El estado de salud de las favoritas

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En Hablaelbalón, después de mucho discutir, escogimos a las cuatro selecciones suramericanas que, para nosotros,  van a obtener las plazas directas a Rusia 2018. Es verdad que la eliminatoria es un auténtico  trancón y especular nos puede hacer quedar mal, pero estamos para arriesgar. Abajo, la radiografía de los equipos que -sufriendo sangre- van a viajar en primera clase al país de Putin. 

 

Brasil: la resurrección

Brasil es otra vez líder y repentinamente ha despejado todas las dudas sobre su participación en Rusia. Con Tite ha hecho 12 de 12 puntos posibles, ha marcado 12 goles y ha recibido uno. ¿Cuáles son las razones de su éxito? Vamos por líneas.

 

En defensa Tite se dejó de cuentos, en un baño de sentido común volvió a llamar a Marcelo y fijó la mejor defensa posible: Miranda y Marquinhos de centrales, Marcelo por izquierda y Alves por derecha; sencillo y sin inventar. La inclusión de Marcelo le pagó desde el primer partido, y dos de los tres goles contra Ecuador nacieron por su banda (el segundo gol es asistencia suya). Además, su tándem con Neymar divierte y asusta.

 

Tite se dejó de cuentos, en un baño de sentido común volvió a llamar a Marcelo y fijó la mejor defensa posible

 

En la mitad, hizo a Casemiro el perro de caza y lo secundó con Renato Augusto y Paulinho de interiores mixtos. En las bandas, con libertad pero con marca, ha apostado por Willian y Neymar. Los primeros tres brindan el equilibrio necesario para soltar a los segundos: son los obreros que hacen posible el despliegue de los magos. Pero a diferencia de Dunga, les da una libertad ofensiva que estos aprovechan –sobre todo Renato Augusto– con sapiencia. Brasil ha vuelto a robarse la posesión: 56 % contra Ecuador, 67% contra Colombia y 64% contra Bolivia; su juego se teje desde la pelota, como tenía que ser.

 

(Lectura obligada: Dani Alves: Magia para las bandas de la Juve)

 

Y en punta, cerrando el planteamiento, Tite tuvo su decisión más feliz: no darle largas a la titularidad de Gabriel Jesús. La joya del Manchester City encarna el número nueve feroz, impredecible y goleador digno de la raza brasilera: ¿El resultado? cuatro partidos cuatro goles: de eso se trata ser seleccionador.

 

Brasil no había encontrado su número 9 y Tite no le dio largas a la titularidad indiscutible de este crack:

 

Además, en partidos de menor envergadura (Venezuela y Bolivia), Tite se ha mostrado plástico y ha cambiado su 4-1-4-1 por un feroz 4-3-3 . Entendió que ver a Coutinho de suplente hace doler el estómago y, desde que el del Liverpool resolvió el partido contra Colombia, ha sido titular. Neymar, Coutinho y Gabriel Jesus hacen recordar que Brasil, en su nombre, lleva la letra s, de Scratch.

 

Uruguay: confianza plena en una idea

Uruguay va a estar en Rusia. Va a estar porque colectivamente es mejor que todos sus competidores, porque ninguna otra selección en Suramérica tiene una identidad tan claramente definida como Uruguay. Y esto, en unas eliminatorias con fechas tan esporádicas, en las que el rendimiento de los jugadores difícilmente se mantiene constante, vale oro.

 

En estas eliminatorias, entonces, la propuesta ha sido la misma que hace diez años: un equipo vertical, reacio a la elaboración, que primero se defiende y después sí ofende. El 4-4-2 de Tábarez ya no tiene ningún misterio. Escasas veces nos ha sorprendido el ‘Maestro’ con un guión alterno.

 

Te puede o no gustar a lo que juega Uruguay, pero, al menos, sabes a lo que juega

 

Para defender, dos líneas de cuatro juntas sustentadas en la jerarquía de sus defensas y en el compromiso defensivo de sus volantes, especialmente de sus extremos. ‘Cebolla’ Rodríguez y Carlos Sánchez, a pesar de ser jugadores de vocación ofensiva, cuando se ponen la ‘Celeste’, se comprometen con la idea. Igual que a los laterales, a los extremos se les exige primero defender y después –si la circunstancias así lo permiten– atacar. Por adentro y por afuera, Uruguay es infranqueable. Los número hablan por sí solos:  es la selección menos goleada y todavía no sabe lo que es recibir un gol en el centenario de Montevideo.

 

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Para atacar, cero elaboración y pura verticalidad. La apuesta es por la pelota quieta –9 de sus 21 goles han llegado así– y por el pelotazo a sus delanteros, a Cavani y Suárez, que son dos de los mejores (y más pícaros) del mundo. La variantes no son muchas, pero el equipo las domina a la perfección. Contra Colombia así quedó de manifiesto. Primero ‘Cebolla’ de cabeza y después, Suárez, tras un bochazo de Godín, aprovechó un error de Murillo y arañó el punto en Barranquilla.

 

Así, sin preocupaciones estéticas, Uruguay va propulsada a Rusia…

 

No exageramos, Luis Suárez tiene media y hace un gol:

 

Colombia: un equipo en construcción

La segunda etapa de Pékerman al frente de Colombia ha sido difícil. La Copa América 2015 de Chile fue un punto de ruptura con el proceso anterior. El argentino abandonó la idea de convocar exclusivamente a jugadores de Europa y miró al fútbol colombiano –especialmente Atlético Nacional– y al suramericano.

 

Consolidar el equipo ha sido difícil por varias razones: altibajos en el rendimiento de algunos, lesiones y suspensiones. La mejor prueba de aquello es que recitar el once de Brasil 2014 era sencillo y ahora es imposible. Hoy tan sólo hay cinco jugadores titulares: Ospina, Díaz, Sánchez, James, Cuadrado y Bacca.

 

…recitar el once de Brasil 2014 era sencillo y ahora es imposible

 

Colombia está parcialmente clasificada. Tiene 17 puntos, pero la mitad de ellos los ha conseguido del minuto 85′ en adelante, sobre la hora. Su rendimiento ha sido una montaña rusa y los problemas empiezan por la salida de balón. Díaz y Arias son laterales con recursos limitados en el uno a uno y sin mayor ductilidad para salir desde atrás. Óscar Murillo es un central que por arriba y en el uno a uno es implacable –olvidemos el error contra Suárez–, pero al que le quema la pelota. Siempre opta por el pelotazo y es incapaz de superar la presión con pases filtrados. El equipo no logra superar la presión de los rivales.

 

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Si James no está, la elaboración y las ideas no aparecen. Pékerman apostó por Macnelly para ser ese jugador que tenía que ser preciso y fino en el último pase. Superar la muralla uruguaya requería de inteligencia en tres cuartos, pero Macnelly falló, no apareció, nunca encontró a sus compañeros en posiciones de gol.

 

¿Cuándo volveremos a ver jugadas así en Colombia ?

 

Y arriba, Bacca recibe muchas críticas, pero no le llegan balones en buenas condiciones. Se muestra y pelea todo el partido, pero en estos dos último partidos no lo habilitaron una sola vez.

 

Argentina: un barco sin ruta ni tripulación

El proyecto Bauza ha arrancado con números y rendimiento alarmantes. Parcialmente está fuera de los cuatro y no logra parecerse a un equipo cuando Messi no está en cancha.

 

Argentina parece ser un equipo dirigido por cualquier entrenador menos por Bauza. El sello de su Liga de Quito y de su San Lorenzo campeones de América no se ve por ningún lado. La descompensación táctica de su equipo es evidente. Y sorprende que durante el partido tome decisiones que exaltan el desequilibrio.

 

Bauza empezó ganando contra Uruguay en un partido donde Messi fue sencillamente un genio. Pero contra Venezuela, Peru y Paraguay –ninguno está dentro de los primeros cuatro– su propuesta ha sido un laberinto de errores. Empecemos de atrás hacia delante.

 

(Lea también: Argentina: 40 años de inestabilidad)

 

En su primera gran decisión intentó diferenciarse de Martino y apostó por una propuesta con laterales más largos –Mas y Zabaleta–, pero después, igual que su antecesor, terminó jugando con cuatro centrales en la defensa: Rojo, Mercado, Demichelis y Musacchio. Argentina sigue teniendo serios problemas para desequilibrar por las bandas y jugando con cuatro centrales los seguirá teniendo.

 

Argentina parece ser un equipo dirigido por cualquier entrenador menos por Bauza.

 

En la mitad de la cancha viene el roto mayor. Contra Perú jugaron dos jugadores calcados, Mascherano y Kranevitter. Ninguno de los dos de corte creativo. En Lima, entonces, las ideas brillaron por su ausencia. Cuando entró Banega, a falta de quince minutos, la cosa mejoró.

 

Esta vez, contra Paraguay, puso a Banega junto a Mascherano, pero jugó con cuatro atacantes y terminó, descompensado, con cinco. Di María, Agüero y Gaitán ayudaron poco en defensa y los mediocentros sufrieron la superioridad numérica de Paraguay durante todo el partido.

 

Y arriba no hay propuesta novedosas. Higuaín, Agüero, Di María, pertenecen a la super-élite del fútbol, pero hace rato no engranan en el seleccionado. Toman decisiones equivocadas, no pesan en los partidos y se están convirtiendo en un lastre por el peso de sus apellidos. Bauza tiene que tomar correctivos tácticos y anímicos.

 

Aguero, uno de las estrellas a las que la camisa de la selección les pesa en el alma:

Foto:

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