Antes de que el fútbol alcanzara estos niveles de globalización y sofisticación, antes de que el Real Madrid, Barcelona y la Champions League se convirtieran en los jefes del rating y en el paradigma del fútbol moderno, hubo un país y un fútbol que fue nuestra escuela y gran referencia: el fútbol argentino. Cuando un colombiano mayor de 25 años oía la palabra Superclásico pensaba en un Boca-River. El Boca bicampeón de América de los tres colombianos y el River de Yepes, Ángel, el de los cuatro fantásticos, ocupaban nuestros fines de semana. Era la época en la que Argentina podía retener a los Palermos y a los Francescolis. Y, además, con el colorido y la puesta en escena de un pueblo que late por la pelota, el espectáculo era total.
También puede leer; Goles en verso: Higuita a River
Pero desde la segunda década del XXI, por varios motivos, el Superclásico ha venido perdiendo estatura. La dinámica del mercado del fútbol moderno hizo imposible poder retener a los mejores y el nivel cayó inevitablemente. Éver Banega salió de Boca al Valencia con 18 años y Lamela, de River a la Roma con 19. Casos como estos hay demasiados.
Por otro lado, ha habido una desculturización lamentable del fútbol argentino. La bomba de gas pimienta lanzada a River en el 2015 en la Bombonera es el símbolo de un proceso de declive ético y futbolístico. En los últimos años, el Superclásico se convirtió en una guerra de balones divididos en la mitad de la cancha. La pelota le quema a todos, el juego se esfumó.
Sin embargo, este domingo habrá una gran oportunidad para que el Boca-River empiece a recuperar el brillo perdido. Desde hace mucho no se juntan tantos condimentos para creerlo. Primero, el partido es vital para el campeonato. Los recientes empates de Boca han acercado a Colón, Newell’s, River y San Lorenzo a la punta. River, de ganarle el partido aplazado a Tucumán y el clásico a Boca en la Bombonera, pondría la liga patas arriba. Los del ‘Muñeco’ quedarían a un punto de Boca, después de haber estado a once.
También puede leer: Bajados de la nube (sobre Pep y Mou)
Desde el juego, el partido también es muy atractivo. River es hoy el equipo que mejor juega en Argentina. Con el ‘Pity’ Martínez, Nacho Fernández, Alario y Driussi, Gallardo ha construido un equipazo. Desde el equipo campeón del 2014 no se veía un River con una propuesta tan atractiva. Por el lado de Boca, si bien en el 2017 ha sido irregular, ha habido momentos en los que Guillermo ha logrado hacerlo jugar muy bien. Tiene una gran mitad de la cancha con Gago, Pablo Pérez y Barrios; y arriba brillan tres diablos: Pavón, Benedetto y Centurión. Más Fabra y Peruzzi en los bandas, este Boca es un equipo con una decidida vocación ofensiva.
El duelo en el banquillo será apasionante. Guillermo contra Gallardo, dos jugadores emblemáticos que ahora como entrenadores también se están convirtiendo en bandera de su club. Boca y River quieren construir proyectos a largo plazo alrededor de sus figuras.
Finalmente, pero no menos importante, otra vez hay colombianos protagonistas: Fabra y Barrios, que y han sido ovacionados por la Bombonera. Para nosotros tiene que ser una alegría verlos jugar a tan alto nivel con una camiseta de esta talla. Tenemos todos los ingredientes para pensar que veremos un Superclásico espectacular. Ojalá vuelva a ser el partido que alguna vez fue.
También le puede interesar: Radiografía del Boca puntero
Foto: sportcity.fr