Para esto vive el futbolero. Son estos partidos los que le dan la certeza de haber elegido el modo de vida correcto. No hay otro partido como el Brasil-Argentina. Las camisetas de la ‘Albiceleste’ y la ‘Canarinha’, juntas, pesan más que todo el concreto del Bernabéu y Wembley juntos.
Estos dos han escrito varios tomos de la enciclopedia del fútbol. Por alguna razón, fue en estos pueblos en los que más hondo caló la pelota. Juntos, son la más grande cuna de talentos y leyendas del fútbol. De las las playas brasileras y del potrero rioplatense salieron Maradonas, Pelés, Kempes, Garrinchas, Di Stéfanos, Zicos y, de ahí para adelante…
Todos ellos, y otro puñado de fenómenos, han jugado el clásico de clásicos. Un partido con 102 años de historia. El primero se jugó el 20 de septiembre de 1914 en Palermo y fue victoria 0-3 para Brasil. Desde entonces hubo 102 partidos oficiales; 39 victorias para Brasil, 37 para Argentina y 26 empates. Ninguno puede sacar pecho. Ha sido un duelo de leones en un ascensor.
El fútbol de clubes y selecciones tiene grandísimas rivalidades. El Alemania-Italia ha ofrecido partidos memorables. El histórico Alemania-Inglaterra siempre llena los bares. O el clásico del Río de la Plata. O el Francia-España, que saca las peores mezquindades de la prensa. Hay muchos, pero ninguno, por más que lo intente, tiene tanta electricidad como el Brasil-Argentina. Este partido es un terremoto desde el Amazonas hasta la Patagonia. Para los entrenadores, es preferible ir colero que perderlo. Para los jugadores, ganarlo es como levantar un título.
Yo los veía llorar y para mí era una satisfacción tan grande. Una felicidad verlos llorar y que se fueran del mundial. La verdad es que esas sensaciones no me las olvido más
Óscar Ruggieri, tras eliminar a Brasil en el 90
Argentina ganó 1-0 y eliminó a Brasil del Mundial del 90′: Golazo de Caniggia a pase del Diego:
Por eso, en Brasil 2014 cientos de miles de argentinos cruzaron la frontera cantando el “Brasil, decime que se siente“, en busca de un asalto histórico. Y les pegó en el palo. La imagen de Messi alzando la Copa en el Maracaná, cuatro días después del 7-1, era un guión que ni Cortázar hubiera escrito.
“Maradona es más grande que Pelé” y viceversa
Las grandísimas selecciones que Brasil tuvo en los 60´s y 70´s, los tres mundiales ganados y la indiscutible figura de Pelé, situaban a Brasil muy por encima de Argentina en el mapa del fútbol mundial. Pero ocho años después, Argentina ganó su primera copa del mundo con Kempes y Menotti. Y en el 86′ llegó la segunda. La actuación de Maradona en México (y también en Italia con el Napoli) le dio autoridad moral a Argentina para reclamar el trono en nombre de Maradona. El ‘Pelusa’ se ganó el derecho de mirar a los ojos a Pelé. Desde entonces -y a pesar de la irrupción de otro zurdo argentino- el debate ha sido interminable y explosivo. Cada país, desde la cancha y el periodismo, con sus cartas, sus razones y pasiones, se jacta de tener al más grande de todos los tiempos.
“Maradona es más grande que Pelé”: Así cantaban los argentinos en las calles de Río
La rivalidad entre estos dos mitos desbordó lo futbolístico y se mezclo con lo político y lo comercial. Pelé siempre fue el hijo mimado de la FIFA. Siempre fue el primero en los palcos VIP, eventos y entrega de premios; recorrió el planeta cogido de la mano de Havelange y de Blatter. Del otro lado, el excéntrico y rebelde fue sancionado por la FIFA en USA 1994. El Diego fue un insurgente en la cancha y fuera de ella. Reclamó siempre que el negocio del fútbol era de los futbolistas, peleó toda su vida contra los dirigentes y por los derechos de los jugadores. Acusó a Pelé de regalado.
Tan grandes y tan diferentes, como jugadores, como personas y como leyendas, fueron la mayor dinamita de esta disputa eterna.
El clásico #103
El partido que se jugará este jueves en el estadio Mineirao en Belo Horizonte tiene muchos ingredientes que lo hacen fascinante. Mientras Argentina por juego y resultados viene en caída libre, Brasil viene mostrando su mejor versión desde hace años.
La ‘Canarinha’ nunca ha perdido por eliminatorias de local y recibe a una Argentina confundida y angustiada; está sexta en la tabla, parcialmente eliminada, y esperando a que el proyecto Bauza por fin despegue. Una derrota sería un golpe durísimo y los brasileros estarían encantados de darlo. Neymar, Gabriel Jesús y William han construido un tridente dinámico y contundente, tenebroso en el uno contra uno. Emmanuel Mas y Zabaleta tendrán que hacer un partido redondo.
Una derrota (argentina) sería un golpe durísimo. Y los brasileros estarían encantados de darlo.
Aunque la historia y la tabla de posiciones asfixien, Argentina recupera al mejor de todos. Al as de diamantes. Jugar con Messi es casi que jugar con doce. El impulso anímico y futbolístico de tenerlo en la cancha serán factores claves. No solo por la inyección de confianza que supone tenerlo al lado, sino porque condiciona la propuesta del rival.
Messi intentará darle a Argentina su primer triunfo en Brasil. Pero Neymar querrá darle una puñalada en el corazón a su amigo. Será un duelo hermoso, imperdible. El planeta fútbol se reunirá -como lo hace pocas veces al año- a verlo. Estamos ansiosos, que ruede la bola y que viva el clásico de las Américas.
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