La historia de este señor debe ser referencia para Yerry Mina…
Si usted sigue al Barcelona desde antes de la llegada de Guardiola y la explosión de Messi, tal vez no se sorprenda con el nombre de Henrique Adriano Buss. Pero si usted es de los nuevones, entonces no debe tener ni idea.
Pues don Henrique fue un central diestro por el que se pagaron 10 millones de euros y que llegó al Barca en el 2008 al mismo tiempo que Pep, Piqué y Dani Alves. Tenía 21 años y, como Yerry Mina, él también vino del Palmeiras, virgen de fútbol europeo. Con este, sin embargo, fueron menos arriesgados y más inteligentes: optaron por cederlo, incluso antes de jugar su primer minuto.
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Estaban pensando a futuro, igual que Mina, entonces en vez de dejarlo frito en el banquillo lo mandaron al Bayer Leverkusen de la Bundesliga. Allí jugó 31 partidos, fue titularísimo y rindió a gran nivel. Un año después, con galones en la espalda, regresó a Can Barça. Hizo la pre-temporada con el equipo, jugó un par de partidos amistosos y no logró convencer a Guardiola. Dicen que el técnico no le perdonó sus errores en salida y cierta lentitud para decidir.
De ahí volvió a salir a préstamo al Racing de Santander, en donde estuvo dos temporadas. A su regreso, en verano de 2011, el Barca decidió que todavía no había espacio para él y lo mandó cedido de vuelta al Palmeiras.
En verano de 2012, luego de los cuatro años que duraba su contrato con el Barcelona, el Palmeiras pagó cero pesos y se hizo con él. Quizá uno de los peores negocios de la historia del Barça. Cuatro años y 0 partidos oficiales. Y esos números para un central que rindió con alto vuelo en todos los equipos a los que fue, un central que fue convocado por Felipao para el Mundial de 2014 —le ganó el puesto a Miranda, cuando este la rompía en el Atlético—.
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Lo de Henrique, que luego de su paso por Palmeiras fue figura del grandioso Napoli de Maurizio Zarri, nos da entender que ser central del Barça es una cosa jodida. Es sin duda un caso referencia para analizar la situación de Yerry Mina.
Justa o injustamente, quién sabe, Yerry no convenció a su entrenador. Eso, en todo caso, no quiere decir que no sea un pedazo de central, con potencial para marcar diferencia en muchos otros equipos élite de Europa. Por eso hay que rezar para que su cesión, que parece inminente, se consume. De lo contrario, sería una tragedia verlo por empolvarse, por otro año más, en el banquillo más difícil del mundo.
Hay vida después del Barça…
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Foto:
Colombia.com (Mina)
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