Hay que decirlo: estamos cansados de que cada vez que Colombia pierda el país vuelque toda su amargura sobre Stefan Medina. El defensa de 24 años cometió el delito de ser uno de los mejores del país en una de las posiciones más incomprendidas por los colombianos. Y ahora, siempre que acaba un partido, es crucificado para expiar los pecados de sus compañeros.

 

Le haría muy bien a la salud del fútbol nacional que entendiéramos que esto es un deporte COLECTIVO. El resultado de un partido es producto de muchas variables y no está en los pies de un solo jugador. Entrenador y compañeros, pusieron de su parte para que el lateral del Pachuca tuviera un partido excesivamente complicado. Por su lado, jugó el tándem Marcelo-Neymar. Enfrentó al mejor lateral izquierdo y al mejor extremo izquierdo del mundo. Con amarilla desde el minuto 12’ y con un compañero de banda como James, que no siente el ida y vuelta, contener a esos dos cracks fue imposible. En el lado derecho, el circuito de juego a un toque entre lateral-extremo-interior fue incontenible para Colombia. Las coberturas y los relevos no aparecieron. Con tanto talento, este equipo de Tite ha demostrado que puede desenterrar lo mejor del fútbol brasilero.

 

Y sí, Medina se vio mal, pero por eso le pagan a Neymar los millones de euros que le pagan. Sin embargo, hay que decir que Stefan no fue el peor del equipo,  no fue el que peor entregó el balón. Hizo 8 malas entregas, contra 10 de Farid Díaz, 12 de James y 9 de Barrios. Además, muchos le anotan el segundo gol de Brasil sin tomar en cuenta que cuando Medina fue a hacer el cierre, quien se quedó en el relevo fue Barrios.

 

Lo atacan por todos lados. Es el actor principal de los memes (lo llaman Stefan Memedina). Inunda Twitter (a las 8:07pm ya era el tema tendencia número uno en Colombia con 26k de tweets), y hasta su página de Wikipedia la editan incesantemente (desde que se escribe este editorial ya se ha editado más de 4 veces) agregándole frases como “sin duda alguna es considerado como uno de los peores futbolistas que ha jugado en la selección colombiana de fútbol. La creatividad colombiana –esa mezquina que hasta tiene reputación– se nutre a sí misa cayéndole al caído. Desnuda su mediocridad, su veneno, su falta de humor, recurriendo a los lugares comunes para ensañarse contra el lateral. El Nazismo, el proceso de paz, el cambio climático son las balas envenadas de lo que aquí consideramos es humor. Pero no, el bullying a Medina no es ni chistoso, ni crítico ni novedoso: es, al contrario, frívolo, destructivo y vergonzante. Estúpido.

 

Así que lo decimos de nuevo: estamos cansados de que un país entero destile toda la bilis amarga que tiene cayéndole encima a Stefan Medina. En Colombia tenemos que aprender a perder. No se trata de buscar culpables, se trata de construir soluciones a futuro. Hay que apoyar a los valientes que se ponen la camiseta del país. El señalamiento solo produce odio y el odio es lo último que necesitamos en este país.

Autor: HB