Nacional resucitó en Copa

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Después de tres partidos pálidos en Copa, Nacional volvió a sonreír y le ganó 4-1 a Estudiantes. Cortico y al pie, le contamos cuáles fueron las claves de la resurrección del equipo de Rueda:  

 

La media distancia desatascó el partido

Contra Estudiantes, Nacional pudo hacer lo que no pudo contra Botafogo. Los argentinos, al igual que los brasileros, se atrincheraron en el Atanasio; pararon un 4-1-4-1 retraído cuya intención fue herir con transiciones rápidas. La diferencia fue que esta vez, cuando el partido exigía un gol, Nacional sí supo hacerlo.

 

Cuando Estudiantes más cómodo se comenzaba a sentir y Nacional –cada vez más nervioso– no encontraba la manera de hacer daño, apareció Mateus con un golazo de media distancia. A partir de ahí, Nacional se aplomó encontró tranquilidad y pudo jugar “su” partido.

 

De haber hecho un gol así contra Botafogo, la actualidad copera de Nacional sería una muy distinta.

 

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La diferencia se llama Mateus Uribe

Volvió Mateus y volvió la alegría al Atanasio. El partido del volante de marca fue magistral. Su presencia en la mitad de la cancha hace que Nacional sea otro equipo. Con él el volumen ofensivo aumentó, Macnelly encontró un socio y, lo más importante, Nacional volvió a ser un equipo impredecible y picante gracias a sus llegadas desde atrás.

 

Rueda acompañó a Uribe con Diego Arias, un volante de equilibrio que le permitió al primero soltarse siempre. Su presencia en el mediocampo le dio salida limpia al equipo y, con él jugando por detrás de Macnelly, Nacional fue versátil: tuvo media distancia, volvió a encontrar a sus extremos y también fue peligroso por adentro –especialmente con las cabalgatas del mismo Mateus–.

 

Su momento es sensacional. Con él, Nacional todavía cree en milagros.

 

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Dayro Moreno: en el área sí

Otra vez, como contra el Once Caldas, Dayro demostró que su hábitat es el área. Rueda lo volvió tirar por la mitad y el delantero respondió. Si bien su participación no fue constante y sus apariciones fueron a cuentagotas, cada vez que le llegó el balón fue determinante. Él y Mateus ganaron el partido.

 

En el segundo gol recibió en el área, controló, se perfiló y la acomodó: todo lo que tiene que hacer un delantero de área; en el tercero tiró una diagonal de adentro hacia afuera, recibió y habilitó a Ibargüen; y en el cuarto, recibió por la mitad, pivoteó magistralmente y dejó solito a Uribe en el área.

 

A Dayro, a este Dayro viejo que ya no tiene 20 años, déjenlo en el área. Ahí es donde vale lo que vale. Para jugar por raya hay otros más jóvenes e ilusionados como Rodín Quiñones, que también la rompió.

 

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Foto:

as.com


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