tres cupos al Mundial desconfigurará el formato. Lo más probable es que ya no sea uno, sino dos hexagonales. Entonces, la inclusión de equipos pseudo-amateur en la ronda final le facilitaría la clasificación a las potencias de siempre y le bajaría dramáticamente el nivel a la competición. Además, sería altamente probable que no se diera el muy popular clásico entre EE.UU y México. Las otras cuatro eliminatorias, aunque posiblemente conservarían sus formatos, perderían también mucha emoción.
Todos estaremos felices si nuestro país va al próximo Mundial y al siguiente, ¿pero a qué precio? Este es un gran momento para el fútbol, pero su competitividad a nivel de selecciones ha sido afectada severamente. Por ahora, no hay más que esperar lo mejor. Y mientras esperamos, les dejo estas ideas para expandir el torneo que, en mi opinión, son mejores que la que se escogió.
40 equipos y un play-off pre octavos.
Este formato ampliaría el número de equipos a 40, con 2 plazas más para AFC y CAF y una más para el resto. Se jugaría en 8 grupos de 5 en los que el líder de grupo avanza directamente a los octavos de final y los 2ºs y 3os juegan un repechaje. Tiene dos desventajas, el calendario se ampliaría como mínimo una semana y habría equipos que potencialmente jugarían nueve partidos. Sin embargo, los grupos se volverían mucho más competitivos ya que el premio por ganar sería una semana de descanso y un partido menos. La etapa final sería así:
40 equipos y diez grupos
En este formato se adicionarían dos grupos más, con la repartición de plazas antes mencionada, pero clasificarían a octavos solo los que ganen el grupo y los seis mejores segundos (de diez). Este sería un formato cruel ya que perder un partido sería casi una eliminación. Para ponerlo en perspectiva, si tomamos como ejemplo el Mundial del 2014 y eliminamos a los cuatro peores segundos, Grecia, EE.UU., Algeria y Nigeria no habrían pasado a la siguiente ronda. Es tan exigente que ni siquiera hubiera pasado Francia en el 2006, torneo en el que fue subcampeón. Sin embargo, sería emocionante desde el primer partido.
48 equipos con rondas preliminares
Dieciséis equipos clasificarían directamente a la etapa de grupos y los otros 32 entrarían a jugar rondas preliminares en el país donde se lleva a cabo el Mundial; algo similar a las rondas previas de la Champions o la actual Libertadores donde países de las mismas confederaciones no se puedan cruzar. Los cupos directos a los grupos serían por resultados en eliminatorias. Podrían ser 7 para Europa, 3 para CONMEBOL, 2 para AFC, CAF y CONCACAF y ninguno para Oceanía (pero posiblemente entrando a una ronda preliminar superior). Basado en este formato, y pensando en el Mundial de Brasil, países como Argentina, Alemania e Irán hubiesen clasificado directamente a grupos, mientras España, Italia y Uruguay se las hubieran tenido que ingeniar en las preliminares.
Y sí, por más corrupción, malgasto y falta de sentido común, me encuentro en estas horas extrañando el tradicionalismo de Joseph Blatter. Espero que Infantino y el Consejo de la FIFA encuentren las formas para que este torneo del 2026 sea realmente excitante e impredecible.
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@eltangafootball