Si usted no es un romántico de biblioteca o un abuelo quizás no sepa que Garrincha jugó en el Junior de Barranquilla. Acá la breve historia.
–¡Se lo juro, en Junior jugó un tipo mejor que Pelé!
Mi mejor amigo José, hincha a morir del Junior, intentaba convencerme de que Garrincha, la leyenda brasileña, bicampeón mundial y mejor amigo de O ‘Rey, había utilizado la camiseta rojiblanca en suelo barranquillero. Yo no le creí.
Usted sabrá que ser amigo de un hincha del Junior implica, sobre todas las cosas, reírse mucho. Quizás la noche de “la falsa estrella” opaca el sinfín de anécdotas en donde los hinchas tiburones han sido el hazmerreír del fútbol colombiano. (Ojo, en el folclor que es nuestro fútbol todos los equipos han pasado al paredón alguna vez, no se lo tome personal). Por eso, cuando escuché a José afirmar tales palabras, vi una oportunidad sin igual, para joderle la vida.
Pero, al empezar mi investigación en busca de un nuevo falso positivo que sumar a la larga lista de fichajes falsos en el Junior (entiéndase ‘Loco’ Abreú, Ronaldinho, o el más reciente de todos, Teo Gutiérrez), descubrí que, efectivamente, mi amigo tenía razón.
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La historia, como la mayoría de los relatos inscritos en el diario histórico del fútbol colombiano, es brutal y merece ser recordada.
Corría el año de 1968 y Mané Garrincha, superestrella consagrada, se encontraba sin equipo. El brasileño había tocado la gloria en el Mundial de Chile 62 al ganar la Copa desempeñando un rol, casi idéntico, al de Diego en el 86 con la albiceleste. Es decir, jugando él solo. Sin embargo, “La alegría del pueblo”, como se le conocía, había perdido el rumbo de la mano del alcohol, la soledad y el amor por una mujer. Elza Soares había llegado a la vida de Garrincha para no irse nunca más. Desde que la conoció, el fútbol, sus 7 hijos y su esposa dejaron de importarle, solo tenía ojos para ella. Por eso, cuando un directivo del Junior le ofreció la oportunidad de jugar en Barranquilla, él solo pensó en que Elza tenía programados un par de conciertos en ‘la Arenosa’. Garrincha atravesó medio continente, llegó a Colombia y se enfundó la camiseta del Junior, hipnotizado por la piel morena y el cabello crespo de Elza, su obsesión, su única razón para respirar.
Garrincha debutó en el fútbol colombiano enfrentando al Independiente Santa Fe de la “Maravilla” Gamboa. El partido acabó 2 – 3 con derrota para los Tiburones, pero aún así, los pocos privilegiados que atestiguaron aquella tarde, aseguran que lo de Mané era simplemente mágico. Incluso con sus 34 años y un estado de forma “no optimo”, lo que hacía pegado a la banda derecha era de ensueño.
Ese partido sería el primero y último de Garrincha en Colombia, pues pocos días más tarde, llegaría la noticia de que Elza no iba a presentarse finalmente en Barranquilla. Al enterarse, Garrincha terminó de tomarse el whisky en la piscina del hotel donde estaba, empacó sus maletas y se dirigió al aeropuerto sin despedirse de nadie. Solo pensaba en agarrar el primer avión que pudiese y emprender vuelo en busca de su amada. Al final, la misma mujer que nos brindó la oportunidad de contar con Mané en nuestras canchas, fue también la responsable de su abrupta partida.
–¡Se lo juro, en Junior jugó un tipo mejor que Pelé!
José tenía razón, Garrincha jugó en Junior. Ahora, decir que era mejor que Pelé… bueno, ese es otro cuento.
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