El Bayern le falló a James

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James fue el mejor de un Bayern que se vio superado por la jerarquía copera del Madrid.

 

James el timón

 

Ya en la vuelta de la llave contra el Sevilla escribimos que James Rodríguez, en su nueva función de interior, es una sopresa para todos. Bueno, hoy lo volvió a hacer. Comprometido como el que más, incombustible como el que más, lúcido como el que más, fue el conductor y el capo del Bayern.

 

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Lo de Rodríguez fue un homenaje al compromiso táctico, al hambre y al despliegue. Heynckes pensó el partido con Ribery y Robben como aleros y con Javi Martínez y James de interiores, el primero como escudero y el segundo como primer pase. Cuando Robben se rompió, muchos habrán pensado que Alcántara iba a jugar de James y que James se iría más suelto. Pero no.

 

El 11 siguió de volante box-to-box, a pura ida y vuelta, empezando la jugada y replegándose feroz en defensa. Bajo esa órdenes puso el pase genial del primer gol de Kimmich y fue el mejor del Bayern de comienzo a fin. Hoy, aunque suene exagerado, su equipo le falló y estuvo, excepto Ribery, por debajo de su vara.

 

Ya no hay discusión: ahí es donde debe jugar en la Selección Colombia. Punto.

 

El Madrid sabe sufrir

 

Si el Madrid es el dueño de la Champions es porque a diferencia del resto de los grandes de Europa, el equipo de Zidane sabe sufrir.

 

Allianz Arena no fue la excepción. En el primer tiempo el Madrid logró aguantar la furia inicial de los bávaros, pero de a poco se fue desvaneciendo. El despliegue físico de los volantes del Bayern superó a Modric y Kroos y los de rojo comenzaron a llegar con mucha facilidad al arco de Keylor.

 

Un retroceso displicente y un error inadmisible de Keylor, que después salió figura, terminaron en el 1-0. Y el Bayern se creció. Pero cuando peor jugaba el Madrid, en un rebote que parecía intrascendente, Marcelo hizo un gol de otro partido. 1-1 y Zidane, tranquilito.

 

Para el segundo tiempo, y ante la superior del local, el Madrid le apostó al contragolpe. Zizou sacó a(l fantasma de) Isco y metió a Asensio, que tiene un lomazo, una velocidad y una técnica perfecta para comandar un contragolpe. Con él y Vásquez por las bandas, y Cristiano en punta, el plan fue resguardarse.

 

Y lo ganó, desde la cueva, en un contragolpe de Asensio tras un error individual de Rafinha.

 

Su equipo jugó peor que el rival, se salvó, pero al calvo nunca le sudan las manos.

 

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El Bayern le quedó mal al James.

El empate inesperado de Marcelo derrumbó al Bayern y lo dobló psicológicamente. Después de ese gol inesperado (¿injusto?), al Múnich se le acabó la imaginación, llegaron los errores no forzados y la intensidad y consistencia entró en declive. Solo James, energizado por el anhelo de pintarle la cara al Madrid, y Ribery, desafiando el paso del tiempo, con el fuego de su juventud, estuvieron a la altura de la intensidad y la gravedad del juego.

 

Alcántara fue intrascendente, Müller no brilló, Lewandowski pareció deprimido, Rafinha hizo un papelón en el primer gol y hasta a Hummels se le vio impreciso y errático. Fue extraño y triste ver a James arrastrar a sus compañeros, perdidos por la frustración, anestesiados por el hechizo copero del Madrid y despistados por el aguante de un equipo gigante que no tuvo problema en plantear un segundo tiempo de equipo chico.

 


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