Pistola a la historia

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La Selección se presentaba en Quito en medio de un contexto extremadamente hostil. La inclemencia de la crítica no ayudaba en la visita a uno de los mejores locales de la eliminatoria. No era sencillo, hace 20 años Colombia no asaltaba el Atahualpa, pero el equipo apeló a un admirable espíritu competitivo. 

 

El antídoto contra el contexto y la estadística fue ser un equipo. Así de sencillo. La propuesta que preparó Pékerman fue ejecutada de manera notable por los jugadores. La Selección mostró un orgullo y un compromiso conmovedor. Así se juegue mal, nadie más que estos jugadores quieren ir a la tierra de Rasputin y Tolstoi.

 

Estas son las tres claves de la histórica victoria 0-2 de Colombia en Ecuador.

 

La telaraña de Pékerman

La trampa que el técnico de Colombia le preparó a Quinteros funcionó perfectamente. El equipo jugó con un 4-4-1-1 o un 4-1-4-1, dependiendo de la posición de Carlos Sánchez. La ‘Roca’, que hoy en día puede ser el jugador más importante del equipo, volvió a jugar un partido muy completo. Por momentos fue mediocentro jugando adelante de los centrales y por detrás de Abel y James. En otros jugó junto a Abel, Cuadrado y Cardona por los costados. James jugó libre y Borja en punta.

 

Pero la clave fue el compromiso en el repliegue de los cinco volantes. Cada uno guardando su posición, pero siempre hubo uno que le salió a comerle los pies al rival que tuviera el balón. Sin Bolaños y Noboa, más el excelente cierre de espacios del sistema defensivo colombiano, Ecuador no encontró líneas de pase, ni hombres libres para romper por dentro. En ningún momento el equipo de Quinteros tuvo el control del partido.

 

El sistema de ayudas y basculación entre los defensas y los cinco volantes fue una verdadera telaraña.

 

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Ser un equipo

La mejor noticia que dejó el partido es que Colombia volvió a ser un equipo. La conclusión puede sonar simple. Pero ser un equipo es una de las cosas más complicadas en este deporte.

 

La imagen en el minuto 82′, con James y Arias tendidos en el piso por calambres, es la gran foto del partido. Por supuesto que el equipo tuvo juego, y hubo decisiones muy acertadas del entrenador, pero el esfuerzo y el sacrificio del equipo fue admirable. A Cardona le tocó bailar con la más fea y lo dejó todo. Borja las corrió todas, desgastó a Mina y a Caicedo. Cuadrado fue ese jinete incansable que quema la banda del Juventus Stadium. James se vació, Arias estuvo impecable. Díaz no perdió un solo mano a mano.

 

Colombia defendió y atacó con once. Fue una roca. Corto para defender y rápido y decidido para atacar. Ninguno estuvo por debajo de los cinco puntos. Un Equipo con mayúsculas.

 

Rodear al mejor

Cuando James juega de extremo en el Real Madrid, y es un pez más en un cardumen de cracks, es muy probable que pase lo que ha venido pasando: que su influencia en el equipo sea muy poca.

 

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En Colombia, Pékerman en la rueda de prensa previa al partido con Bolivia nos mandó un mensaje muy importante: “estamos diseñando una estructura para que James juegue más cómodo”. Y así ha sido. Contra Bolivia no hubo espacios para conducir de frente al arco. Sin embargo, lo vimos aparecer por donde le viniera en gana.

 

El James que veremos de ahora en adelante será el crack que tiene la libertad que no tiene nadie más en el equipo. Rodeado de buenos jugadores y jugando detrás del punta, James vale su peso en oro. Acierta Don José al crear un ecosistema para y a la medida de James. En el primer gol apareció libre sin referencia de segunda línea. En el segundo hizo una diagonal de delantero y asistió. En otras jugadas dio circulación y cambios de frente. Estuvo en todas. El James anárquico nos viene muy bien.

 

Bienvenidos esos tres puntos. Rusia está más cerca.

 

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Foto: as.com


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