Este domingo después de la final de la Euro, no habrá fútbol en Europa durante mes y medio. Como todas las temporadas, se agitará el mercado de fichajes, los medios sobrevivirán a punta de inflar rumores y posibles traspasos y los equipos harán sus pretemporadas. En Inglaterra se esta cocinando una temporada memorable. La Premier League será este año para chuparse los dedos.
El Leicester City -gracias Dios- le dio un cachetazo al fútbol del despilfarro, al que pretende hacer de un cheque un tapete al éxito y ganó la Premier League con las verdaderas armas de este deporte. La Asociación de Futbolistas de Inglaterra, eligió a Riyad Mahrez como el mejor jugador de la temporada. Le costó al Leicester 500.000 euros, mientras el Manchester City gastó 70 millones en el liviano Sterling.
El Chelsea no se clasificó ni a la Europa League. El Arsenal en su línea habitual: juego y espectáculo en muchas noches, pero sin equipaje de campeón, huérfano de ese plus que se necesita para triunfar en las grandes citas. Y el Manchester United de Van Gaal, una gran decepción. El Holandes jamás pudo hacer un equipo con el mayor desembolso de la historia de este club.
El escenario es fantástico: el humilde mirando a los grandes desde arriba y con los equipos reforzados gracias al millonario contrato televisivo que la Premier suscribió con Sky, la liga inglesa pondrá en el mismo corral a competir a Kloop, Conte, Ranieri, Pochettino, Guardiola, Mourihno, Wenger. Para dejarlo todo tirado, comprar un paraguas e ir a comer fish and chips por un año. La Premier League será esta temporada el centro del mundo del fútbol y Manchester su capital.
Para desgracia de ellos y fortuna nuestra, el fútbol volverá a enfrentar a Guardiola y Mourinho. Y de que manera. En el libro Herr Pep, Martí Perarnau cuenta que la tensión dentro y fuera del campo del enfrentamiento con Mourinho, fue una de las razones que aceleró el desgaste de Pep en el Barca. Mou le quitó una liga y una Copa del Rey al mejor equipo que estos servidores han visto. Un logró nada despreciable. Y cuatro años después, en una ciudad industrial, lluviosa, gris, con menos de un millón de habitantes, tendrán que convivir los dos entrenadores más influyentes de la última década. Veremos si estos dos vaqueros caben en la misma ciudad.
Guardiola ya no tendrá a un extraterrestre en el campo. Tampoco a un Iniesta, Xavi o Busquets. Tendrá herramientas y presupuesto para fichar, claro que si. Estará en el barrio de los ricos, pero con varios de sus rivales como vecinos. Los futboleros estamos ansiosos por ver a Guardiola dándole dulce a unos paladares que han probado sal toda su vida. Veremos si la pizarra de Pep tiene cabida en la Premier. El choque cultural será fascinante.
Mou por su lado, viene a rescatar al Manchester United de la confusión. A aportarle ese gen competitivo que han tenido todos los equipos de Mourinho. Ya tiene a Bailly, Mkhitaryan, Zlatan y los que faltan por fichar. También tendrá herramientas y a un Old Trafford ilusionado con un entrenador de muchísima categoría.
La mesa esta servida, los abonos vendidos, la prensa amarillista inglesa lista para el juego, los entrenadores afilando los cuchillos. Todo eso, sumado al coraje, a ese ida y vuelta, al factor espectáculo y lo impredecible de la Premier League, harán de este, un año histórico en Inglaterra. El que tenga ahorros y pensión garantizada, vaya un año a la isla, no se arrepentirá.