Argentina sufre, pero vuelve al Mundial: las claves contra Chile

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Sin brillar, pero con toda la carne en el asador, Argentina ganó un partido bisagra contra un Chile más bien pálido. Messi duerme estando adentro del Mundial. 1-0. 

 

Desiquilibrio… ¿y qué?

El Patón Bauza, como todos, sabía que Chile no iba a cambiar su propuesta. Que con Fuenzalida y Alexis, en tandem con Isla y Beausejour, iba a explotar las bandas. Sabía, pues, que no guardarse nada: Di María, Messi, Agüero, Higuaín, inevitablemente, permitiría espacios.

 

No le importó, fue al frente, la parrilla tuvo todas las carnes. Entendió que con sus nombres, siempre, el problema debe ser del rival. Aunque Argentina es así vulnerable, aunque las transiciones de ataque -defensa le cuestan un tiempo más y cada error en gestación es un puñal, el objetivo se cumplió: Messi anárquico, Higuaín alternando con Agüero, Di María a veces haciendo la primera línea de tres y a veces de extremo hicieron que el gran problema fuera para Chile.

 

 

Mascherano

La figura de Mascherano hoy fue, simplemente, imperial. Con su equipo en pulsión ultraofensiva, con sus grandes genios libres para crear, o él y Biglia organizaban el bar o todo se salía de madre. Mascherano no solo fue el gran temporizador, el gran eje de equilibrio, sino que fue pura precisión.

 

Con Chile multiplicándose para referenciar a los demonios, ‘Masche’ fue el puente que tanto reclamaban. Filtró el balón del penalti, puso el tempo, organizó. Con un motor así respaldándolos, Argentina se hace infernal.

 

Chile necesita de un cerebro.

Nadie duda de la valentía y el coraje de Chile. De su vértigo temible. De sus bandas eléctricas. Pero el fútbol necesita de cerebros. Sin Marcelo Díaz, ‘La Roja’ padeció la pausa, el tempo, la precisión en el último cuarto…Hasta que entró Valdivia.

 

Porque además de ser un jugador único, ‘El Mago’ le trae a Chile ese equilibrio mortal de vértigo e idea, de velocidad y precisión. Si yo fuera Pizzi no prescindiría, nunca, de un jugador como Valdivia. 20 minutos le bastaron para contagiarlos a todos y permitirle al equipo su mejor cara. (Si no es Valdivia, Matías Fernández está siendo feliz en el Milán).

 

Pd: Alexis Sánchez se sienta en la misma mesa que Messi y que Neymar. Punto.


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