Desde el vestuario Rosario Central eliminó de la Copa Argentina a un Boca bipolar, que regaló el primer tiempo y empujó en el segundo. Belgrano de Córdoba será el rival en semifinales del ‘Canalla’. Boca verá la Libertadores 2017 por televisión.
El morbo que se instaló sobre el partido de cuartos de final entre Boca y Central fue inmenso. No era para menos. Hace menos de un año el ‘Xeneize’ ganó la Copa Argentina contra el equipo de Coudet, con un arbitraje que perjudicó claramente a los rosarinos. Y este año se redobló la apuesta, pues no sólo la Copa Argentina estaba en juego, sino también la última chance de ambos equipos para acceder a la Copa Libertadores 2017. Era una final.
Guillermo sorprendió con la alineación inicial: sacó a Bou, que había sido el referente de área el fin de semana inmediatamente anterior al partido, adelantó a Tévez a la posición de 9, adelantó a Bentancur de su posición de ‘doble 5’ a la de un enganche e incluyó en la titular a Wilmar Barrios. Alineación inédita, con jugadores en posiciones atípicas y pateando el tablero en un partido trascendental.
Coudet, que supo perfectamente cómo agredir a Boca, alineó un mediocampo de lujo: Walter Montoya, Mauricio Martínez, José Luis Fernández y Giovani Lo Celso. La idea fue tan simple como efectiva: ganar el medio campo, cerrar las bandas y obligar a Boca a pelotear y buscar salidas largas y posiciones cortas del rival.
La intensidad con la que los dos equipos salieron a jugar (pelear) el partido se hizo sentir desde el arranque. No hubo superioridad de ninguno en ningún pasaje de la primera mitad. Poner la pierna fuerte fue más importante que entregarle la pelota redonda al compañero. Y aún así, batallando más que jugando y con las pulsaciones altísimas, Rosario Central logró pegar primero. En una jugada desde un saque lateral, Montoya encaró por banda derecha y sacó un centro bombeado que José Luis Fernández conectó con mucha violencia. Golazo afuera de todo libreto.
Boca sintió el cachetazo, pero Guillermo quiso darle tranquilidad a sus dirigidos y les pidió tocar la pelota, que se adueñaran de la mitad y buscaran más a Pavón y a Centurión en las bandas. Pero cuatro minutos más tarde, en el 41’, un disparo cruzado de Montoya no pudo ser contenido por el arquero ‘Xeneize’, Herrera aporvechó el rebote y castigó nuevamente. Tras el 2-0 en contra, Boca se desdibujó aún más, perdió el rumbo que nunca tuvo y prácticamente imploró para que el árbitro Loustau finalizara la primera mitad.
En la reanudación Guillermo hizo un único cambio, sacó del campo a Barrios e ingresó a Benedetto, retrasando así a Tévez y Bentancur a sus posiciones habituales. Coudet, por su parte, retrasó al equipo veinte metros, lo resguardó en campo propio y trató de dar el puntillazo final en algún contragolpe.
Al tener tanto espacio, Boca pudo adelantar su línea defensiva hasta la mitad de la cancha, logró soltar a sus laterales Silva y Peruzzi y dejó que Tobio y Vergini -los centrales- se preocuparan por marcar a Marco Ruben, única referencia en el ataque ‘canalla’. Pero Coudet, que no tuvo problema con esperar a su rival, complicó a Boca haciéndolo atacar por el centro y opacando a Pavón y Centurión, de discretísimo encuentro ambos. Con Tévez lejos del área, Benedetto batallando contra la pareja de centrales Torsiglieri-Gissi y sin ataques por afuera, Boca no supo que hacer y cerró una pobre actuación.
El tiempo fue el gran enemigo de Barros Schelotto, quien vio como el reloj avanzaba y su equipo no lograba ligar. Disparos de Silva y Tévez a los palos convencieron a todo el estadio Mario Alberto Kempes que además del mal juego, la pelota no quería entrar. Al minuto 90+5, último de los adicionados por el juez central, Benedetto descontó para poner el marcador 2-1. Inmediatamente después sonó el pitazo final.
La revancha llegó casi un año después para los rosarinos, quienes siguen en carrera y se enfrentarán ante Belgrano por una de las semifinales del torneo. Boca quedó afuera de las copas y tendrá que seguir esperando…
Foto: