El Real Madrid cumplió ante un rival que aparentó ser más peligroso de lo que terminó siendo. El partido ofreció un gran Cristiano y un excelente Modric. Kashima Antlers-Real Madrid será la final del Mundial de Clubes.
Zidane paró un equipo con una disposición diferente a la que venía mostrando. Sin Bale ha apelado por un 4-4-2, pero con la sala de máquinas completa, jugó con el 4-3-3 de la temporada pasada. Carvajal, Varane, Nacho y Marcelo; Casemiro de mediocentro, Modric y Kroos de interiores; Lucas Vázquez de extremo, Cristiano de mediapunta-extremo y Benzema arriba.
Por su lado, Ricardo Lavolpe salió con su mejor equipo. Un 4-4-2 junto y replegado. Goltz, Aguilar, Alvarado y Samudio en el fondo; Ibarra, Valdéz, Sambueza y Da Silva; Romero y Peralta de delanteros. Sambueza fue el eje del equipo en la mitad, Ibarra y Da Silva fueron el plan de Lavolpe para herir por afuera y atacar las espaldas de Marcelo y Carvajal. Lo logró, tímidamente, en la primera parte. El goleador, Romero, sufrió mucho, tocó poco balón y se fue sin una opción clara de gol.
La agresividad, el fuego y el orden inicial del América llamaron la atención. Incomodó a un Real Madrid que no lograba avanzar en bloque. No era el partido que Zidane imaginó. Modric y Kroos recibían muy atrás y estaban bien contenidos por los cuatro volantes del América. Los minutos pasaban y la pregunta más pertinente era: ¿aguantará el América este ritmo durante todo el partido?
Desde el minuto 25, la pregunta comenzó a responderse. Cristiano robó un balón en la salida del América, armó un contragolpe, abrió a Lucas que le centró un gran balón, cabeceó y el balón se fue al palo. Desde ese instante, el Madrid impuso condiciones. Creció Modric, Carvajal atacó la espalda de Samudio y Cristiano hizo algo muy interesante: ni jugó en la banda, ni en el área, se liberó y jugó de mediapunta por todo el frente de ataque. Se hizo indescifrable para Sambueza y Valdéz. Así, recibió siempre libre y fue factor clave de su equipo.
Antes del gol, el Madrid tuvo apariciones peligrosas por las bandas con Cristiano, Carvajal y Marcelo. Pero en la última jugada de la primera parte, Kroos vio un desmarque sensacional de Benzema y a un toque lo dejó mano a mano. El francés definió de tres dedos, cacheteando el balón. Gran gesto técnico para poner a ganar a su equipo.
El segundo tiempo fue muy difícil para el América. Impotente para llevar el peso del partido. Sin el combustible de los primeros 25 minutos e incapaz de encontrar a Peralta y a Romero en posiciones favorables. El Madrid defendió todo el segundo tiempo con ocho hombres, porque entendió que era lo mejor. Dejó descolgados a Cristiano, Lucas y Benzema y partió a su rival, que dejaba a cuatro para contener a esos tres y atacaba con cinco para buscar el empate. El América se descosió en la mitad.
Tras un ataque del América, Lucas y Cristiano armaron una contra, que terminó en un rechace heroico sobre la raya tras un disparo del portugués. Al minuto 65′, pasó algo más extraño: Carvajal tiró un gran centro y Cristiano solo, a un metro de la línea, despejó el balón como un defensor. El 1-0 era milagroso.
El partido entró en un estado de reposo. El América ni siquiera incomodaba al rival, y el Madrid descansaba en las buenas labores de Kroos y Modric. Lavolpe intentó agitar algo ingresando a Arroyo y a Quintero. Un volante y un delantero, para refrescar, pero todo siguió igual.
Como en el primer gol, en la última jugada, James -que había ingresado por Kroos- asistió con un gran pase a Cristiano que definió cruzado de primera. 2-0 y gol 500 para Ronaldo en su historial jugando para clubes. El Madrid cumplió y sigue mostrando esa coraza de solidez y buen funcionamiento.
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