Nacional no fue brillante, pero le bastó la jerarquía de sus nombres para ganar en el debut. Bucaramanga dejó una buena imagen y apunta a ser una grata sorpresa.
Volvió el fútbol y volvió Nacional. Redín fue el técnico, pero la idea fue la misma de Rueda. El 4-2-3-1 de siempre. Atrás, Mateus Uribe volvió a jugar de lateral derecho, Aguilar y Henríquez fueron los centrales y Edwin Velasco reemplazó al lesionado Faryd Díaz. En el doble pivote estuvieron Diego Arias y Alejandro Bernal, y en la segunda línea de volantes jugaron Macnelly por la mitad, Dájome por derecha y Mosquera por izquierda. En punta, la gran novedad, Dayro Moreno que tras la salida de Borja será el nueve de Nacional. No es el once de gala, pero mete miedo en cualquier estadio de este país.
En la otra esquina, Harold Rivera sacó a la cancha un equipo valiente, con ganas de coger la pelota y jugarle mano a mano al campeón de América. Su figura también fue un 4-2-3-1 con Anchico y Jossymar Gómez en la primera línea de volantes, detrás de Pajoy, Pérez y Burbano. Un equipo de buen pie, con más juego que marca. A pesar de que todavía sigue en construcción, las dos primeras fechas dejaron claro que este es un equipo con aspiraciones y pretensiones de buen fútbol.
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Los primeros minutos nos hicieron pensar que Nacional se iba a dar un paseo por el estadio de Floridablanca. Dayro Moreno arrancó muy activo y en los primeros diez tuvo dos que de milagro no entraron. El delantero, aunque no hizo gol , demostró que tiene una calidad sorprendente para salir del área y asociarse con sus compañeros. Borja era un definidor, Dayro potencia el juego colectivo, puede retrasarse para armar o tirarse a las bandas para desbordar y centrar. Su presencia le da más variantes al juego ofensivo de Nacional.
Pero el arranque eléctrico pasó y el Bucaramanga se afianzó en su cancha. Nacional no volvió a ser profundo y en el primer tiempo todas sus opciones claras se dieron tras pérdidas infantiles en la salida del Bucaramanga. Macnelly no pudo hacerse con el balón, Dayro tuvo que salir siempre para recibir y los laterales nunca se soltaron. Las escapadas por derecha de Dájome no fueron suficientes.
Y el Bucaramanga, aunque no se impuso sobre su rival, sí dio la sensación de ser peligroso en todo momento. Especialmente con jugadas a balón parado y con contragolpes comandados por un picantísimo Pajoy. La habilidad de Pérez para filtrar balones y la habilidad de Pajoy para llegar desde atrás serán armas importantes de este Bucaramanga.
A Nacional el empate por fuera no lo mortificaba y al Bucaramanga el punto contra el campeón de América no le sonaba mal. Por eso, al principio, el segundo tiempo fue pausado. Tranquilo. Hasta que Macnelly Torres se acordó que es un genio…
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El ‘10’ aprovechó la docilidad en marca de los volantes de primera línea del Bucaramanga, se paró entre ellos y los centrales y desde ahí comenzó a manejar el partido a su antojo. Nacional se adueñó del balón y pudo sumar más hombres al ataque. El gol nació de un pase al espacio de Macnelly, Dayro centró y Bernal llegó de atrás. Golazo. Nacional volvía a ganar de nombres y de jerarquía.
El Bucaramanga salió del letargo e inmediatamente después del gol intentó revertir la situación. Pero el ímpetu duró poco. Pajoy se apagó y con él su equipo. Nacional durmió el partido con la pausa de Bernal y Macnelly. Y en la recta final, además de un tiro de Pajoy que rozó el palo, lo más emocionante fue el ingreso de Aldo Leao por Bernal (un crack por un re-contra-crack). Un detalle que volvió a dejar de manifiesto que, por nombres, ningún equipo le compite a Nacional. Basta con revisar su nómina (por encimita y brevemente) para darnos cuenta que, otra vez, es el equipo a vencer.
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