La Copa 2018 promete ser sensacional. Será una edición en la que participan 17 campeones. Una edición de hinchadas grandes, estadios históricos, equipos con abolengo e historia. La Copa 2018 será para emergentes. Será un estanque lleno de tiburones. Equipos de nóminas lujosas y jugadores de altísimo nivel. Colombia será uno de los grandes animadores de la competición. Por primera vez desde el 2005, participarán cuatro equipos desde la fase de grupos. Y no son cualquiera: son los cuatro mejores, Millonarios, Nacional, Santa Fe y Junior. Los cuatro equipos más competitivos de los últimos años. La Liga Águila entrega en esta Copa lo mejor que tiene.
Las caprichosas balotas del sorteo ubicaron a Millonarios, Santa Fe y Junior en tres grupos muy difíciles. Nacional salió mejor librado. En los próximos meses vendrán al país varios de los mejores equipos del continente. Flamengo y River Plate jugarán en El Campín contra Santa Fe. Palmeiras y Boca en el Metropolitano contra el Junior. Independiente y Corinthians lo harán Bogotá contra Millonarios. Y Colo Colo intentará tumbar a Nacional Atanasio. Algunos lamentan tener que superar semejante prueba. Otros estamos convencidos de que estos enfrentamientos de alcurnia son termómetro real para descubrir el verdadero nivel de nuestro fútbol. ¿Qué mejor prueba para sacar conclusiones? Los cuatro mejores equipos del país se medirán contra siete de los equipos más grandes del continente. No hay un mejor test.
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Hace dos años Colombia era el Rey de América. Luego de los títulos de Santa Fe y Nacional varios periodistas de micrófono de oro nos echaron el cuento de que la capacidad del fútbol colombiano para competir en el continente era extraordinaria; que era un señal inequívoca de crecimiento. Un año después Millonarios, Santa Fe y Junior quedaron eliminados en fases previas y Medellin y Nacional en fase de grupos. ¿Dónde quedaron esas palabras? ¿Se pasa de ser muy competitivo a no serlo en lo absoluto en cuestión de solo unas semanas? Por supuesto que no. Pero como siempre, cuando de títulos se trata, cualquier frase grandilocuente encuentra eco. En el éxito, mesura y en el fracaso, fortaleza, dicen los sabios. Eso le falta a este país futbolero que se embadurna en la miel de la victoria cada vez que tiene una.
Los directivos de la Dimayor y algunos dirigentes de clubes meten en medios la cuña que la Liga Águila está dentro de las diez mejores del mundo. Citan listados, estudios y estadísticas. Los hinchas de Santa Fe dicen que su equipo se volvió copero; los de Millonarios se ufanan del proyecto internacional que montó Russo; en Medellín se acostumbraron a mirar a los demás por encime del hombro; y los del Junior con la inversión reciente no tienen excusa. A los equipos colombianos en Libertadores hay que exigirles algo más que una presentación decorosa. ¿Estamos entre las diez mejores ligas del mundo? Vamos a demostrarlo. Y que se sepa, cualquier eliminación en fase de grupos no será nada menos que un fracaso.
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