Así juega el Millonarios de Diego Cocca

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Después de un mes de para, Millonarios recibía al líder. Era la oportunidad ideal para que Cocca comenzara a mostrar las bases y los principios de juego de su proyecto deportivo. Acá le contamos los puntos más destacados del equipoque venció 4-1 a Envigado en el Estadio de Techo.

 

Lo primero es decir que, más allá de que todavía tiene que mejorar en muchos aspectos del juego, esta versión de Millonarios fue la mejor que se ha visto en mucho tiempo. Cocca demostró que se exigió al máximo durante el mes en el que el equipo no estuvo en competencia. Frente a Envigado se notó el trabajo y la mano del argentino.

 

Millos salió a Techo con un 4-3-3: atrás, en la línea de cuatro, los laterales fueron Deiver Machado y Gabriel Díaz, de centrales jugaron Cadavid y Pedrito Franco. En el mediocampo estuvieron Robayo, de cabeza de área, y Henry Rojas y Macalister Silva, de interiores. Arriba, Maxi Núñez arrancó de extremo por derecha, mientras que Ayron del Valle y Enzo Gutierrez se turnaron la banda izquierda y el carril central.

 

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El cambio más evidente en el funcionamiento del equipo fue la función que Cocca le asignó a Robayo. Le dio la responsabilidad del equilibrio defensivo. Y hay que decir que la manera sobresaliente en la que Millonarios se defendió se explica en parte por el partidazo que jugó el bogotano. Nunca lo vimos pisar el área rival, no fue el volante mixto al que estábamos acostumbrados. Su tarea fue meterse siempre (sí, siempre) entre Cadavid y Franco para oficiar de tercer central. Este movimiento permitió que los centrales se abrieran a las bandas y que los laterales avanzaran hacia delante. En un futuro próximo, este movimiento táctico de Robayo va a permitir que Millonarios pueda aprovechar al máximo el desequilibrio de laterales como Machado, Ochoa o Stiven Vega. Además, también hay que reconocer que se le vio jugando fácil, a uno y dos toques, lo cual facilitó la salida limpia del balón. El equipo, sin duda, agradeció esto.

 

El óptimo funcionamiento defensivo se explica por el rendimiento individual de los de atrás, claro, pero también por la aplicación táctica de los volantes y los delanteros. Si bien Millonarios no ejerció nunca una presión alta, todos, con excepción de alguno de los dos delanteros, Del Valle o Gutiérrez, pasaron siempre la línea del balón. En el primer tiempo Envigado sólo remató una vez al arco, en la del golazo de tiro libre de Rovira.

 

Y no se puede hablar de la defensa sin hablar de Pedrito Franco. Que alegría volverlo a ver en cancha. Más allá del gol que hizo, Millonarios echaba en falta a un central con recursos técnicos que fuera capaz de romper líneas de presión y salir jugando en corto. Buen partido de Pedro y bien por Cocca que confió en él.

 

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A pesar del holgado resultado, de los cuatro goles, donde más sufrió Millonarios fue en la elaboración de juego. En los primeros quince minutos, antes de ponerse arriba por dos goles, el equipo mostró algún intento de elaborar en campo contrario. Sin embargo, después del segundo gol, Cocca –pragmático como tenía que ser– retrasó a Maxi Núñez y plantó un 4-4-2. Al adquirir Maxi la responsabilidad táctica de referenciar las subidas de Yonatan Murillo y Yairo Moreno, Millonarios perdió la poca elaboración de juego que había mostrado. En el segundo tiempo fue un equipo plano que no supo cómo, ni tampoco quiso, generar peligro. La única opción que tuvo fue la del gol de Franco

 

Millonarios, entonces, le regaló el balón a Envigado y los paisas aunque recibieron felices el presente, nunca supieron que hacer con él. Sin el balón, el ataque de Millos se sustentó completamente en la pierna izquierda de Henry Rojas. La pelota quieta y su habilidad para jugar en largo y encontrar a los delanteros a espaldas de los centrales fueron las únicas armas de Millonarios. El volante fue la figura del partido, se inventó el primer gol con un pase en profundidad, el penal del segundo gol se dio tras un cobro de costado suyo, el tercero lo hizo el mismo de tiro libre y el cuarto se lo sirvió a Pedro Franco en un tiro de esquina. Macalister Silva, en cambio, sí quedo debiendo.

 

El triunfo era importante, por los puntos, por la esperanza de seguir con vida, pero sobre todo para comenzar a afianzar el proyecto y poder trabajar con tranquilidad durante la semana. Un partido es poco para hacer afirmaciones categóricas, faltan muchas cosas por mejorar, sobre todo en cuanto a la generación de juego, pero después de lo de hoy, el hincha tiene motivos para sonreír.

 

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Foto:

Futbolred


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