Recordamos a un loco que nos hizo felices. A un arquero sin pinta de arquero. A una estrella porno.
“Cuando llegas al club y vez a Seaman en la portería, te sientes aliviado y agradecido”, con esas palabras se sentó Wenger en el banquillo del Arsenal. Porque hablar de David era hablar de uno de los mejores arqueros de la historia de Inglaterra. Desde él no ha habido otro igual.
Un showman. Un tipo con una coleta de pony y un bigote ochentero que nos recordaba más a un actor porno que a un futbolista. No era espectacular, no volaba por los aires ni hacía atajadas de antología… pero la sacaba. Hay jugadores ‘troncos’ a los que nos referimos así porque son malos. A la mente se le podrán venir —justa o injustamente— los Arbeloas, Danilos, Mathieus y compañía. Pero este era otro tipo de tronco. Era un tronco talentoso.
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En 1990 llegó a Londres con el pan debajo del brazo. En su primera temporada en el Arsenal solo recibió 18 goles en 38 partidos y alzó el título de Premier League. Desde entonces nadie le quitó el puesto. Se volvió parte fundamental del equipo, era tan fijo como el arco mismo, o las gradas de Highbury, eran Seaman y 10 más.
Estuvo ahí durante 13 años. Tuvo altos y bajos, como todos. Momentos grandiosos y pifias monumentales. Logró conquistar tres Premiers, cuatro FA Cups, una Copa de la Liga, cuatro Community Shields y una Recopa de Europa. Con su estilo poco ortodoxo se hizo uno de los estandartes de la etapa más gloriosa del club.
Su momento cumbre llegó cuando menos los esperaba. Cuando las críticas por su pérdida de movilidad y constantes lesiones lo mataban desde todos los sectores de Highbury, otra vez, volvió a aparecer su mano salvadora. Fue en la semifinal de la FA Cup de 2003 que terminaría ganado el Arsenal. Los ‘Gunners’ se habían puesto 1-0 a diez del final. Y entonces… Córner para el Sheffield. Una escaramuza en el área terminó con un jugador del Sheffield en posición de gol. Seaman ya estaba jugado, iba en dirección contraria, a contrapié. Solo había que empujarla… En quizá una de las atajadas más extraordinarias de este siglo, David saltó hacía atrás, se retorció como un gato y como si fuera un resorte catapultó el balón lejos de la línea. Ese fue su último milagro, el más lindo de todos.
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Con la selección, la estrella porno también tuvo intervenciones memorables. Para bien y para mal. Su enorme Eurocopa del 96’ contrasta dramáticamente con el misil que Ronaldinho le clavó en el Mundial de Corea y Japón. El bueno de Seaman estaba adelantado y ‘Dinho’ aprovechó para colgarlo desde 40 metros. Ese gol lo fulminó. Lo retiró de la selección.
En 2004, un año después de cambiar el Arsenal por el todavía humilde Manchester City de segunda división, David dejó el fútbol. Se fue no sin antes ayudar a buscar a su digno sucesor. David James: un arquero de esos que son buenos pero malos. Su apodo ‘Calamity James’ le haría honor unos años después.
Y entonces se escabulló. Seaman dejó huérfano a Inglaterra. Dejó una herida gigantesca que después de un torbellino de arqueros mediocres aún sigue abierta. Los aficionados ingleses darían todo lo que tienen por volverlo a ver bajo los tres palos. Con su bigote porno y su coleta, con su uniforme sacado de un baúl de los 80’s y su estilo psicodélico. ¡Qué imagen inolvidable! Nada en su aspecto hacía pensar en un arquero. Pero ahí estaba él, meciéndose entre los palos como un tronco, uno de los buenos.
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