Mucho Nacional para tan poco Millonarios

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Un gran Nacional remontó la serie contra Millonarios y se clasificó a las semifinales del torneo. Fue un contundente 3-0 que dejó en evidencia al equipo de Cocca y le dio a los de Rueda un último y necesario envión anímico antes de su viaje a Japón.

 

El partido tenía un sabor especial, un sabor que sólo tienen los clásicos y que los diferencia de los demás partidos ligueros. Tras el 2-1 en la ida, donde Millonarios logró con mucha dificultad vencer a un equipo lleno de suplentes y reservas, Nacional, en un Atanasio Girardot aún conmocionado por la tragedia de Chapecoense, iba a ser un huracán.

 

Y fueron suficientes cinco minutos de partido para entender la disposición de ambos equipos e imaginarse lo que iba a suceder durante los restantes 85: los de verde dueños absolutos de la pelota y la iniciativa, y los de azul, ordenados y cortos, pensando más en su arco que en el contrario.

 

La intención de Cocca fue poblar la mitad de la cancha para dificultar la circulación interior de Nacional. Para eso, el argentino hizo una modificación táctica. Cambió un atacante –‘Manga’ o Enzo– por un volante de marca y paró un 4-5-1, con Núñez y Barreto de extremos y, por adentro, un trivote conformado por Henao, Robayo y Macalister Silva. Arriba, con fines decorativos, jugó Ayron Del Valle.

 

Rueda, por su parte, no inventó nada nuevo. Su 4-2-3-1 con los nombres de gala. La única gran sorpresa fue la ausencia de Macnelly, que no jugó por una contractura muscular. De resto, toda la carne en el asador, la nómina que jugaría una hipotética final contra el Real Madrid.

 

El partido se desarrolló según lo esperado. El paso del tiempo fue arrinconando a Millonarios. La diferencia en calidad individual y potencia física le permitió a los locales generar muchas ocasiones durante la primera media hora. Ni el planteamiento defensivo de Cocca fue suficiente para contener al dinámico Guerra, que se disfrazó de Macnelly. Por afuera, los tándems Díaz-Ibargüen y Bocanegra-Berrio hicieron sufrir a la defensa azul. Y el cerrojo visitante aguantó hasta el minuto 41’, cuando Bocanegra –¡qué jugador!– filtró una pelota excelsa que terminó en el 1-0 del ‘Lobo’ Guerra.

 

Vikonis fue la gran figura de Millonarios en el primer tiempo y, de no cambiar la propuesta, Nacional no tardaría mucho en sentenciar la serie… Millonarios, entonces, inició el segundo tiempo con algo más de intensidad, robando más pelotas y saliendo rápido de contra. El plan de ataque no cambió, pero el equipo sí logró adelantarse quince metros en el campo y no defender tan cerca de su arquero.

 

El desarrollo del partido, sin embargo, fue prácticamente calcado al del primer tiempo. Y si Millonarios se mantuvo con vida hasta el final fue porque el fútbol, esta vez, fue generoso. La mezquindad del planteamiento de Cocca, cuyo equipo no tuvo un solo disparo de peligro al arco de Armani en 90 minutos, tuvo su merecido castigo en el minuto 88’. El gol de Farid Díaz, tras varios rebotes en el área visitante, acabó con la esperanza azul.

 

Con el 2-0 en el marcador, dando pataletas de ahogado y buscando un gol que lo llevara a la prórroga, Cocca ingresó a Jonthan Estrada y Enzo Gutiérrez. Ya en el ocaso, cuando Millonarios estaba totalmente jugado, en modo Ultra Attacking, tras una pérdida en salida, Nieto puso el lapidario 3-0. El último gol, aunque decorativo, le dio justicia al marcador.

 

Después de una semana turbulenta en Medellín, la clasificación fue motivo de celebración, una bonita despedida para un equipo estelar que esta semana viaja a Japón a jugar el que podría ser el partido más importante de su historia. En Bogotá, la imagen es otra. En menos de un día, los hinchas azules tuvieron que pasarse varios tragos amargos: la clasificación de Santa Fe, la eliminación a falta de dos minutos, la derrota en el clásico y, el peor de todos, la pésima imagen que dejó su equipo en la cancha.

 

Foto:

as.com


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