El Bayern sufrió más de la cuenta para ganarle al Dortmund en la Copa de Alemania. La buena noticia es que James encontró su puesto en el equipo.
James encontró su puesto en el Bayern
Heynckes ganó el triplete en 2013 y en ese Bayern imparable Müller jugaba detrás del nueve. Cuando el viejo zorro alemán reemplazó a Ancelotti todos temimos que James terminara relegado al banquillo. Pero las cosas se caen por su propio peso, contra el Dortmund, en el primer gran partido de la Copa de Alemania, contra el archienemigo Dortmund, el entrenador paró un 4-2-3-1 (4-1-4-1 cuando Vidal se suelta) con Müller por derecha y James por detrás de Lewandowski.
Ahí jugó un primer tiempo excelente. Fue un jugador de toda la cancha: peligroso en el área rival, solidario en el retroceso y socio de todos en la mitad.
En ataque, cuando su equipo avanzó todo junto alrededor del balón, James pudo recibir con el arco de frente para abrir la cancha con los extremos o filtrarle a Lewandowski. Por otro lado, cuando el equipo verticalizó por las bandas, él temporizó, leyó la jugada y llegó de atrás, solo, para rematar al borde del área. Además, como jugó levemente tirado a la derecha, arrastró marcas para que Vidal irrumpiera sorpresivamente desde atrás.
En la fase defensiva vimos a un James comprometido tácticamente, al jugador que necesita Colombia. Muy activo en la presión a Weigl y muy solidario para marcar los avances de Guerreiro, que en el primer tiempo jugó de interior. En repetidas ocasiones vimos al 11 recuperando en campo propio.
Su alto rendimiento explicó en gran medida que el Bayern aplastará al Dortmund en el primer tiempo.
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Dueño de la pelota quieta
Además de lo acertado de su posición, los octavos de final contra el Dortmund dejaron claro que la zurda de James es dueña absoluta de la pelota quieta del Bayern. En los tiros de esquina —desde ambos perfiles— y en los tiros libres de costado, todos saben quién es el encargado. No hay nadie más. Solo James Rodríguez.
Y la decisión se justifica. La rosca endiablada que le imprime al balón es un dolor de cabeza para el rival. El primer gol, justamente, nació de un cobro suyo soberbio. Rosca al segundo palo, cabezazo de Süle al travesaño y el rebote lo cazó Boateng.
Se le acabó la gasolina
Después de un primer tiempo de manual, el Bayern se quedó, le bajó a las revoluciones y entonces el Dortmund se creyó el cuento y salió a por el empate.
Si bien no fue el único del equipo que se cayó físicamente, James dejó de escalonar las subidas del Dortmund por izquierda y esto hizo que el equipo perdiera solidez defensiva. Para corregir Heynckes lo sacó al 75.
Lo lindo fue que el descuento, el 2-1 del Borussia, llegó cuando James ya no estaba en cancha. Falta trabajar en lo físico, pero parece que las cosas, por fin, se le están dando.
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EFE / El País