Nacional ganó y es más que justo campeón de la Copa Libertadores. Borja hizo un gol tempranero en el partido e Independiente del Valle no supo como responder. Gran partido de los de Rueda, el broche de oro para un título bien trabajado.
Grata sorpresa ver al ‘Lobito’ Guerra en el once titular. Su presencia en la primer línea de volantes, junto a Alex Mejía, hablaba de una propuesta agresiva, era un rumor de buen fútbol. De resto, el once y el esquema fue el habitual: un 4-2-3-1, que con Guerra en cancha pareció más un 4-1-4-1.
La agresividad que Rueda se imaginó en la pizarra se materializó en el campo desde el minuto cero. Todavía se oía el eco del pitazo inicial cuando Borja tuvo la primera opción clara del partido. Fue la ansiedad la que le impidió encaminar el título desde los 20 segundos de partido. Pero ocho minutos después sí tuvo la frialdad para cruzar violentamente un rebote que quedó flotando en el área tras un tiro libre que Macnelly Torres estrelló en el palo. 1-0. El título se comenzaba a encaminar.
Tras el gol, Independiente del Valle no cambió su plan. No lo cambió porque se siente cómodo en la adversidad y porque si algo le dio resultados a Repetto en esta Copa, fue aferrarse a una idea y trabajar los partidos con paciencia. Juntar las líneas, defenderse bien, jugar en largo, aprovechar la velocidad de los extremos, tirarla al área e intentar cazar todas las segundas jugadas: esa fórmula, ejecutada con maestría e intensidad, fue la que dejó a los ecuatorianos a un pasito de la gloria. No la negociaron nunca, menos lo iban a hacer en la final.
En el primer tiempo, Nacional, fiel a su estilo, se hizo dueño de la pelota y de las opciones de gol. Macnelly encontró en Guerra un socio ideal para amasar el balón. El juego fluía dinámico entre los mediocampistas y terminaba con peligro en las botas de Marlos, que trazaba diagonales de afuera hacia adentro, y de Borja, que esperaba paciente en los alrededores del área. Berrío, como en el partido de ida, se sintió aislado en la banda derecha. Mientras tanto, Alex Mejía daba una clase magistral de equilibrio. Lo del volante de marca fue solemne durante los noventa. En sus botas nació el juego de Nacional y murió el de Independiente. Que bien juega cuando le dan a él solo la responsabilidad de la recuperación y el equilibrio.
Faltando diez minutos para el final del primer tiempo, Independiende del Valle espabiló y adelantó sus líneas de presión. De esta manera logró evidenciar la mayor, quizás la única, vulnerabilidad del planteamiento de Rueda. Cuando Macnelly o Guerra perdían el balón, Nacional quedaba demasiado desprotegido en la mitad.Y tras un error de Guerra pudo llegar el empate del visitante. Angulo erró de manera inexplicable. La mandó a las nubes, pero volvió a dejar claro que Independiente, así no llegué mucho, siempre es un equipo peligroso. Nacional agradeció la llegada del entretiempo.
Los ecuatorianos arrancaron el segundo tiempo con tal vehemencia que en los primeros minutos comenzaron a aparecer los fantasmas del partido de ida. Sin embargo, Nacional, esta vez, no se dejó meter atrás. Rueda no es de los que se tropieza dos veces con la misma piedra. Al revés. En vez de retroceder, adelantó las líneas y siguió apostando por el juego prolijo a ras de piso. Ayer a ninguno de los de uniforme verde y blanco le quemó la pelota.
Mientras las ganas de Independiente decaían paulatinamente, Nacional hacía ancha la cancha con los extremos y se negaba a prestarle la pelota a su rival. Los últimos quince fueron de control absoluto del campeón. Todos, los hinchas, los televidentes, los jugadores, Reinaldo Rueda, absolutamente todos nos quedamos esperando una reacción de Independiente del Valle. Nos tenían acostumbrados a eso. ¿Qué pasó? Nunca llegó. Era imposible, Nacional les escondió el balón. Lo desapareció y así salió campeón.
La Copa se queda en Medellín porque Nacional fue el mejor. No sólo ayer. Durante toda la Copa. Ganó porque jugó un fútbol brillante y respetuoso. Ganó porque su técnico fue valiente y quiso tratar bien al balón, porqué respetó su estilo de principio a fin. Nacional es justo campeón. Acéptelo. Así su camiseta sea otra, así no le guste. Acéptelo, así le moleste.
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